Por Iara Reboredo
Beetlejuice: El Súper Fantasma es una de las obras más icónicas del director Tim Burton, conocida por su estilo único y su mezcla de humor oscuro con fantasía extravagante. Estrenada en 1988, esta película sin duda se convirtió en un clásico del cine y es una gran prueba de la habilidad del director para crear universos visuales inigualables y personajes memorables. 36 años más tarde, Burton nos trae una peculiar secuela de su mega éxito, pero ¿logrará estar a la altura de su antecesora?
En cuanto a la trama, debo admitir que imaginé sería más de lo mismo, pero me equivoqué. En esta nueva entrega titulada Beetlejuice Beetlejuice retoma a algunos de los personajes que nos dejó la primera película, como el personaje de Delia Deetz (Catherine O´Hara), el mismísimo Beetlejuice (donde Michael Keaton vuelve a encarnar a su icónico personaje) y a una Lydia Deetz ya crecida (interpretada por Winona Ryder). Entramos directo a la nueva vida de Lydia, que tuvo éxito en el mundo de lo paranormal tras declararse una médium. Además, introduce a nuevos personajes que se desenvuelven a lo largo de esta historia; Astrid, la hija de Lydia (Jenna Ortega, quien ya trabajó junto a Burton en la serie Merlina), Rory (Justin Theroux), Wolf Jackson (Willem Dafoe), Jeremy (Arthur Conti) y Delores (Monica Bellucci). Todos estos personajes cumplen un rol particular en el desarrollo de la película, lo que, en cierto punto, le juega un poco en contra porque se llega a desperdiciar el potencial de muchos de ellos. Me alegró que Beetlejuice tenga más tiempo en pantalla, dándole más margen para demostrar esa acidez que tiene el personaje, la locura que conlleva y lo bien que lo interpreta Michael Keaton a pesar de que haya pasado un tiempo. Más allá de que la protagonista sea Lydia y su familia, los personajes secundarios se roban la atención de la película, creando muchas facetas dentro de la misma historia, que desembocan en un final un tanto forzado pero muy entretenido, digno del director.
Esta fue la principal diferencia de la película original, donde, si bien había varios personajes para seguir, la trama giraba en torno a los recién fallecidos Maitland (los personajes que encarnaron Alec Baldwin y Geena Davis), y su objetivo de ahuyentar a la familia Deetz de su casa.
Burton siempre destacó por tener una estética visual muy particular en sus películas, principalmente por el uso de elementos góticos. En Beetlejuice… no fue muy diferente, más allá del uso audaz del color, el diseño gótico está presente y los efectos especiales creativos que reflejan el mundo de los muertos y lo sobrenatural. Con más de tres décadas de distancia, está claro que se notarían los avances en la escenografía y los efectos, pero aún así no pierde la esencia ochentera de la original. Logra ampliar un poco más lo que sería el más allá, y, una vez más, crea un entorno surrealista y vibrante que se alinea perfectamente con el humor negro de la trama.
Beetlejuice… no es solo una película de comedia; también explora temas sobre la vida, la muerte y la aceptación de lo desconocido. A través de una narrativa extravagante y personajes muy peculiares, ofrece una divertida reflexión sobre cómo las personas enfrentan los cambios y los desafíos de lo sobrenatural. Beetlejuice Beetlejuice tiene un tono más similar a la aventura, donde algo pasa y tienen que emprender un viaje para repararlo, y en cierto punto creí que iban a convertir al demonio en una especie de “héroe”, pero no pasó, sigue intacto. Cada escena fue escalando, inundando la sala de risas con chistes adaptados a esta nueva generación, entreteniendo a la audiencia y generando nostalgia en todo aquel que haya sabido disfrutar de este clásico.
Beetlejuice… es un hito del cine que ha resistido la prueba del tiempo y su secuela se enfrenta a una tarea monumental al intentar continuar la historia y capturar la esencia de la película original. Para mí, era fundamental que la secuela mantenga el espíritu irreverente y el humor único que hicieron de Beetlejuice… un fenómeno, y al mismo tiempo ofrecer una narrativa nueva y relevante, que no repita lo que ya vimos. La película cumple, y, si bien tiene un par de errores en la historia, la disfruté muchísimo, creo que es de mis estrenos favoritos del año. Fueron pocas, y hasta me animo a decir nulas, las veces que Tim Burton falló con algún proyecto; pueden gustarte más o menos que otros, pero sin duda cada película presenta ese toque que lo hace tan único y que por algún motivo lo mantiene vigente con el paso del tiempo.