Por Emiliano Fernández
Dos de los mejores policiales de los últimos años fueron Día de entrenamiento y Narc: calles peligrosas, historias fuertes que involucraban una interesante progresión dramática y un retrato certero de los bajos fondos citadinos. Narc específicamente fue el segundo trabajo en la dirección, y el primero financiado por Hollywood, de Joe Carnahan, por lo que se esperaba con ansia su próximo proyecto. La última carta desinfla la expectativa y apenas cumple en un cambio de registro tan turbulento como forzado. El producto final no sólo deja de lado la dureza existencial de Narc sino que además intenta calzarse, con escaso éxito, el ya anacrónico traje del policial cool noventoso.
El comediante devenido en mafioso Buddy “Aces” Israel (Jeremy Piven) amenaza con testificar contra la sucursal norteamericana de la “Cosa Nostra”, en particular contra su otrora jefe Primo Sparazza (Joseph Ruskin). Entre todos los asesinos a sueldo comienza a correr el dato que la cabeza del testigo consentido del FBI vale un millón de dólares, por lo que el hotel/casino en donde se aloja Israel se convierte rápidamente en la sede improvisada de un simposio de matones y agentes. Los engaños sistemáticos, las señoritas con poca ropa y la lluvia cruzada de balas serán los ingredientes principales de esta coctelera un tanto predecible y sobrecargada.
El elenco está conformado por una colección de celebrities (Ray Liotta, Andy García, Ben Affleck, Ryan Reynolds, etc.) pero no hay un protagonista excluyente, sino más bien una concepción de film coral o mosaico. La película funciona relativamente bien como entretenimiento sencillo y pasatista, a pesar de las arbitrariedades del guion, las abundantes situaciones seudo-graciosas y un final francamente ridículo que contradice todo el desarrollo argumental anterior. Por otro lado, encontramos una solvente interpretación de la debutante Alicia Keys, hermosa vocalista soul que sorprende como actriz, y por suerte nos topamos con una temprana desaparición del insufrible Ben Affleck, a quien muelen a tiros en la primera mitad. Se puede decir que prevalece un tono jocoso y relajado, con contados momentos de tensión que se sienten fuera de lugar y no logran revertir la sensación de inconsistencia y levedad general.
A pesar de la acumulación de clichés en lo que respecta al mundo gangsteril y al crimen organizado, la película tiene su encanto y se deja ver siempre y cuando no se la tome demasiado en serio. Sus mayores puntos a favor son la velocidad del relato y la interesante labor de Reynolds, Liotta y García, los que a fuerza de talento hacen olvidar el tufillo tarantinesco que lo atraviesa todo. Sin ser una obra fallida ciento por ciento, La última carta deja un gusto agridulce y no puede ir más allá de un medio pelo apenas por encima del promedio.
Título: La última carta.
Título original: Smokin’ Aces.
Dirección: Joe Carnahan.
Intérpretes: Ray Liotta, Ryan Reynolds, Alicia Keys, Andy García, Jeremy Piven, Joseph Ruskin, Ben Stiller, Peter Berg, Alex Rocco, Common, Christopher Holley y Taraji P. Henson.
Género: Acción, Comedia, Crimen.
Calificación: Apta para mayores de
Duración: 109 minutos.
Origen: Reino Unido/ Francia/ EE.UU.
Año de realización: 2006.
Editora: AVH.
Fecha de estreno: 29/03/2007.
Puntaje: 6 (seis)
