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viernes, 13 septiembre 2024
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Parpadea dos veces: Más allá del olvido

Por Juan Alfonso Samaja

*Se advierte al lector que la crítica contiene spoilers

Frida está obsesionada con Slater King, un magnate de la tecnología que, luego de ser acusado por abuso de poder, ha tomado la decisión de renunciar a la empresa y dedicarse a la filantropía y al retiro espiritual. Ella tiene la intención de forzar un encuentro con el magnate colándose en una fiesta exclusiva donde Slater King asiste. Una vez producido el encuentro, Slater la invita a ella y a su amiga Jess a pasar unos días en su isla privada. Al principio, todo parece de ensueño: los invitados forman un selecto jet-set compuesto de empresarios y gente vinculado al espectáculo y las mujeres son consentidas en exceso: surtidas de perfumes exóticos, adornadas con vestidos para la ocasión, y agasajadas con suntuosos manjares durante las noches. Sin embargo, comienzan a aparecer indicios de que algo raro ocurre en esa casa: Frida se levanta cada mañana con restos de tierra debajo de las uñas, y con las uñas quebradas, sin que logre recordar cómo y porqué le ha ocurrido esto. Una mañana no encuentra a su amiga Jess, y cuando pregunta a las invitadas restantes, nadie parece recordar siquiera que Jess ha estado allí. Frida se desespera y comparte sus inquietudes con una de las mujeres invitadas y ambas empiezan a descubrir los horrorosos acontecimientos que allí ocurren.

Crítica

El relato se enmarca, en apariencia, en el tipo de narrativa que se conoce habitualmente como de “violación y venganza” (Rape & Revenge) donde una mujer es agredida sexualmente y de modo brutal por un varón o por un grupo de varones, y luego ella misma se embarca en una peripecia de represalia igualmente violenta contra sus agresores masculinos. Decimos que es “en apariencia”, porque el relato presenta tres diferencias que lo alejan significativamente de ese tipo de propuestas, a pesar de que ciertos contenidos de lo narrado estén asociados a estos asuntos: el tema central; el énfasis emocional; y el giro del desenlace.

En principio, el tema de la película no reside en la violación, sino en el borrado de los recuerdos sobre el sufrimiento padecido por el cuerpo de las víctimas. El tópico es la anestesia mental que, por un lado, da rienda suelta a nuestros peores demonios, y, por otro, hace posible evadirnos de hacernos cargo de las consecuencias (como víctimas y como victimarios), pues quien no recuerda lo que ha hecho, o lo que le han hecho, no puede representarse tampoco las consecuencias de lo ocurrido. Es sintomático, y curioso, que uno de los primeros diálogos en la isla entre Slater y Frida sea precisamente sobre este asunto: Slater le pregunta si ella hace terapia, a lo cual Frida responde que no, pues no está interesada en recordar su pasado doloroso. Por el contrario, Slater menciona que él se trata con un terapeuta para poder recuperar episodios de su infancia que se han borrado. Frida le dice que ella prefiere no recordar, a lo que Slater agrega: “olvidar es un regalo”.

En segundo lugar, a diferencia del esquema básico de las películas de violación y venganza, donde el eje central está puesto en la mostración obscena del episodio sexual ultrajante como de la venganza final, este argumento presenta un desplazamiento significativo: centra todo su interés en la preparación de lo horroroso, y no en lo horroroso mismo, que se escamotea y apenas se sugiere. En este sentido, resulta interesante la estructura de demora que el relato pone en funcionamiento, logrando, en los personajes como en el espectador, momentos de gran incomodidad y perturbación; los días transcurren, anodinos, pero la incomodidad se acrecienta y sobrevuela de modo constante. Este predominio emocional de la primera mitad de la película es lo mejor del relato, a mi entender.

Finalmente, la tercera diferencia, es que mientras en las películas mencionadas el victimario es vengado y asesinado brutalmente por la víctima o sus allegados, en esta historia la víctima rescata a su agresor, pues el victimario es a su vez víctima de abuso y de olvido traumático él mismo. El proceso orgánico de recordar el sufrimiento para Frida es restituir también la identidad completa de su agresor, pudiendo tomar conciencia de que él y su hermana han sido abusados por su padre en la infancia.

Esta última característica es realmente muy interesante, sin embargo, queda deslucida por falta de complejidad psicológica en el personaje masculino. Si el relato pretende que –al menos hacia el final- empaticemos con Slater, debió haber desarrollado con más ambigüedad su caracterización, pues así como se lo ha caracterizado, el giro del desenlace resulta bastante inorgánico.

Este desarrollo escueto de la psicología de los personajes se aplica a todos los personajes (protagónicos y secundarios). La narración parece  conformarse con una estética impresionista de los caracteres, arrojando una serie de pinceladas, pero sin desarrollar luego sus elementos internos. El resultado es una mirada que tiende a la estereotipación tanto de los varones agresores como de las mujeres agredidas y cómplices. Tomando en cuenta el reparto de notables y macanudos que han sido convocados a esta película, tal actitud reacia al desarrollo de los caracteres resulta un desperdicio de sus talentos.

Título: Parpadea dos veces.
Título original: Blink Twice.
Dirección: Zoë Kravitz.
Intérpretes: Naomie Ackie, Channing Tatum, Christian Slater, Simon Rex, Adria Arjona, Haley Joel Osment, Geena Davis, Kyle MacLachlan, Alia Shawkat y Levon Hawke.
Género: Thriller psicológico.
Calificación: Apta para mayores de 16 años.
Duración: 102 minutos.
Origen: EE.UU./ México.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de estreno: 22/08/2024.

Puntaje: 8 (ocho)

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