Por Pablo Arahuete
Santas arbitrariedades, Batman, algunos pingüinos hablan. ése es el principal escollo que el espectador adulto deberá superar si decidiera darle una oportunidad a La marcha de los pingüinos, en la versión local doblada al castellano. Por lo menos así ocurre con la familia compuesta por mamá, papá y futuro hijito pingüinos que gracias a la magia del cine y al capricho de los directores ocupan la atención de este documental del biólogo Luc Jaquet, cuyo epicentro es la odisea por la que deben pasar los pingüinos emperadores durante los nueve meses del invierno antártico con temperaturas que oscilan los 40 grados bajo cero. Ese viaje en el que miles de estas simpáticas aves transitan cientos de kilómetros, sin ingerir alimentos y a expensas de sus depredadores naturales, cuenta con las suficientes acciones dramáticas como lo requiere cualquier relato épico.
Habrá quienes lleguen al final del recorrido, serán los más fuertes tras haber superado todos los obstáculos y otros que no lo logren, aquellos que perezcan por no resistir el frío o quedar rezagados de la manada. Lo cierto es que de pájaros bobos -apodo inventado por la especie humana que realmente no les hace justicia- estos plumíferos voluntariosos no tienen nada. Si bien la riqueza visual del documental es algo que no entra en tela de discusión, resulta objetable su manifiesta búsqueda de antropomorfizarlo todo hasta volverlo a veces trivial. Tal desacierto ocurre al desnaturalizar un acto de apareamiento, fin último de esta travesía antártica, y convertirlo en una cita amorosa de la pareja protagónica, cuya culminación no es otra cosa que el futuro nacimiento del bebé pingüino, narrador de la historia. Aunque el recurso de la voz en off despeje dudas en situaciones de difícil comprensión, hay un exceso de didactismo y manipulaciones que desvirtúan el modo de presentar el documental. Otros trabajos de similares características como Microcosmos o Volando a casa no cometían este tipo de exabruptos. Es indudable que haber travestido este documental sobre la lucha por la supervivencia de los pingüinos emperadores en un producto masivo al estilo Disney, como la épica de la familia pingüinil, ha generado grandes dividendos a sus productores, quienes al recibir su Oscar este año demostraron ser aún más bobos y ridículos que los miles de extras emplumados que conformaron su película.
Título: La marcha de los pingüinos.
Título Original: La Marche de l’empereur.
Dirección: Luc Jacquet.
Género: Documental.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 85 minutos.
Origen: Francia.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 11/05/2006.
Puntaje: 5 (cinco)
