Por Iara Reboredo
Con un elenco encabezado por Lorenzo “Toto” Ferro y la presentación de Kiara Supini y Pehuén Pedre, Simón de la montaña marca la ópera prima de Federico Luis. La película fue reconocida en el último Festival Internacional de Cine de Cannes y ha tenido una participación aclamada en San Sebastián, lo que ya la posiciona como una obra “relevante” dentro del panorama cinematográfico actual.
El largometraje busca explorar los confines de la identidad y la aceptación, nos presenta a Simón (Ferro), un joven de 21 años. Desde el principio, la película establece un tono introspectivo al mostrar a Simón como un individuo que no logra encajar en los estándares de la sociedad que lo rodea. Su vida, marcada por la inseguridad y la falta de dirección, da un giro inesperado cuando se une a un grupo de chicos con discapacidades, quienes le ofrecen una nueva perspectiva sobre la vida y la amistad.
La premisa de la película es, sin duda, intrigante. La idea de que un joven, al sentirse fuera de lugar, comience a moldear su realidad en base a personas con capacidades diferentes, es un tema que resuena. Sin embargo, a pesar de su potencial, la ejecución se siente como un proyecto a medias; tiene un mensaje que quiere transmitir, pero le cuesta demasiado hacerlo. Por momentos se siente como un argumento sin sentido, donde solo pasan cosas porque sí, pero los últimos 20 minutos son lo mejor que tiene, y lo que más resalta.
La actuación de Ferro destaca en su papel de Simón, creo que le aporta una brutalidad que resuena con la angustia y el anhelo del personaje. Junto a él, los actores Kiara Supini y Pehuén Pedre ofrecen actuaciones que, a mi parecer, no tienen mucho para contar en cuanto a ficción; complementan la narrativa, sí, pero no sabría cómo catalogar los niveles de actuación, simplemente los vi a ellos, no tanto a sus personajes, aunque no puedo negar que esa peculiaridad ilumina momentos de la historia y los hace genuinos.
La película, a pesar de sus momentos de humor que contrastan con la profundidad del tema central, a veces se siente forzada. Hay escenas que logran mantener al espectador en un estado de expectativa, pero sí es cierto que existe cierto condicionamiento implícito que puede resultar un poco frustrante; uno se siente obligado a querer que le guste la película, no es un proyecto que toda clase de público se disponga a ver, aunque esté hecha con la intención de que todo el mundo la aplauda.
Federico Luis logra crear un espacio cinematográfico donde los personajes se sienten reales, con sus inseguridades y aspiraciones. Quiero resaltar una escena en particular, donde Simón está viendo videos de cuando era chico; una escena sencilla, pero que le agrega mucho valor emotivo a una película que venía muy plana, este enfoque permite que la audiencia pueda acceder mejor al contexto emocional del protagonista, y es donde comienza el punto fuerte de la película.
Simón de la montaña es una obra que, aunque sea imperfecta, ofrece una reflexión sobre la búsqueda de identidad y aceptación en un mundo que a menudo se siente indiferente. Si bien la actuación de Lorenzo Ferro puede no ser la más impactante de su carrera, su papel se convierte en un vehículo para explorar las dinámicas de la amistad y el autodescubrimiento en un contexto que no siempre apreciamos. La película nos invita a cuestionar nuestras propias limitaciones, recreando un viaje poco cautivador, pero muy desafiante.
Título: Simón de la montaña.
Título original: Idem.
Dirección: Federico Luis.
Intérpretes: Lorenzo Ferro, Kiara Supini, Pehuén Pedre, Laura Nevole, Agustín Toscano y Camila Hirane
Género: Drama.
Calificación: Apta para mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 98 minutos.
Origen: Argentina/ Chile/ Uruguay.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: Moving Pics.
Fecha de estreno: 31/10/2024.
Puntaje: 4 (cuatro)