Por Soledad Colina
Un hombre llamado Douglas, travestido como el ícono femenino Marilyn Monroe, es detenido en su camión por la policía tras una investigación derivada de una serie de robos. Lo acompañan una enorme jauría de perros, casi incontables en tamaños y tipos de razas. Supuestamente estos canes lo ayudaron en su camino delictivo, ya que Douglas parece tener una especial conexión con ellos. Una psiquiatra de la fuerza, Evelyn, comenzará a interrogar a este extraño hombre que, en silla de ruedas, ensangrentado y en plan de drag queen, tratará de explicarle a la profesional todos los traumas que acarrea a raíz de una terrible niñez en la que sufrió abusos por parte de su padre y hermano mayor, y que literalmente fracturaron su psiquis.
Así comienza Dogman (2023), la más reciente película del realizador francés Luc Besson (El perfecto asesino, El quinto elemento, Juana de Arco, Lucy, entre otras) quien tras casi cuatro años de ausencia vuelve a dirigir tras atravesar una difícil denuncia por agresión sexual, por parte de una actriz que dirigió, que trajo aparejado –entre muchas otras cosas- un importante nivel de cancelación en las redes sociales. Esta nueva realización a su cargo es una película inclasificable, muy diferente a lo que venía haciendo Besson, que mezcla distintos géneros (el drama, el policial, el suspenso, el humor), con el fin de contarnos la vida del sociópata Douglas, interpretado virtuosamente por el actor norteamericano Caleb Landry Jones, quien ha tenido una vida muy compleja y dura. Y quizás una de las fallas que posee Dogman es justificar su comportamiento, incorporando un tema tan delicado y sensible como el maltrato infantil, quien como fue castigado de pequeño ahora se cree con el derecho de poder dañar a otros. Por lo menos a mi entender esta elección narrativa de venganza indiscriminada por parte del protagonista y sus perros adiestrados, que interpela Luc Besson a lo largo del metraje, me dejó una sensación de estar en manos de un experimentado director que a estas alturas se revela caprichoso y hasta altanero.
Otros colegas han comparado las características del personaje Douglas con el del Joker interpretado por Joaquín Phoenix en la muy superior Guasón (Todd Phillips, 2019) y esta apreciación es muy acertada. Ambos son hombres emocionalmente partidos debido a infancias rotas gracias a progenitores malditos y su camino parece sin retorno, mucho menos su mirada de desprecio hacia el mundo. En el caso de Douglas, lo único que parece darle algo de felicidad es el vínculo con sus perros, así como sus actuaciones semanales en un club de drag queens interpretando a Marlene Dietrich y otro tipo de sensuales damas. Estas performances son también una vía de liberación tras años de burlas y descartes sociales.
Dogman es una historia compleja en la que su director, Luc Besson, poseedor de una interesante y personal filmografía, mezcla demasiados ingredientes. Por momentos todo se vuelve confuso y aunque seguramente el espectador sentirá pena por Douglas, ni siquiera sus inteligentes y guardianes perros, ni sus atractivas y hasta bizarras actuaciones terminarán por convencer en una trama que bordea el absurdo en varios pasajes. Estrenada en competición en la última edición del Festival de Cine de Venecia, el film pasó sin pena ni gloria y tras su visionado esta cuestión se entiende mejor. La intención de brindarnos una película auténtica y original en esta ocasión no llegó a plasmarse pese al esfuerzo y apreciado oficio de Luc Besson.
Título: Dogman.
Título original: Idem.
Dirección: Luc Besson.
Intérpretes: Caleb Landry Jones, Jojo T. Gibbs, Christopher Denham, Clemens Schick, John Charles Aguilar, Grace Palma, Iris Bry, Marisa Berenson, Lincoln Powell y Alexander Settineri.
Género: Thriller, Policial, Drama.
Calificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 113 minutos.
Origen: Francia.
Año de realización: 2023.
Distribuidora: Diamond Films.
Fecha de estreno: 04/01/2024.
Puntaje: 5 (cinco)