Por Luis Pietragalla
No es mérito menor para una película sostener el interés del espectador durante más de dos horas y media de proyección, con una trama no banal, molesta y poco agradable. Titanic (y otras) lo han logrado a través del puro espectáculo; no es el caso de La noche del Sr. Lazarescu, ya que su relato no cuenta ni con personajes ni con espacios glamorosos, sino con situaciones cotidianas que podrían ocurrirle a la mayoría de los humanos.
Un sólido guión, a cargo de su director, Cristi Puiu, y de Razvan Radelescu, sumado a una rigurosa puesta en escena realista y un contenido con el que es muy difícil no identificarse (en especial, a partir de los treinta años) hacen el resto.
El realismo (¿o naturalismo?) de este filme adscribe al cine de la transparencia, postulado desde la obra de Robert Bresson en la práctica (Un condenado a muerte se escapa, Pickpocket, etc.) y de André Bazin en la teoría (¿Qué es el cine?, Orson Welles). Sus primeros epígonos (Truffaut y Rohmer, por ejemplo) siguieron esos pasos, que hoy son reconocibles en los hermanos Dardenne (El hijo, El niño), Jim Jarmusch (Noche en la Tierra), la paraguaya Paz Encina (Hamaca paraguaya) y mucho cine iraní (la obra completa de Kiarostami, por ejemplo); en la Argentina, la trilogía de Carlos Sorín (Historias mínimas, El perro, El camino de San Diego) es un claro ejemplo, aunque no único.
Este tipo de filmes intenta que el medio audiovisual no se interponga entre lo representado y el espectador, para que éste perciba la realidad tal y como es; esto implica que, de acuerdo a esta corriente, el montaje no debería ser perceptible, ni tampoco la presencia de la cámara o cualquier otro dispositivo que delate la presencia de artífices detrás de ellos. En pocas palabras, como la vida misma (Neorrealismo Italiano incluido).
La noche del Sr. Lazarescu sigue el penoso viaje del viudo y solo ingeniero Lazarescu, de 63 años, desde su “estatal” departamento de Bucarest hasta varios hospitales de esa ciudad.
Las lecturas del filme pueden ser variadas: algunos verán una crítica a la medicina alopática, aunque no hay pruebas de ello, más allá de algún diagnóstico apresurado o de un médico soberbio (en todo caso, la llamada medicina occidental no falla en el diagnóstico de Lazarescu y parecería que tampoco en el tratamiento); otros percibirán reminiscencias del autoritarismo de años de opresión del dictador Ceacescu; los más, una muestra (transparente) de la condición humana, que obrará como aporte para la reflexión sobre ella, que trasciende la indefensión del enfermo.
(Acotemos que es importante lo que logra en esta historia la medicina moderna en seis horas, teniendo en cuenta lo que le hubiese ocurrido al sexagenario personaje si no hubiese tenido acceso a ella.)
La película de Cristi Puiu expone más que lo que propone y lo hace con habilidad cinematográfica. No aburre; cautiva mientras angustia; permite reflexión y disenso. En síntesis, (re)instala un tema y da pie a su discusión.
Título: La noche del Sr. Lazarescu.
Título Original: Moartea domnului Lazarescu (tcc The Death of Mr. Lazarescu).
Dirección: Cristi Puiu.
Intérpretes: Ioan Fiscuteanu, Luminita Gheorghiu, Mimi Branescu, Dana Dogaru, Florin Zamfirescu, Mihai Bratila, Monica Dean, Bogdan Dumitrache.
Género: Comedia negra, Drama.
Clasificación: no suministrado.
Duración: 153 minutos.
Origen: Rumania.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Zeta Films.
Fecha de Estreno: 04/01/2007.
Puntaje: 9 (nueve)