Por Pablo Arahuete
La estética del animé japonés viene pisando fuerte en Occidente desde los últimos años y gana cada vez más adeptos en Hollywood. El nombre de Hayao Miyazaki resulta aún hoy para muchos neófitos en la materia (como quien escribe) desconocido. Sin embargo, a partir de su aparición en la edición Nº 52 del Festival de Berlín, donde se alzó con el Oso de Oro por su film El viaje de Chihiro, y de su inesperado triunfo en la última entrega de los premios Oscars, comenzó a escucharse con mayor asiduidad en el ámbito de la crítica.
El aporte de Miyazaki a la industria del dibujo animado en Japón es inconmensurable y la noticia de su sorpresivo retiro de la actividad en 1997 puso en jaque el futuro de los Estudios Ghibli, empresa pionera en el animé. Afortunadamente, la decisión de Miyazaki obedecía simplemente a una crisis emocional, causada por la infatigable labor como director, escritor, productor, diseñador y dibujante, que abarca 39 años de carrera. En esa extensa trayectoria, su cine exploró diferentes registros, desde lo épico a lo satírico, pasando por los géneros con temáticas vinculadas a las grandes pasiones humanas, mitos, leyendas niponas y fantasías.
Poseedor de una imaginación asombrosa y un acabado conocimiento de las posibilidades del cine, Miyazaki huye de los caminos fáciles e intenta realizar films dirigidos a los niños pero también apunta a la sensibilidad del público adulto. Define sus trabajos como una válvula de escape hacia los terrenos puros de la fantasía para los más grandes. Deberíamos agregar que los mundos fantásticos de Miyazaki no son precisamente diáfanos y hermosos como los de los cuentos de hadas, sino crueles y hostiles como en la vida real. Así se presenta El viaje de Chihiro ante nuestros ojos y es conveniente aclarar, desde este instante, que no se trata de una película fácil para la platea infantil, y que seguramente despierte en los chicos un sinfín de porqués que el adulto “responsable” deberá responder con ingenio.
Chihiro es una niña de 10 años que se muda junto a sus padres a un nuevo lugar. Lejos de sus amigos y su barrio, su descontento se hace manifiesto durante el trayecto en auto hacia su nueva casa. El vehículo se interna en los bosques y la familia decide bajar. Una cueva en el medio del camino comunica con un lugar desconocido sin gente. Chihiro ve con asombro el extraño pueblo mientras sus padres devoran los platos servidos en un restaurante vacío. De repente, la familia se transforma en dos cerdos y el pueblo en un escenario fantástico, cuyo centro de interés es una Casa de Baños al mando de la hechicera Yu-baba. Chihiro no es bienvenida por los estrafalarios personajes de esa tierra.
Su permanencia allí, para no correr la misma suerte que sus padres, castigados por la hechicera por invadir un recinto de dioses y espíritus, está condicionada a los deseos de Yu-baba. Así conoce a Haku, un muchachito que se muestra menos hostil que el resto y decide ayudarla. Haku enseña a Chihiro las reglas y leyes del nuevo mundo regido por la tiranía de la anciana. La niña tendrá que rogarle a la bruja que le permita trabajar como todos allí en la Casa de Baños, lugar donde Dioses y espíritus van a purificarse. Haku le advierte sobre su contrato de trabajo: una vez contratada dejará de llamarse Chihiro y pasará a ser Sen. Su nueva vida la sumerge en un complejo camino de conocimiento, dolor y espiritualidad donde tomará contacto con figuras míticas y personajes de todo tipo, con el objetivo de poder liberar a sus padres del hechizo de la anciana Yu-baba.
De las múltiples lecturas que pueden hacerse de esta obra maestra de Miyazaki, el viaje iniciático de la heroína aparece con un fuerte sentido espiritual, porque en el film los dioses asisten a la tierra de Yu-baba para despojarse de las impurezas del mundo terrenal y Chihiro aprende a servirlos. Por otro lado, el tránsito de la inocente vida como niña al complejo mundo de responsabilidades, inseguridades y nuevos desafíos es otro camino explorado en el relato. Miyazaki construye con admirable paciencia una obra colmada de simbolismos sobre la adquisición de los valores y el desvío de las pasiones humanas, despojada de didactismo, pero de profundo compromiso con la historia.
El viaje de Chihiro está en las antípodas del Disney más oscuro, como el de El Rey León, y no necesita manipular al espectador con momentos tristes y canciones pegadizas, porque desde el inicio el conflicto está sobre la mesa y el dramatismo se desliza con naturalidad. Miyazaki reaviva la llama de la imaginación, conmueve con su relato de enorme belleza visual y reabre el debate sobre si el dibujo animado aún debe ser considerado un género menor. Chihiro es una fábula moral maravillosa, cincelada con el mismo rigor y perfección que un monumento, el de la fantasía.
Titulo: El Viaje de Chihiro.
Titulo Original: Sen to Chihiro no kamikakushi tcc Spirited Away.
Director: Hayao Miyazaki.
Voces: Daveigh Chase, Rumi Hîragi, Sidonie von Krosigk, Miyu Irino y Jason Marsden.
Clasificación: ATP.
Género: Animación, Infantil
Duración: 125 minutos.
Origen: Estados Unidos, Japón
Año Realización: 2001
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha Estreno: 17/07/2003.
Fecha de reestreno: 23/03/2023.
Puntaje: 9 (nueve)