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sábado, 24 mayo 2025
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Transmitzvah: El camino de la identidad de género

Por Juan Alfonso Samaja

A pesar de haber nacido como Ruben Singman, Mummy se ha sentido mujer desde la infancia. Criada en una familia observante pero abierta y contenedora, su identidad de género no ha generado conflictos con sus padres y hermano, quienes -de hecho- disfrutan de los números musicales que una travestida Mummy habitualmente ofrece a los clientes en el comercio de telas de sus padres, donde entona con gran carisma canciones del repertorio en idish. Al llegar a los 13 años, Mummy pretende realizar el ceremonial judaico con su identidad de mujer, a lo cual su padre se opone, lo que dará lugar a un largo conflicto con éste, llevando a la protagonista al exilio donde alcanzará de adulta el éxito internacional como estrella de la nueva música idish: Mummy Singer. En lo más alto de su carrera musical, regresa a Argentina donde brindará un concierto; pero la muerte repentina del padre deja a Mummy sin su voz, manifestándose que aquella interrupción del rito consagratorio ha impedido resolver completamente el sentido de su identidad. Junto a su hermano intentarán completar la celebración en sus propios términos, para recuperar la voz que ha perdido.

Crítica

La película comienza con una secuencia extraordinaria sobre la infancia de Reuben/Mummy en ese estilo, mezcla de costumbrismo idish y grotesco río platense, que ha ensayado el director en películas como El Rey del Once. Con gran economía de recursos, pero alcanzando la máxima potencia narrativa, la narración va trazando el perfil de los Singman: una familia asociada al mundo textil que se halla muy bien posicionada en la comunidad y en el mercado del ramo.

Luego de presentar a los padres y al hermano, el relato abre con la situación donde se expone el conflicto en cuestión. La familia está preparando los últimos detalles del bar mitzvah de su hijo menor; vemos por primera vez a Mummy ofreciendo un concierto a su familia, que recibe encantada la interpretación, pero desde ahora se advierte una ambivalencia en el padre dibujada en la expresión de su rostro, que anticipa el inicio de la tormenta. Finalizado el concierto, Mummy informa a su familia la intención de realizar la celebración con su identidad de mujer, pero ante la negativa contundente de su padre decide cancelar la celebración, quedando este asunto como una deuda pendiente con su familia y consigo mismo.

Hasta aquí el planteo inicial. El mayor problema de la película es la falta de un conflicto principal que motorice e impulse la acción a lo largo del relato. Y en rigor de la verdad, no es cierto que no hay conflicto principal, lo que hay son dos conflictos de órdenes muy diferentes, en dos momentos del relato que parecen excluirse mutuamente, pudiendo cada uno desarrollar una película independiente: por un lado, el conflicto extrovertido y confrontativo entre Mummy y la tradición familiar que representa su padre; por otro, los conflictos introspectivos y psicológicos del padre y de la hija.

Respecto del primer conflicto, la familia manifiesta un apoyo incondicional para la conducta y actitud de su hijo/a en una época en que dicho sostén puede resultar bastante inverosímil. La celebración del bar mitzvah ofrece un contexto beligerante que rompe esa armonía familiar, dando lugar a un conflicto muy bien planteado. Lamentablemente, esta línea dramática queda trunca, ya que, por medio de una elipsis temporal de gran aliento, el relato evita el desarrollo del conflicto, pasando sin mediación, a una Mummy ya adulta. El regreso a la Argentina podría haber sido un escenario para el reavivamiento de varias tensiones familiares: a) el conflicto con su padre, b) con la comunidad judía, c) con su hermano, Pero, lamentablemente, no se ha sacado provecho de ninguna de tales premisas.

a) Padre convertido en hija, hija convertida en padre

El conflicto con su padre es la premisa que mejr articula el relato, al menos por su doble manifestación: como conflicto hacia afuera, con ese sujeto amado que constituye la identidad, y como conflicto hacia adentro, expresado en una ambivalencia del deseo de Mummy respecto de cómo presentarse en la celebración. Pero la escena entre Mummy y su padre antes de morir, donde el padre se arrepiente de su actitud, y muestra todo su afecto incondicional intacto por la hija, anula todo potencial dramático a esta línea de conflicto. Como esta situación antecede a la peripecia de encontrar la manera de realizar aquel ceremonial inconcluso, y el ceremonial simboliza el conflicto con su padre, es lógico que en torno a esta segunda línea se desplace el conflicto en lo que resta de la trama.

b) En busca del ritual perdido

El rasgo peculiar de esta línea narrativa es su ambivalencia de registro entre lo cómico y lo serio. Si Mummy no mostrara una identidad como mujer tan marcada, hubiéramos sospechado que esta indefinición de registro podría estar representando una indefinición de su identidad. Si nos atenemos a la primera impresión que deja la secuencia de inicio y el comienzo de la peripecia de los hermanos por la consecución del ritual (el chiste sobre la palabra que da título al film, y el pintoresquismo con que se representa a ciertos personajes de la colectividad ortodoxa, como heterodoxa) era esperable presuponer un registro  reidero. Sin embargo, el relato no termina de encontrarse a gusto en identidad genérica, y las situaciones graciosas no pasan de ser gags inorgánicos. Todo el proceso dse la preparación y concreción del evento adquieren un tono serio, vinculado a la angustia existencial que Mummy manifiesta en relación a cómo realizar el ceremonial (como Mummy o como Reubén)

c) Los hermanos sean unidos

Se podría haber planteado también un conflicto entre los hermanos (Eduardo y Mummy). De hecho, apenas Mummy llega a la Argentina, nos enteramos por parte de la cuñada de Mummy que entre los hermanos parece haber algunos problemas pendientes; ella le pide que la confronta, y que le pida alguna ayuda (probablemente económica). Pero nada de esto se continúa, y la situación entre Eduardo y su mujer no se volverá a mencionar hasta el final, donde Eduardo decide divorciarse.

Respecto del segundo tipo de conflicto (el introvertido), el temperamento del relato no parece ofrecer el contexto más adecuado para desenvolver a gusto tampoco en este tipo de situaciones psicológicas; el malestar interno no llega nunca a adquirir estatuto verdaderamente cinematográfico, quedando atrapado como un sentimiento íntimo del personaje, sobre el que poco y nada podemos saber. Por otra parte, tampoco resulta muy coherente el conflicto interno de la Mummy adulta, ni es coherente con la psicología del personaje, ni coherente con la secuencia narrativa, pues Mummy oscila entre no querer saber nada en torno a su familia, para luego querer cumplir con el ceremonial familiar pendiente; realizarlo primero como Mummy (mujer), y luego como Reuben (hijo varón), etc.

En síntesis, creo que la superposición de conflictos le ha jugado en contra a una propuesta que no ha sabido dar continuidad a sus premisas, o unificar sus diversidades narrativas.

Título: Transmitzvah.
Título original: Idem.
Dirección: Daniel Burman.
Intérpretes: Penélope Guerrero, Juan Minujín, Alejandra Flechner, Gustavo Bassani, Alejandro Awada, Milo Burgess, Carla Quevedo, Carlos Belloso y Damián Dreizik.
Género: Comedia, Drama.
Calificación: Apta para todo público.
Duración: 102 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: Star Distribution.
Fecha de estreno: 10/10/2024.

Puntaje: 4 (cuatro)

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