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sábado, 23 noviembre 2024
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El ilusionista: Un cliché elegante

Por Emiliano Fernández

Rara vez Hollywood consigue redondear un film tan entretenido a partir de una historia contada tantas veces en el pasado. El ilusionista (The Illusionist, 2006) es un bienvenido melodrama que incluye elementos de distintos géneros (principalmente la fantasía, el policial y el thriller político).

Estamos en la Viena de principios del siglo XX. El personaje principal recae en Edward Norton, aquí como Eisenheim, un mago de origen humilde que de niño estuvo enamorado de una aristócrata, la condesa Sophie (Jessica Biel), totalmente fuera de su alcance. No porque la chica no le haya correspondido, sino por la prohibición de encontrarse que la familia de la joven le impuso, diferencias y prejuicios sociales mediante. Así las cosas, la separación forzada fue inevitable. Ya mayor, siendo un ilusionista consagrado, se reencuentra con su amada. El problema ahora pasa por el hecho de que ella está comprometida con el príncipe Leopold (Rufus Sewell), nada menos que el hijo del emperador. La pasión vuelve a surgir pero también se dan cita los celos del príncipe. Cuando el personaje de Biel aparezca asesinado, y frente a la impunidad de la realeza, Eisenheim decide transformarse en nigromante, invocando a los muertos con la decidida intención de desenmascarar al príncipe como el autor del crimen. A todo esto se suma la intervención del Jefe Inspector Uhl (Paul Giamatti), un tipo que no termina de decidirse entre simpatizar con Eisenheim o con Leopold.

A pesar de ser muy previsible por momentos, la trama está bastante bien llevada por el novel director Neil Burger. Todo gira alrededor del triangulo amoroso central, verdadero clásico del melodrama. Tampoco hay que olvidar el otro lugar común, la historia del “chico pobre que se enamora de una joven rica”, el viejo y querido romance entre clases sociales distintas, tópico tan antiguo como William Shakespeare. A pesar de esto, la película se sostiene por el interés que genera el contexto general en el que está inserto el relato principal. Todos los apuntes que derivan al policial (el crimen), a lo fantástico (la prestidigitación y los trucos mágicos) y al thriller político (el enfrentamiento con el maquiavélico príncipe Leopold) refuerzan el eje del film y condimentan la pesquisa por venganza que encara el personaje de Norton.

El film incluye una interesante vertiente que no aprovecha del todo en su afán de autoproclamarse “cuento romántico”. Se deja ver la intención del príncipe Leopold de derrocar a su padre mediante un súbito levantamiento militar, próximo a producirse. De hecho, la bifurcación que plantea el asesinato de la condesa Sophie, y su posterior revancha, reenvía a la posibilidad latente de un intento revolucionario encabezado por Eisenheim. Sin embargo, la película decide dar de baja esta posibilidad y centrarse en el corazón.

Con una excelente fotografía e interesantes actuaciones de todo el elenco, El ilusionista funciona prácticamente como un cliché construido con elegancia y sazonado con variadas especias, todo con un buen gusto difícil de hallar en el cine actual (y mucho más en Hollywood).

Título: El ilusionista.
Título Original: The Illusionist.
Dirección: Neil Burger.
Intérpretes: Edward Norton, Paul Giamatti, Jessica Biel, Rufus Sewell, Eddie Marsan, Jake Wood, Tom Fisher, Aaron Taylor-Johnson y Eleanor Tomlinson.
Género: Drama, Fantasía, Misterio.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 110 minutos.
Origen: EE.UU. / República Checa.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 19/10/2006.

Puntaje: 7 (siete)

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