He aquí una franquicia con la cual el público ha sido magnánimo en exceso, pues ninguna de sus partes conformó demasiado a nadie. La primera Rush hour (1998) aprovechaba muy bien la simpatía y el carisma de su pareja protagónica pero lejos estaba de ser una película sólida. La secuela de 2001 se estrenó en Argentina apenas unos días después del 9/11, por lo que pasó bastante desapercibida.
Calificarla como mediocre es hacerle un favor sin merecerlo. En EE.UU. se conoció un par de meses antes y realizó una carrera comercial tan exitosa como para garantizar una continuación más. La amenaza se ha concretado en este 2007 tras varios intentos fallidos, debido a las pretensiones contractuales del insoportable Chris Tucker, quien no sólo cree que es un comediante de nivel sino también una estrella equiparable a Jackie Chan.
Un delirio desde cualquier punto de vista. Porque para satisfacer a este ignoto actor con delirios de grandeza el guión se concentra demasiado en su figura, opacando la de Chan con consecuencias funestas. De Jackie siempre se rescata algo interesante aún en sus peores películas -y créanme que ésta es una de ellas-, pero es poco lo que puede hacer cuando su colega copa la parada con menos gracia que un ganso. Rush hour 3 es un show de Tucker pero… ¿quién quiere verlo?
140 millones de dólares fueron necesarios para volver a juntar a Chan, Tucker y al director Brett Ratner (debería haber firmado con el pseudónimo de Alan Smithee porque su trabajo es bochornoso) en una nueva aventura cómica policial. Súmese al reparto a gente tan prestigiosa como Max von Sydow, Roman Polanski y el autor/realizador/actor Yvan Attal (Mi mujer es una actriz), que francamente deben venir en caída libre para participar de semejante engendro.
La idea de producción consiste en desarrollar la mayor parte de la trama en París para vender el paquete cinematográfico turístico de rigor. Ya lo había hecho el mismo Ratner en Al caer la noche (2004) con paisajes caribeños de ensueño y unas mujeres espectaculares. Una de las cuales, la top model francesa Noémie Lenoir, vuelve a ser convocada por el director de X-Men 3 en un papel mucho más importante, poniendo de relieve una belleza embriagadora que es lo único destacable en los aburridos noventa minutos que dura el filme.
Jeff Nathanson, el escritor de las tres Rush hour, guionó Atrápame si puedes (2002) y La terminal (2004) para Steven Spielberg, además de dirigir su ópera prima La última escena (2004) con óptimos resultados. Es tan pobre su aporte en esta oportunidad que me permito abrir un abanico de dudas sobre su futuro en Hollywood. No se observa en Rush hour 3 una idea ingeniosa, un diálogo eficaz o una escena de acción resuelta como Dios manda. Es lo que sucede cuando un proyecto ve la luz verde nada más que por el vil billete. La inspiración brilla por su ausencia y la inteligencia simplemente prefirió seguir de largo.
Un tema aparte es la condescendencia con la que se tratan las diferencias entre estadounidenses y europeos a favor de los primeros. En ese sentido me parece nauseabundo lo que han hecho con el personaje de Yvan Attal. Su taxista metido a espía de pacotilla es tan burdo, idiota y absurdo como la película toda. Una elección como esa podría terminar con la carrera de cualquier (buen) actor.
Si lo más rescatable de una comedia son los bloopers que suelen acompañar los créditos de cualquier obra de Jackie Chan, creo que huelgan las palabras. Ojalá este eslabón, que busca ser cadena, se corte para siempre acá. La serie no da para más…
Título: Rush Hour 3
Director: Brett Ratner
Intérpretes: Chris Tucker, Jackie Chan, Max von Sydow, Yvan Attal, Noémie Lenoir y Roman Polanski
Calificación: Apta para mayores de 13 años
Género: Acción, Comedia, Crimen, Secuela
Duración: 90 minutos
Origen: Alemania, Estados Unidos
Año de realización: 2007
Distribuidora: Distribution Company
Fecha de estreno: 23/08/2007
Puntaje: 1 (uno)
