Por Emiliano Fernández
La demoledora El sustituto (Changeling, 2008) constituye una verdadera lección de cine. Clint Eastwood, a los 78 años, entrega nuevamente un thriller dramático que maravilla desde su sofisticada puesta en escena y su discurso muy critico para con las instituciones de encierro, tanto las médicas como aquellas que detentan el monopolio de la fuerza pública. Desidia, corrupción, chantajes y hasta asesinatos son las marcas registradas de los departamentos de policía y los centros psiquiátricos de aislamiento. Así las cosas, el excelente y audaz guión de J. Michael Straczynski, inspirado en un suceso real, deja al desnudo las miserias de una sociedad en decadencia que mucho se parece a la argentina.
La historia comienza en 1928, en un suburbio de Los Ángeles. Christine Collins (Angelina Jolie) es una exitosa supervisora de una compañía telefónica a la que su pareja abandonó años atrás, estando embarazada. Un día al volver del trabajo descubre que su pequeño hijo Walter (Gattlin Griffith) desapareció. Luego de varios meses sin ninguna novedad acerca del caso, de repente los oficiales le comunican que han hallado al niño. Desde el primer momento en que se produce el ansiado reencuentro, en una estación de tren y frente a la prensa, ella asegura que ése no es su primogénito. El Capitán J.J. Jones (Jeffrey Donovan) la convence de que lo acepte “temporalmente” y reconozca en público como propio…
El eje del film es la batalla entre una mujer sencilla decidida a recuperar a su hijo verdadero y un sucio departamento de policía controlado por los jefes de turno a través de innumerables prácticas de neto corte mafioso. Durante la “era de la prohibición”, los señores de azul son pandilleros con ametralladoras que pretenden quedar como héroes ante el ojo social para no reconocer errores que podrían avergonzarlos y fortalecer a la madre, un ser considerado inferior en comparación con los hombres. Humillada en repetidas ocasiones, Christine eventualmente es conducida a un asilo y torturada para que firme un documento aceptando al niño y despojando de toda responsabilidad a los oficiales.
El Reverendo Gustav Briegleb (John Malkovich), un fanático religioso con un popular programa de radio, es el único que la ayudará en su lucha, a condición de que se preste como bandera para su campaña en contra del departamento. En medio de este caos absoluto de ventajistas cotidianos, políticos salvajes, prensa amarilla y empleados públicos que no lo son, tenemos a esta pobre mujer interpretada con convicción y destreza por Jolie (cuando la obra lo amerita, la actriz saca a relucir su profesionalidad). El relato en conjunto está estructurado desde su punto de vista salvo por algunos quiebres que permiten entrever el paradero real del joven. Melodrama y suspenso aquí están combinados a la perfección.
Eastwood impone un ritmo narrativo sosegado que enriquece la trama y permite un gran desarrollo conceptual, por lo que cada personaje complementa al resto de manera prodigiosa. La dureza de la propuesta se hace palpable no sólo en lo que respecta al tópico central o la franca denuncia de los abusos del poder, sino también en cuanto a la explicitación de los recovecos más repugnantes de la sociedad estadounidense: asesinos en serie despiadados, tráfico de influencias según los frondosos intereses de las cúpulas, empobrecimiento mental debido a un persistente temor a Dios, circo mediático que entorpece las comunicaciones, discriminación y misoginia semiocultas detrás de todo, etc.
Las situaciones siempre resultan verosímiles y respetan con inteligencia el material sensible sobre el cual trabajan. El tono es despojado, los diálogos apuntalan extraordinariamente las escenas, la labor del elenco es magnífica y los 141 minutos de duración atrapan con una naturalidad muy poco común para los estándares cinematográficos actuales. El mítico actor y realizador demuestra una vez más su sabiduría al redondear otro film magistral, tan duro como deprimente, cargado de una fuerte impronta reflexiva que nunca deja en claro su ideología final, esa suerte de humanismo nihilista. Aunque como dice al inicio Briegleb, “la policía es violenta, corrupta e incompetente”: este es un hecho comprobado y comprobable.
Título: El sustituto
Titulo Original: Changeling
Director: Clint Eastwood
Género: Basado en hechos reales, Drama, Policial, Thriller
Intérpretes: Angelina Jolie, John Malkovich, Jeffrey Donovan, Michael Kelly, Colm Feore, Amy Ryan y Jason Butler Harner
Duración: 141 minutos
Origen: Estados Unidos
Año Realización: 2008
Calificación: Apta para mayores de 13 años, con reservas
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha Estreno: 22/01/2009
Puntaje 9 (nueve)
El staff opinó:
-Cuando el desenlace de una película se estira en demasía –como es el caso de El sustituto que cuenta por lo menos con tres finales consecutivos- queda la sensación de que no supieron cómo cerrarla con claridad diluyéndose un poco las buenas artes del maestro Clint que durante la primera parte del film había construido un drama moral más que interesante. La ambición por abarcar más de la cuenta llevó al guionista J. Michael Straczynski a meterse no sólo con la tragedia individual del personaje que encarna Angelina Jolie sino también con la denuncia social atacando la mala acción de la fuerza policial y las instituciones mentales en la California de los años 20’s. De todas formas, la dirección de Eastwood y la excelencia de su elenco justifican ampliamente la visión de esta durísima historia inspirada en hechos verídicos. Curiosidad: la mejor interpretación de El sustituto está a cargo de un ignoto actor llamado Jason Butler Harner que provoca escalofríos con un personaje desequilibrado como pocas veces se vio en el cine. Aplausos para él…- Diego Martínez Pisacco (7 puntos)