Por Pablo Arahuete
Hay una gran diferencia entre decir lo que se piensa y hacer aquello que se dice. Quien mejor que un político para comprobarlo y de eso nuestro país puede dar cátedra. Ahora bien, cuando se trata de la potencia mundial que mayores problemas causa al planeta, responsable política y económicamente de la destrucción sistemática del medio ambiente el panorama cambia.
El planeta avanza a pasos agigantados hacia su desaparición y una gran parte del problema es el calentamiento global. Quizás lo único que pueda rescatarse de este insulso audiovisual porque el término documental le queda grande es su elemental nivel informativo. Bastan unos pocos minutos de explicación con fotos, diapositivas y gráficos estadísticos para entender la dimensión del problema y sus consecuencias: si la temperatura de la tierra aumenta, los casquetes polares se pueden derretir y gran parte de la superficie terrestre quedaría bajo el agua.
Ese es uno de los tantos efectos irreversibles provocados por el calentamiento global y la humanidad parece no tener conciencia del peligro.
Por eso, Al Gore anfitrión de este show donde subyace la idea de plataforma de lanzamiento político para las próximas presidenciales, recorre el mundo dando esta conferencia (claro que a Sudamérica no llegó) donde un problema político es transformado en un problema moral. El énfasis en la cuestión moral evita cualquier análisis serio del asunto y tergiversa las explicaciones de las consecuencias generadas por el calentamiento global. No es un dato menor que Al Gore represente, por así decirlo, la voz de la conciencia frente a un auditorio que aplaude cada una de sus intervenciones y máximas, como aquella de la balanza que de un lado tiene lingotes de oro y del otro un globo terráqueo con una pregunta que reza ¿Cuál elegir?
Tampoco alcanza la tibia crítica al gobierno de George Bush (h) ni el liviano discurso contra las petroleras o los medios de comunicación, con la manipulación de la opinión pública.
La verdad incómoda ni siquiera sirve como herramienta de divulgación porque resulta tan obvio su propósito político que desperdicia varios tramos para resaltar el costado humano de un político que debió sobreponerse a los avatares familiares; a un fraude electoral que nunca denunció con el mismo ímpetu de su histriónica presentación, sin olvidarse que cuando estuvo con Bill Clinton no hizo nada por el medio ambiente.
Elemental, didactista, superficial e incómoda de ver.
Título: La verdad incómoda – Una advertencia global.
Título Original: An Inconvenient Truth.
Dirección: Davis Guggenheim.
Intérprete: Al Gore.
Género: Documental.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 96 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 23/11/2006.
Puntaje: 4 (cuatro)