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sábado, 23 noviembre 2024
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Harold y su crayón mágico: De la imaginación al poder, al imperio de las tecnologías

Por Juan Alfonso Samaja

Harold es un personaje dibujado dentro de un libro para niños, al que su creador ha munido de un crayón mágico con el que puede hacer realidad todo aquello que dibuja. Ya siendo un muchacho joven, se entera que existe otro mundo, diferente al suyo: el mundo real, donde vive su creador. Todos los días pregunta a su creador cosas sobre ese otro lugar que desconoce, hasta que un día, como tantos, Harold pregunta… pero ya no recibe respuesta. Comienza entonces a buscar a su creador por todas partes, pero como no lo encuentra en su mundo, decide ir a buscarlo a ese mundo real del que le ha hablado, dibujando con su crayón un portal. Lo acompañarán sus dos amigos inseparables: Alce y Puercoespín, quienes –en el mundo real- aparecerán convertidos en humanos, pero conservando sus personalidades animalescas. En medio de esa búsqueda tendrán lugar una serie de peripecias y unas aventuras tan divertidas como extravagantes.

Crítica

El relato fílmico comienza con una secuencia narrada por Alfred Molina, quien encarna al narrador de la historia y al propio dibujante. La secuencia inicial nos introduce en la historia del personaje creado por Crockett Johnson, autor del libro que da origen a la película. Pero unos pocos minutos más tarde, los personajes animados irrumpen en el mundo real. Aquí, Harold y sus amigos chocarán accidentalmente con Mel, un niño que, habiendo perdido a su padre, se refugia en un mundo de fantasía, y Terry, su madre. Harold y Mel empatizan inmediatamente, y ambos deciden ayudarse en sus respectivas necesidades: Mel se compromete a hallar al padre de Harold, y Harold a devolverle la felicidad a la madre de Mel.

La película es un producto para público más bien prescolar (a quien estaban destinados los libros originales), pero la verdad es que funciona muy bien para un espectro un poco más amplio.

La película expone una estructura narrativa sólida con una dinámica de relato ágil, que se articula muy bien con las personificaciones de Zachary Levi (Harold), Tanya Reynolds (Puercoespín) y Lil Rel Howery (Alce). Estos personajes secundarios cumplen correctamente su función de apoyo narrativo, aunque creo que sus caracteres se han desarrollado de manera limitada, omitiéndose toda motivación individual para ellos, pudiéndose haber sacado mayor provecho de sus psicologías en el marco de la trama. Menos logrados son el personaje de Terry, la madre de Mel (reciente viuda, que ha debido renunciar a su sueño de dedicarse a la música, debiendo realizar un trabajo que detesta) y el de Gary (un bibliotecario y escritor frustrado, desesperado por conseguir prestigio y el afecto de Terry, a quien ama en secreto). Como ocurre con todos los personaje secundarios, el principal problema es que sus motivaciones no han sido objeto de desarrollo, y parecen constituir apenas una excusa narrativa para diseñar situaciones cómicas dependientes en todo momento del personaje principal.

Como Alce, Puercoespín y Mel participan de las acciones cómicas, la ausencia de sus motivaciones personales, y la estereotipación de sus psicologías, no constituyen especialmente un problema en el relato. Pero es distinto el caso en relación a Terry y Gary, quienes han quedado por fuera de la línea cómica de la película. Por este motivo, sólo mencionaremos las situaciones problemáticas en torno a ellos.

En el caso de Terry, está completamente marginada en la trama siendo apenas un accesorio de su hijo Mel, lo cual es significativo ya que parte de la trama consiste en devolverle a ella la felicidad. Esta misión se cumpliría o bien tematizando su amor por la música y la confianza en ella misma para dedicarse a ello, o bien por medio de una línea romántica. Esto último directamente no se ha tematizado, en cuanto a su anhelo artístico: toda la situación queda reducida -como conflicto- a un comentario inorgánico en las primeras escenas donde Harold encuentra unas partituras arrumbadas en un rincón, pero sobre las cuales nunca más se menciona nada, y -como desenlace- al concierto improvisado que Terry es impulsada a ofrecer en la calle.

Por su parte, Gary queda desdibujado en las 2/3 del film, fundamentalmente porque no tiene un oponente claro en el mismo eje de sus deseos: por un lado, la trama no adjudica a Harold ningún tipo de pretensión amorosa en relación a Terry (y no existe tampoco, como se ha dicho ninguna otra persona con quien Terry manifieste algún tipo de interés en este sentido); por otra parte, todo lo vinculado a su pretensión de imponer su mundo de fantasía (segundo deseo de Gary) no se manifiesta dramáticamente hasta la secuencia final, donde pretende sustraer el crayón a Harold para quedarse con su poder, a pesar de estar al tanto de esta arma mágica desde que ha conocido a Harold en las primeras escenas.

Tratándose de una película que ha pretendido tematizar los sueños individuales de realización, y tratándose Harold, de un personaje llamado a inspirar en otros los impulsos de auto-realización, resulta sorprendente que la trama muestre tan poco interés por el desarrollo de las motivaciones de sus personajes.

Debo admitir, sin embargo, un elemento impactante de la película: la secuencia de inicio, donde se tematiza de modo imprevisto la diferencia entre el mundo de la ficción y el mundo de la realidad, en el momento en que el personaje dialoga con su creador. Esta confrontación entre los mundos es propia del universo diegético de la película, no hallándose en ninguno de los libros originales: en estos últimos el personaje se limita a descubrir parcelas o segmentos que él mismo dibuja de esa realidad en donde él habita (si bien se alternan historias donde dibuja mundos relacionados a escenarios existentes (como el Polo Norte o el Espacio Exterior) con escenarios puramente salidos de la fantasía (como los cuentos de hadas), nunca se menciona una distinción entre “realidad” y “fantasía”. En este sentido, se trata de una idea interesante que la película presenta, aunque, a mi juicio, no le da la continuidad suficiente en el conjunto de la trama.

Finalizaré esta nota con un comentario sobre los procesos de transposición que los autores de la versión cinematográfica han puesto en acto. Estas palabras no pretenden ser valorativas, desde el punto de vista de la calidad de la película, sino más bien invitar a una reflexión entre dos paradigmas de valores, más bien epocales que propiamente cinematográficos. Tomaré como punto de partida la presentación oficial del personaje a cargo de Crockett Johnson:

Harold ha estado garabateando el espacio en blanco, y decide ir a dar un paseo bajo la luz de la luna. Pero en su mundo no hay luna y necesita dibujarse una para pasear bajo su luz. Tampoco hay un camino para acercarse a la luna, y necesita uno para llegar, pero éste se le hace demasiado largo y dibuja una transversal para acortar camino. El atajo conduce a un lugar donde él cree que debe haber un bosque, como no hay, decide dibujarlo. Como no desea perderse en el bosque, decide dibujar uno muy pequeño, con un solo árbol, un manzano. Para cuidar las manzanas dibuja a un dragón tan feroz que él mismo se asusta, y retrocede sin advertir que su mano (por donde sostiene el crayón) temblequea en el aire, delimitando unas líneas ondulada, que devienen las aguas del océano, donde comienza a ahogarse. Rápidamente dibuja un barco y luego una vela para navegar esas aguas. Cuando ya ha navegado lo suficiente, dibuja una isla y sobre la arena mullida dibuja un apetitoso picnic con pasteles; al ver que son demasiados, dibuja a un alce hambriento y a un puercoespín a quienes invita al festín. Más tarde quiere saber hasta dónde ha llegado y, como sabe que cuanto más alto, más lejos podrá ver, convierte una colina en una montaña. Ya está cansado y quiere ir a su cama y espera vislumbrar su habitación desde lo alto. Como ha dibujado una montaña demasiado elevada, pierde el equilibrio y cae al vacío, pero, conservando su imaginación y su crayón, dibuja un globo aerostático sobre el cual se desliza en el aire. Desde allí debería encontrar su habitación, pero como no la ve, dibuja una casa con muchas ventanas, aunque como ninguna de ellas es la suya; sigue entonces dibujando ventanas a montones, y conglomerados de edificios con ventanas… pero ninguna es la suya. Camina siguiendo a la luna deseando finalmente encontrar su cama para poder ir a dormir. De golpe, recuerda que desde su ventana se ve siempre la luna, y dibuja un marco a su alrededor; dibuja una cama… y ya agotado, deja caer el crayón al piso, y se duerme. [https://fliphtml5.com/wavk/doeu/basic]

He presentado la descripción detallada del primer cuento porque resulta interesante advertir cierta modulación que la producción fílmica ha elegido respecto de la historia original. La primera diferencia es que mientras en la película la magia del crayón se demuestra principalmente en la creación de criaturas animadas y tecnologías que pueblan un mundo ya dado, una espacialidad ya configurada, etcétera, en el libro, por el contrario, Harold no se limita a poblar el espacio de objetos y seres, sino que hace surgir de su imaginación al mundo mismo, con las coordenadas espaciales que él mismo habita a su antojo. Esta cualidad muy presente en la versión original, sólo queda expresada –y recién en el final de la película- cuando Gary se apropia del crayón mágico. En este sentido, es difícil obviar el hecho de que sea el personaje que encarna el rol del villano quien quiere usar la magia para cambiar las relaciones sociales, y la configuración del mundo existente, y que sea el personaje que encarna el rol del héroe, quien se limita a la reproducción de lo instituido.

El otro elemento diferencial entre ambas versiones es el papel que juega la imaginación y el objeto al interior del acto creativo. Mientras que en la versión original la imaginación es la protagonista, y el crayón sólo un ayudante secundario, en la película todo se reduce al dominio de una herramienta mágica, que desde su materialidad permite dar realidad a lo que la imaginación sueña. Esto queda especialmente expresado con la interacción que Gary y el crayón: no es su imaginación la que puede crear mundos fantásticos, sino el crayón mágico. Este énfasis en el poder de la tecnología tampoco me parece fácil de obviar, y quizás es el elemento menos atractivo de la película, y el que, en cambio, más se destaca en la versión original.

Título: Harold y su crayón mágico.
Título original: Harold and the Purple Crayon.
Dirección: Carlos Saldanha.
Intérpretes: Zachary Levi, Lil Rel Howery, Benjamin Bottani, Jemaine Clement, Tanya Reynolds, Alfred Molina y Zooey Deschanel.
Género: Animación, Fantasía, Aventura, Comedia, Familia, Basada en cuento infantil. Calificación: Apta para todo público. Duración: 92 minutos. Origen: EE.UU. Año de realización: 2024. Distribuidora: UIP. Fecha de estreno: 01/08/2024.

Puntaje: 7 (siete)

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