Por Iara Reboredo
Cielo rojo (Gigantes de metal), la nueva película del realizador Marcelo Leguiza, se presenta como un intento de examinar los oscuros laberintos de la mente humana, centrándose en la vida de Bianca, una mujer atormentada por traumas de infancia. No obstante, lo que podría haber sido una profunda exploración del trauma y la salud mental se convierte en una experiencia vacía y desarticulada.
Desde el inicio, la película intenta abarcar múltiples aspectos de la vida de Bianca, incluyendo lo que dieron a entender como abusos, luego un secuestro llevado a cabo por el líder de una extraña secta, y, luego del secuestro, una seguidilla de desórdenes mentales y visiones misteriosas; este enfoque disperso impide que la historia se desarrolle de manera coherente. La narrativa se fragmenta en traumas distintos que, al final, no logran cerrarse ni ofrecer un impacto emocional significativo. Esto deja al espectador con una sensación de inconclusión que no solo frustra, sino que también diluye cualquier mensaje que la película pudiera haber intentado transmitir.
Las actuaciones, en especial la de la protagonista, carecen de la profundidad necesaria para conectar con el público. Al principio logra captar la atención, pero a medida que todo se va descarrilando, la actuación pierde credibilidad e impacto. Me sorprendió la breve aparición de Esteban Prol en este proyecto; él y Victoria Carreras son las únicas caras conocidas que divisé en la película. Lamentablemente, sus presencias no fueron suficiente para salvar una trama que, en última instancia, se siente descuidada y poco inspirada.
En cuanto a la dirección, Leguiza presenta una ejecución técnica que deja mucho que desear. La fotografía, los efectos visuales y la composición de imagen en sí aunque intenta crear atmósferas perturbadoras, a menudo se siente plana y sin vida, fallando en transmitir la complejidad emocional de la historia. Son de calidad inferior, mínima, cosa que no suele molestarme tanto en proyectos independientes, ya que muchas veces estas producciones cuentan con recursos limitados, pero esta vez es diferente. Más allá de afectar la credibilidad de las escenas más “intensas”, carecen de la atención al detalle que se esperaría de un largometraje. Siento que le faltó sentimiento detrás de la cámara; sé el empeño que conlleva sacar adelante una producción, pero esta película no me transmitió ni un poco de corazón, ni esfuerzo, ni nada.
El uso del sonido es igualmente deficiente; la banda sonora carece de la sutileza necesaria para intensificar la tensión, son sonidos futuristas, distópicos, que, aparentemente, encajan con la trama. La mayor parte de los diálogos a veces se pierden entre una mezcla de efectos que restan claridad a las interacciones entre personajes.
Cielo rojo… es una película que se siente vacía y sin rumbo. Su falta de enfoque y la incapacidad para abordar adecuadamente los traumas de su protagonista la convierten en una experiencia frustrante. Si la intención era crear un diálogo sobre la salud mental y las conspiraciones, el resultado es más confuso que revelador. Una oportunidad perdida que, con un tratamiento más centrado, podría haber ofrecido una historia mucho más resonante.
Título: Cielo rojo (Gigantes de metal).
Título original: Idem.
Dirección: Marcelo Leguiza.
Intérpretes: Noe Antúnez, Susana Varela, Germán Baudino, Gabriela Valenti, Paula Manzone, Micaela Ferro, Evan Leed, Esteban Prol y Victoria Carreras.
Género: Terror, Thriller.
Calificación: pendiente.
Duración: 72 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2022.
Distribuidora: Independiente.
Fecha de estreno: 31/10/2024.
Puntaje: 2 (dos)