Por Mónica Grau Setó, corresponsal en España
Eduardo Crespo es director de cine, de fotografía y productor argentino, también es el director artístico del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos, su provincia de nacimiento. En su filmografía como director de documentales destacan títulos como Tan cerca como pueda (2012), Crespo (La continuidad de la memoria) (2016), Nosotros nunca moriremos (2020) y La gruta del viento (2022).
Nos presenta el documental Las Delicias, su cuarta película, que ha sido seleccionado en varios festivales internacionales como el FIDBA de Buenos Aires, el Festival de Guadalajara, Festival de Biarritz en Francia, el Frames of Representation en Londres o el IDFA en Ámsterdam, uno de los festivales más grandes del mundo dedicados a los documentales. Una muestra de cine de realidad y cine documental que se centra en observar y apenas interactuar, con un equipo de grabación pequeño y tratando situaciones sociales reales.
Las Delicias es el nombre de un internado público agrotécnico en el que viven y estudian alrededor de cien estudiantes de secundaria. Las escuelas agrotécnicas las construyeron alrededor del 1900, y al estar situadas en el campo, muchas familias no tenían medios para recogerlos a diario y por este motivo los estudiantes se quedaban a comer y pernoctar en el propio colegio, pero no sólo venían alumnos de zona rural sino también de la ciudad, chicos que por conductas no encajaban en colegios más clásicos en su forma de enseñanza, ya que las escuelas agrotécnicas ofrecían un ambiente rodeado de naturaleza que podía beneficiarles.
El centro está situado en Aldea Gobernador Etchevehere, en la provincia de Entre Ríos, donde nació el director. Como anécdota, el mismo recuerda que de pequeño sus padres le decían que si se portaba mal iría a vivir internado en esa escuela rural, ya que en esa época tenía fama de ser un sitio muy duro y severo para los chicos.
La primera idea de Crespo era realizar una serie de entrevistas a los alumnos, pero al final decidió rodar cámara en mano el día a día, como un simple espectador que comparte espacio y tiempo con los verdaderos protagonistas. El mismo redescubrió el centro, que en nada se asemejaba a la idea preconcebida de estar encerrados sino en un gran equipo humano, formado por profesores, personal de enfermería, cocina, limpieza…, que ayudan y apoyan a los chicos, para que estos no se sientan solos y confíen en adultos que los protegen y cuidan.
El propio director reconoce que al principio no fue fácil, todos los chicos conocían las redes sociales y con la emoción de ver una cámara, miraban al objetivo, pero con el transcurso de los días se fueron acostumbrando al director y al equipo, y esto dio fluidez al rodaje, ya no miraban a la cámara y hacían sus vidas cotidianas. El rodaje finalmente duró dos años, entre los que grabó diferentes grupos de chicos y eso condujo a muchas horas de material, que después en edición y montaje debía seleccionar y eliminar muchas escenas, buscando los pequeños gestos que suceden en la película, y esto funcionó gracias al buen equipo que hace con Lorena Moriconi. Parece que la narrativa se centra más en lo espontáneo que en un guion en sí, como mucho el nexo es el del celular desaparecido que finalmente, después de la reflexión, es devuelto.
Si por algo destaca este trabajo es por el realismo, la naturalidad y la sinceridad de todos los que participan en el proyecto, aquí no hay guion ni actores sino alumnos y maestros con un mismo fin que es el de mostrar su vida diaria. Es un retrato íntimo de la vida de estos jóvenes, su convivencia y educación. Y realmente destaca cómo ellos crecen fuera de la institución, a través de la observación de sus tiempos libres, cómo establecen relaciones de amistad…
Vamos viendo como se convierten de niños inocentes y apegados a sus familias, a adolescentes que algún día serán los adultos. Como les dice su profesor, los niños son el futuro y en esta escuela se les va a enseñar unos valores importantes para vivir en sociedad y mejorarla.
Empieza con el despertar de los muchachos antes de las siete de la mañana y con el gallo cantando de fondo, su maestro va dormitorio por dormitorio en los que varios de ellos duermen en literas. Aquí no hay intimidad y desde jóvenes deben convivir todas las horas del día y así aprender a respetar a los demás, y más que enfocarse en las aulas y las asignaturas que estudian, se centra en los pequeños momentos de juego y ocio de los chicos, en sus conversaciones y en cómo forjan amistades.
Muestra la bondad de los adultos a esos niños que están alejados de sus familias, y hay profesionales que van más allá de su trabajo y dan calidez y cuidados. Esos niños que crecen sin adultos van haciendo alianzas y amistades y fortaleciendo vínculos. También destaca la belleza de la conexión entre estos chicos y la naturaleza, no sólo en el campo, y la responsabilidad del cultivo, recolecta sino también en el cuidado de los animales, y la libertad que les da el entorno, que seguramente en una ciudad no tendrían.
Hay momentos que enternecen, ya que cuando uno es pequeño y se encuentra mal siempre busca a su madre, y ante la ausencia de esta figura aquí tienen a una enfermera que les cura y mima si tienen dolor de garganta, algún moratón o cualquier tipo de dolencia. Otro instante precioso, y sin ningún guion planificado, es cuando uno de los chicos encuentra un pajarillo herido y lo cuida y le da alimento; al fin y al cabo, viven en el campo, alejados de pueblos y ciudades, donde cuidan de la tierra, cultivan y venden rábanos, zanahorias o rúcula. Desde bien jóvenes aprenden el valor del trabajo y el esfuerzo, valorando los oficios como la agricultura y la ganadería.
En el campo también hay momentos para la diversión, juegan varios deportes y hacen carreras sobre el barro con carretillas, pero también tienen su momento por la tarde casi noche para escuchar música, ver una película o jugar a videojuegos con sus portátiles, al fin y al cabo, son adolescentes y la tecnología no está reñida con la vida en el campo.
No todo es bucólico, también hay situaciones de conflicto en los que los adultos median para que actúen de forma correcta, como es la desaparición de una cartera o de un celular de un compañero, los profesores les muestran que deben ser empáticos y no ejercer bullying contra nadie, hay que ponerse en la piel del otro para entender el sufrimiento.
El documental no se centra en ningún chaval en concreto, sino que es una visión plural, del mismo modo en tampoco importan sus orígenes, si son humildes o no, de hecho, utilizan uniforme durante toda su estancia y no hay distinción de clases. Tampoco se tratan los motivos por los que las familias los envían allí, y aunque los chicos al final maduran y se acostumbran a la rutina, siempre sueñan con el día en que volverán a sus hogares. Cada año con la llegada de nuevos alumnos, que se despiden entre lágrimas y sonrisas de sus padres, sienten que ya queda menos tiempo para volver con su familia. En esta escuela vivirán el fin de la inocencia de la niñez para convertirse en jóvenes responsables y con valores.
Como curiosidad se puede seguir el día a día de estos chavales en el perfil de Facebook de EEAT. “Las Delicias”, ya que el campo y la escuela no están reñidos con los avances de las redes sociales, y también son una ventana para sus propias familias.
Teniendo en cuenta los problemas actuales en el mundo educativo en tantas ciudades del mundo, donde hay falta de respeto a los maestros, poca disciplina y en muchos casos malos resultados académicos, esta escuela es como un soplo de aire fresco por la forma en que educan y a la vez hacen sentirse valorados y únicos a cada uno de ellos.
7 únicas Funciones – Sala Leopoldo Lugones (Av. Corrientes 1530)
Jueves 2, viernes 3 y sábado 4 a las 21 hs.
Domingo 5 a las 17 hs.
Martes 7 a las 18 hs.
Miércoles 8 a las 17 hs.
Jueves 9 a las 18 hs.
Cine Gaumont del 9 al 15 de nov.
Título: Las Delicias.
Título original: Idem.
Guion y dirección: Eduardo Crespo.
Participaciones de Rodrigo Santana, Dante Vernackt, Francisco Schneider, Andrés Vernackt y Sandra Server.
Género: Documental.
Producción: Eduardo Crespo, Santiago José Loza y Lorena Moriconi.
Montaje: Lorena Moriconi.
Diseño de sonido: Andrés Perugini.
Duración: 65 minutos.
Calificación: Apta para todo público.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2021.
Fecha de estreno: 02/11/2023.
Puntaje: 7 (siete)