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viernes, 22 noviembre 2024
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Mi gran casamiento griego: La boda del año

Por Omar Tubio

Cuando Nia Vardalos presentaba sus monólogos casi autobiográficos en algunos escenarios de pequeños teatros en Los Angeles, jamás se imaginó que estos le abrirían las puertas del éxito en Hollywood. Rita Wilson presenció el show una de esas noches y le gustó tanto que llevó a su famosísimo marido Tom Hanks a verlo. Este quedó tan impresionado que la fueron a ver al camarín para proponerle llevar al cine dicho material, y se sorprendieron aún más cuando la Vardalos les dijo que el guión ya estaba hecho y por ella misma. La productora de Hanks se hizo cargo junto a HBO de la producción y el sueño se hizo realidad. La guionista se convirtió en la estrella de la película y tras varios años de ser rechazada se dio el gusto de romper todos los pronósticos.

Mi gran casamiento griego es hoy por hoy en los Estados Unidos una de las películas independientes más exitosas y rentables de la historia; sólo comparable al fenómeno Blair Witch pero sin la ayuda de Internet. En este caso el suceso se debió fundamentalmente al famoso boca a boca, es decir, la misma gente que al verla se la recomienda a todo el mundo; la mejor publicidad del mundo y la más barata.

El film en sí mismo no es otra cosa que la vieja y conocida historia del patito feo convertido en princesa. Tula Portokalos es una muchacha en edad de merecer, de aspecto mas bien poco agraciado y algo rolliza que trabaja en el restaurante de la familia. Vale aclararlo, una familia muy particular y de nacionalidad griega. Este dato juega un papel importantísimo en la trama, ya que el tema de las etnias es la base argumental de la película. Cuando su padre decida que ya es hora de que Tula se case, y ante la falta de candidatos disponibles comente la intención de mandarla a Grecia, ésta decidirá independizarse laboralmente y gracias a ello conocerá a su “príncipe azul”. El conflicto se desata porque el hombre de sus sueños no es griego y la familia ejercerá una fuerte oposición para que Tula cambie de opinión. Lógicamente esto no será tan fácil y como siempre en toda comedia romántica que se precie, el amor triunfará.

Lo que hace de este film algo original y recomendable es la mezcla del romance con escenas totalmente disparatadas que bordean el grotesco. No hay respiro para la sucesión de gags (algunos de antología) y los diálogos son realmente ingeniosos, invitando frecuentemente a la carcajada abierta.

Parte de la efectividad de esta singular comedia se apoya en una galería de personajes secundarios que harán las delicias del espectador. Los padres, los suegros, los tíos y tías, la abuela y los primos están recreados por actores poco conocidos pero de un talento poco frecuente. Nia Vardalos como Tula despliega toda su seducción basada en una fuerte personalidad (al estilo Midler o Streisand) alejada de las típicas reinas de la comedia romántica americana, y John Corbett (popular gracias a Sex and the city) da el tipo justo de galán avasallado por un tornado.

En una época en que el presidente Bush propugna una política basada en el fuerte nacionalismo y cierra sus fronteras a la inmigración, este film defiende el derecho de las minorías étnicas a labrarse un porvenir en tierra ajena pero sin perder las raíces y el orgullo de su patria.

Si se quiere reír con ganas, esta es su película.

Título: Mi gran casamiento griego.
Título Original: My Big Fat Greek Wedding.
Dirección: Joel Zwick.
Intérpretes: Nia Vardalos, John Corbett, Michael Constantine, Lainie Kazan, Andrea Martin, Joey Fatone, Christina Eleusiniotis, Kaylee Vieira, Louis Mandylor y Jayne Eastwood.
Género: Comedia, Drama, Romance.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 95 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Eurocine.
Fecha de Estreno: 24/10/2002.

Puntaje: 7 (siete)

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