Por Juan Alfonso Samaja
Un naufragio y el azar llevan al gato Vincent y al ratón Maurice al museo Hermitage de San Petersburgo. Allí, Vincent conoce a un grupo de gatos que protege las obras de arte de los roedores. Él quiere ser uno de ellos, pero la amistad con Maurice resulta un obstáculo que deberán sortear. En esa peripecia de ocultar su relación de amistad, terminan revelando las intenciones criminales del líder de los gatos, quien pretende inculpar a Maurice.
Crítica
El relato comienza narrando el naufragio de Vincent, un gato que se ha criado en un islote abandonado donde han quedado algunas huellas del pasado humano en ese terreno. Su contrincante es un cachorro de bulldog, atolondrado y travieso. En ese islote todo es rutina; todos los días el perro intenta capturar a Vincent, trepa hacia la casa, e intenta asaltarlo, pero Vincent sale siempre ileso, mientras que el perrito termina cayendo irremediablemente al agua. Todos los días sucede la misma secuencia, hasta que un día sucede un accidente que produce el hundimiento de una parte del islote; el perro queda atrapado en un barco, y Vincent consigue guarecerse adentro de un antiguo piano de madera que ha quedado a la deriva.
Dentro del instrumento Vincent descubre a un ratón llamado Maurice, con quien entabla una amistad. Vincent nunca ha conocido ratones, por lo cual es inocente respecto de la tradicional enemistad entre gatos y ratones, y Maurice aprovecha ese desconocimiento para ocultarle que los gatos se comen a los ratones. Unos marineros rescatan el mueble para llevarlo al museo, y a ese nuevo escenario se trasladan estos personajes.
Esta primera parte del film funciona relativamente bien, y es tan diferente en comparación al resto de la trama, que uno está tentado de presuponer que el concepto del film tuvo que surgir de un cortometraje inicialmente ambientado en esa isla, a la cual se le pretende adosar el contexto del museo como un escenario sobre estimulante para la escenificación paroxística de las peripecias dramáticas que el relato propone. Sin embargo, esta trama y sus personajes asociados presentan grandes deficiencias narrativas, operando todo el conjunto como un océano donde la pequeña balsa de amistad que han formado Vincent y Maurice naufraga irremediablemente.
Uno de los inconvenientes que presenta el relato es el del salto de proporción -injustificado dramáticamente- entre el contexto inicial y el contexto posterior. El pasaje de un espacio mínimo y aislado a un gran palacio artístico está narrativamente desaprovechado; no hay prácticamente resignificación de los personajes (cómicas ni de ningún tipo) que justifique semejante desplazamiento. Generalmente, cuando una comedia tematiza un cambio de contexto tan notable, es para puntualizar que las características que los personajes manifiestan en el contexto 1, resultarán irremediablemente inadecuadas en el contexto 2, debido a que los personajes no terminan de aclimatarse a dicho contexto. Pero no ocurre tal cosa en este relato. Cuando una película tematiza un desplazamiento tan destacado, y no saca provecho cómico de ello, es esperable entonces que dicha articulación se justifique dramáticamente en un marco narrativo de tipo serio: por ejemplo, el desenvolvimiento en el segundo contexto podría haber tenido el objetivo de resignificar al primero, donde se revelara algún misterio que hubiese quedado sin resolución (Por ejemplo, podría servir el segundo contexto para reencontrarse con algún progenitor del cual se hubiese separado al nacer). Pero esto tampoco ocurre. Y, por lo tanto, no terminamos de entender ni porqué el relato comienza donde lo hace, ni porqué motivo se dirige a dónde a se dirige. Todo resulta gratuito y sin conexión.
La escena inicial de la isla pareciera entonces, tener como función exclusiva la de introducir a los personajes, sin embargo, el relato tampoco cumple con este objetivo con gran efectividad, pues Maurice (coprotagonista de la historia), es presentado bastante después (cuando el piano ha caído al agua), presentándose en cambio a la dupla cómica de Vincent y el bulldog, relación que luego no tendrá un tratamiento que amerite esta focalización inicial.
Otro inconveniente de este relato es la previsibilidad que manifiesta la intriga y el escaso interés que despiertan los nuevos personajes que aparecen. Respecto de la primera cuestión, desde el momento en que Vincent y Maurice llegan al museo ya es posible anticipar que uno de los integrantes de la banda de guardianes del museo será el que esté detrás de los atentados contra los cuadros, así como es fácil anticipar que se lo va a querer inculpar a Maurice de tales delitos.
En cuanto al tema de los personajes, los gatos carecen de una personalidad clara y diferencial, e incluso están muy desdibujados los objetivos que los mueven. El único personaje interesante, en este sentido, es el gato fantasma, el único que manifiesta un objetivo claro en todo el film (encontrar la pintura de la cual se ha escapado). Sin embargo, en el desenlace, al encontrar su ámbito de pertenencia, el relato toma la decisión inexplicable de hacerlo salir nuevamente a explorar, con el argumento de que quiere conocer el mundo.
Título: Guardianes del museo.
Título original: Koty Ermitazha aka Cats in the Museum
Dirección: Vasiliy Rovenskiy.
Voces originales: Roman Kurtsyn, Diomind Vinogradow, Polina Gagarina, Pavel Priluchnyy, Anton Eldarov, Aleksandr Gravrilin.
Género: Animación, Aventura, Comedia.
Calificación: Apta todo público.
Duración: 83 minutos.
Origen: Rusia.
Año de realización: 2023.
Distribuidora: Imagem Films.
Fecha de estreno: 07/09/2023.
Puntaje: 3 (tres)