back to top
viernes, 15 noviembre 2024
InicioCríticaGladiador II: De la República al Imperio

Gladiador II: De la República al Imperio

Por Juan Alfonso Samaja

*Se advierte al lector que la crítica podría contener spoilers

Hanno y Arishat son un matrimonio; ambos, soldados frente a un ataque romano en la entrada de Numidia: último bastión de resistencia africano frente al Imperio. A pesar de la heroica gesta de los habitantes, el ejército imperial consigue tomar la ciudad con el general Acasio a la cabeza, quien durante la batalla da muerte a Arishat. Hanno termina como prisionero y vendido a un mercenario de nombre Macrino, quien entrena gladiadores para el entretenimiento en Roma. Hanno jura vengarse de Acasio, permitiendo que Macrino lo explote como gladiador para poder acceder al Coliseo, enfrentar al general y allí mismo darle muerte.

Crítica

Esta entrega se presenta como una continuación de la primera Gladiador (2000). Han pasado 16 años de la muerte del emperador filósofo Marco Aurelio, y su sueño de una Roma grandiosa y democrática se ha desvanecido. El imperio es ahora una entidad decadente, donde prima la corrupción del senado y la tiranía de los emperadores. Muerto Cómodo, su sobrino Lucius Vero, desaparece repentinamente. Lucilla (Connie Nielsen), su madre, se ha encargado de hacerlo salir de Roma, temiendo que los conflictos internos del imperio pueden desembocar en una disputa de poder que ponga en peligro la vida de su hijo. El niño es hallado en el desierto y adoptado por unos pobladores africanos. Cuando llega a su vida adulta se casa con Arishat (Yuval Gonen) y cambia su nombre por el de Hanno (Paul Mescal).

La trama resulta un poco más compleja y atractiva que la primera entrega, y ello resulta en una pieza narrativa menos lineal. En principio, el contrapunto dramático no se limitará –como pareciera en una primera impresión- entre Hanno y Acacio (Pedro Pascal), pues a medida que el relato avanza se va revelando el origen del protagonista, lo cual ofrece otras líneas dramáticas, como el conflicto entre Hanno y su madre que lo ha abandonado de niño; el conflicto entre Acacio, Lucilla y el Senado, los tres, frente a los tiránicos hermanos emperadores; y, finalmente, el conflicto centrado en el pseudo golpe de estado que el hábil Macrino (Denzel Washington) intenta dar para encumbrarse en el poder, aprovechando la debilidad mental de uno de los hermanos.

El principal defecto de la película, a mi juicio, es cierto carácter inorgánico de algunos giros, especialmente en lo que atañe al personaje de Macrino y el corrupto senador Thraex (Tim McInnerny), quienes traicionan el intento de revuelta, informando a los emperadores de todo el complot. Sinceramente la idea es buena; sorprende al espectador, al mismo tiempo que habilita una potencialidad dramática en torno a estos dos personajes que resulta completa –y torpemente- desaprovechada. Es cierto que el cambio de estos personajes, sobre todo de Macrino, resulta demasiado abrupto, pudiéndose haber anticipado gradualmente, pero pienso que el principal defecto es que la narración no supo cómo sacar provecho de estos elementos. Y es también cierto que un desarrollo en esta línea hubiese requerido de un incremento sustancial en la duración final de un film que ya de por sí resulta extenso. Y esto lleva a una segunda crítica: el problema de la duración.

La ocupación del tiempo en la pantalla sin una justificación dramática que lo amerite no es algo nuevo ni un defecto singular de esta película; sin ir más lejos, la primera entrega ya presentaba este inconveniente (155 minutos en la versión de estreno en salas y 170 en la versión editada para DVD). Es una decisión de producción que tendrá diversas razones en lo económico-político, pero ninguna en la dimensión narrativa. Entiéndase que la duración en sí misma no es un inconveniente para la experiencia espectatorial, sino lo que se hace con la duración misma, y los contenidos con que pretende llenarse. El único resultado para una duración que excede las necesidades de su argumento es dilatar dramáticamente el desenlace, estirando el desarrollo de un modo artificial. En el caso de Gladiador II es un defecto más lamentable, pues el relato presentaba recursos que hubiesen justificado el incremento de duración, en torno al personaje de Macrino y Thraex, y al giro narrativo que presentan estos personajes en particular en la última parte de la historia, pero, por supuesto, ello habría implicado priorizar el desarrollo de este personaje, y restarle tiempo a la relación entre Acacio y Lucila, Lucila y Hanno, los emperadores, etc. Respecto de las prioridades narrativas que propone la historia, sí creo que hay una mala decisión.

El desenlace se desluce notablemente por el carácter abrupto y artificial de los giros imprevistos, y, sobre todo, por la carencia de un desarrollo que esté a la altura de esos componentes. El final no es orgánico, y comete el pecado de no ser siquiera ingenioso. En su lugar se nos ofrece un sermón solemne y melodramático, no muy distante al desenlace de la primera entrega.

De todos modos, los recursos dramáticos múltiples y coloridos que componen la trama, hacen de la película una experiencia bastante aceptable, sobre todo si la comparamos con la versión del 2000.

Título: Gladiador II.
Título original: Gladiator II.
Dirección: Ridley Scott.
Intérpretes: Paul Mescal, Denzel Washington, Pedro Pascal, Connie Nielsen, Joseph Quinn, Fred Hechinger, Lior Raz, Peter Mensah, Yuval Gonen, Tim McInnerny y Derek Jacobi.
Género: Acción, Drama, Aventuras. Calificación: Apta para mayores de 13 años, con reservas. Duración: 148 minutos. Origen: EE.UU./ Reino Unido. Año de realización: 2024. Distribuidora: UIP.
Fecha de estreno: 14/11/2024.

Puntaje: 7 (siete)

NOTAS RELACIONADAS

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

ÚLTIMAS PUBLICACIONES

Tiempo de pagar: Zafar a toda costa

Mi padre y yo: A través del cristal