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martes, 3 diciembre 2024
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Profesión peligro: Cayendo con estilo

Por Juan Alfonso Samaja

*Se advierte al lector que la nota contiene spoilers

Colt Seavers es un doble de riesgo a quien la productora de una mega producción intenta usar de chivo expiatorio para inculparlo del homicidio que ha cometido –accidentalmente- la estrella principal del film.

Crítica

Colt ha sido durante 6 años el doble de riesgo exclusivo de Tom Ryder (Aaron Taylor-Johnson), un actor ególatra, quien se jacta en público de realizar todas sus escenas de acción. Sin embargo, esta invisibilidad en los medios no parece molestarlo en lo personal, pues ha iniciado un romance con Jody (Emily Blunt), la joven asistente de dirección y aspirante a directora principal; ella es todo su mundo, y resulta suficiente con que esta sepa lo que él es capaz de hacer en pantalla.

En este sentido, la vida de Colt es, a su medida, sosegada y glamorosa, pero todo este idilio llega a su fin con una fatalidad: la estrella principal (Tom Ryder) solicita la retoma de una escena de caída a gran altura, donde el rostro de Colt no ha quedado completamente cubierto. Se realiza entonces la acrobacia nuevamente, pero algo falla en el dispositivo de control y Colt se quiebra la espalda en la caída. (En el último tercio del relato el propio Tom se encargará de revelar a Colt, e indirectamente a nosotros, que es él quien ha saboteado los controles y provocado el accidente). Este suceso aleja al doble de los rodajes, no tanto por las consecuencias físicas del accidente, sino debido a las secuelas emocionales, considerando que todo ello ha ocurrido delante de Jody, en pleno momento de seducción de la pareja, donde él ha querido mostrarse fuerte y autosuficiente.

Ha pasado un tiempo. Ahora se gana la vida como valet parking en un restaurante mexicano. Un día recibe el llamado de Gal (la productora de los films de Tom Ryder, que tiene ahora a su cargo la ópera prima de Jody, la mega producción Metalstorm), quien por medio de un engaño lo convence para realizar una escena que sólo alguien tan experimentado como él podría resolver, y así sacar a flote la gran oportunidad de Jody.

Gal le asegura que la directora personalmente ha pedido por él, y Colt se ilusiona con una nueva oportunidad de reescribir una historia que ha quedado empantanada y trunca. Pero al llegar al rodaje nada es como esperaba; Jody no lo ha convocado, no lo quiere allí, y se siente aún herida por el abandono luego del accidente. En medio de los intentos por recomponer la relación, Colt se ve envuelto en las circunstancias que rodean el crimen de otro doble que ha muerto en la casa de Tom Ryder, transformándose de la noche a la mañana en el principal sospechoso. A partir de allí, deberá mostrar su inocencia para recuperar su libertad y el amor de Jody.

Me excedí en la descripción de la historia, porque pretendo desarrollar dos comentarios críticos que requieren el diálogo con ese contenido: 1) la decisión sobre el diseño de los caracteres, específicamente del personaje de Colt que encarna Ryan Gosling, 2) las decisiones narrativas puestas en acto para hacer avanzar la trama.

Sobre el diseño unidimensional del personaje

Por un lado, Colt se considera un “ganador”, y quiere ser percibido como tal (sobre todo ante la mujer que está queriendo conquistar). Por otra parte, es un doble de riesgo de las personalidades verdaderamente estelares del film. Puede decirse que Colt Seavers padece algo del síndrome de Don Lockwood, aquel entrañable y carismático personaje de múltiples habilidades que debía conformarse en sus comienzos con ser doble en las escenas de riesgo en la película Cantando bajo la lluvia (1952). En este sentido, todo parecía a punto para enfatizar lo elevado de la pretensión y lo bajo de la escala de prestigio social en la que se encuentra; es decir, de adjudicar al personaje una dimensión cómica. Sin embargo, lamentablemente esto no termina de consolidarse. El personaje transcurre más bien en un registro unidimensional, con el que resulta difícil empatizar completamente; incluso en los momentos posteriores al accidente, su supuesto declive profesional, parecen extraídos de aquella publicidad de Colbert de los años 80.

Esta unidimensionalidad del carácter principal es de lamentar, ya que Gosling destaca muy bien en películas que precisamente juegan con dicha contrariedad: creerse un ganador, y ser al mismo tiempo un idiota, como lo hace de modo impecable en Crazy Stupid Love (2011).

Sobre las decisiones narrativas puestas en acto para hacer avanzar la trama

El relato, debemos reconocer, arranca más bien de un modo tibio y con poco ingenio narrativo. Se recurre a una voz en off para ponernos en conocimiento del núcleo básico de la trama romántica (su recién iniciado romance con Jody y la posterior ruptura), del contexto laboral de Colt (su relación con Ryder, así como la nueva situación laboral luego de su fractura) en lugar de apelar –como sería esperable- a una representación visual de las acciones. Por supuesto, el problema no reside en el empleo del muy moderno recurso de la voz en off, sino en el empleo de esa técnica comunicativa como un modo de ahorrarse un recurso más complejo acudiendo en su lugar a una técnica peor y más barata. La voz en off de Colt no tiene el carisma ni la gracia que encontramos en Deadpool (2016), pero tampoco oculta, estratégicamente, información para fortalecer el suspense narrativo, como sucede en la gran Historias extraordinarias (2008) del aún más grande Mariano Llinás. Si estuviésemos en el colegio, acusaría al director de usar un machete para aprobar un examen. Pero debo ser justo; éste no es un error propio ni original del relato; hace mucho tiempo Hollywood ha tomado la decisión de apresurar las introducciones dejando de lado, prácticamente, las presentaciones de personajes y el crecimiento dramático de las condiciones iniciales, todo aquello que garantiza la identificación primaria afectiva entre los protagonistas y el espectador. Actualmente, todo esto se abandona para pasar -casi sin solución de continuidad- desde los créditos iniciales a un desarrollo intempestivo del acontecimiento, como si nos despertáramos en la noche en medio de un terremoto, en una fiesta a la que no hemos sido invitados en primera instancia.

Hay tanta mezquindad en la representación inicial, y todo ocurre tan rápido que no hay tiempo para entender las razones de Colt para impedir que Jody lo asista y lo cuide como ella ofrece. Incluso, la química de la pareja resulta inverosímil hasta pasada la mitad del relato. Debe reconocerse, no obstante, que el relato recupera rápidamente su energía recurriendo a la parte policial de la trama, y a las secuencias muy virtuosas que la acompañan. Una vez que este proceso se echa a andar, los desaciertos del inicio empiezan a acomodarse, y todo fluye muy agradablemente. Sin sorpresas, pero sin decepciones.

Título: Profesión peligro.
Título Original: The Fall Guy.
Dirección: David Leitch.
Intérpretes: Ryan Gosling, Emily Blunt, Winston Duke, Aaron Taylor-Johnson, Hannah Waddingham, Stephanie Hsu y Teresa Palmer.
Género: Basada en serie, Acción, Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 126 minutos.
Origen: EE.UU./ Australia/ Canadá.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 02/05/2024.

Puntaje: 8 (ocho)

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