Por Iara Reboredo
Procopiuk, el documental dirigido por Diego Lumerman, es un homenaje vibrante y conmovedor al pionero de la cinematografía patagónica, Carlos Procopiuk (1933-2007). A través de un recorrido íntimo y profundo, Lumerman nos presenta no solo la figura de Procopiuk, sino también el contexto cultural y social de una región que, muchas veces, queda fuera del foco cinematográfico.
La película se erige sobre un archivo audiovisual variado que abarca más de cinco décadas de trabajo. Con formatos que van desde el 16mm hasta el Super VHS, el documental logra capturar la esencia de un cineasta que, a pesar de los desafíos técnicos y geográficos, logró dejar una huella indeleble en la historia del cine en Neuquén. Este enfoque nostálgico no solo pone de manifiesto la evolución del cine en la región, sino que también permite al espectador conectar con la pasión y el compromiso que Procopiuk tenía hacia su arte y su entorno.
La verdad, no sabía nada de la vida de este hombre, ni quien fue, ni que hizo, y realmente creo que es lo mejor que vi en cuanto a documentales este año. Si bien no todos lo encontrarán entretenido, sí creo que es interesante, quizá está más orientado a un público que se conecta con la realización y la producción, pero lo importante es que, a mi parecer, está bien hecho; se nota que tiene un propósito detrás, que alguien se preocupó de verdad por hacerlo bien, y que, además, está tan apasionado por la historia que cuenta que transmite ese sentimiento. Creo que proyectar esa búsqueda es algo complicado, y personalmente disfruté mucho viéndolo, aunque por momentos parezca algo repetitivo.
Lumerman se adentra en los paisajes patagónicos, utiliza el territorio como un personaje en sí mismo. La forma en que los testimonios de familiares, amigos y colaboradores se entrelazan con las imágenes de las obras de Procopiuk crea una narrativa bastante emocional, pero completa. Cada relato, cargado de anécdotas y recuerdos, no solo proporciona una visión más amplia de la vida del cineasta, sino que también revela la conexión profunda que estableció con las personas y los lugares que filmó.
Uno de los aspectos más fascinantes del documental es cómo Lumerman destaca la simplicidad y la inocencia de la técnica de Procopiuk. Aunque sus películas pueden carecer de la perfección técnica que se espera en la cinematografía contemporánea, la autenticidad y el asombro que emanan de su trabajo son funcionales. Este contraste entre técnica y emoción es precisamente lo que hace que Procopiuk resuene con fuerza: nos recuerda que el cine, en su esencia, es un medio para explorar la humanidad y las experiencias compartidas. Además, Lumerman no se limita a presentar un retrato místico de Procopiuk; se convierte en un homenaje no solo a un cineasta, sino a todos aquellos que, como él, van desafiando las normas y buscan su lugar en la historia del arte, lejos de las grandes capitales.
Procopiuk es una celebración del legado de un cineasta que, a través de su mirada y su trabajo, nos invita a descubrir la belleza y la singularidad de la Patagonia. La obra de Lumerman retrata la importancia del cine como un medio de expresión que puede conectar comunidades y contar historias que, de otro modo, podrían quedar olvidadas.
Este documental, que encontró su lugar en festivales como el 38º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y fue galardonado en el Festival Audiovisual Bariloche, es una pieza que no solo encuadra la historia del cine patagónico, sino que muestra el poder que conlleva el cine, en este caso como vehículo de memoria y conexión. Sin duda, Procopiuk es un gran descubrimiento, que no todos tendrán el valor de apreciar, pero estará ahí para quienes quieran hacerlo.
Título: Procopiuk.
Título original: Idem.
Dirección: Diego Lumerman.
Guion: Diego Lumerman y Sofía Tarruella.
Edición: Susana Leunda.
Género: Documental.
Calificación: Apta para todo público.
Duración: 65 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2023.
Distribuidora: Independiente.
Fecha de estreno: 31/10/2024.
Puntaje: 6 (seis)