Por Iara Reboredo
Sting: Araña asesina, dirigida por Kiah Roache-Turner, es una propuesta entretenida que se nutre de la nostalgia del cine de terror de clase B, especialmente aquellas películas sobre criaturas monstruosas que dominaron las décadas pasadas, como Tarántula (1955) y Aracnofobia (1990). En un contexto urbano contemporáneo, la película equilibra hábilmente lo grotesco y lo humorístico, sin tomarse demasiado en serio, pero sin abandonar por completo la esencia del terror que define al género.
La trama inicia con una premisa sencilla pero efectiva: una nena de 12 años, Charlotte (Alyla Browne, nominada a los próximos Critics Choice Awards por su papel en Furiosa), encuentra una araña extraña que pronto se transforma en una amenaza insaciable. A medida que el insecto crece, sus vecinos en un edificio viejo de Brooklyn comienzan a desaparecer, y la ciudad se ve atrapada por el acecho de esta criatura. La amenaza se intensifica y Charlotte se convierte en la única que sabe cómo detener a la araña. Esta historia tiene todas las características de un relato de terror: un escenario oscuro y claustrofóbico, personajes en peligro, y una amenaza que se hace más fuerte a medida que la tensión se incrementa.
A mi parecer, lo que hace sobresalir Sting… es su capacidad para equilibrar el terror con la diversión, un tono similar al de Aracnofobia (1990), pero con un enfoque más gore. La dirección de Roche-Turner mantiene el ritmo entretenido, nunca demasiado serio, y no teme jugar con los elementos del cine de terror para crear momentos de tensión seguidos de otros de humor negro. Creo que la película no pretende ser una reflexión profunda sobre el miedo, sino que se centra en ofrecer un espectáculo divertido y algo grotesco, lo cual es precisamente lo que logra hacer de forma efectiva.
En cuanto al diseño de producción, el bloque de departamentos de Brooklyn se convierte en un espacio perfecto para esta historia, no podría imaginarlo de otra forma. Contribuye a crear una atmósfera que añade algo de tensión; las escenas donde la araña se muestra no llegan a ser tan desmesuradas como los monstruos gigantes que se presentan en El ataque de las arañas (2002). El trabajo en efectos visuales en Sting… es efectivo y, aunque no busca el realismo absoluto, tiene la dosis justa de lo grotesco para cautivar a los fanáticos del género.
Sting… también es una película que sabe aprovechar sus influencias sin caer en la imitación. Mientras que la premisa puede parecer un guiño a películas que ya conocemos, logra aportar algo nuevo al género con su enfoque en la familia disfuncional de Charlotte y su viaje emocional, que añade una capa de profundidad al relato sin que esto interfiera en su objetivo principal: ofrecer una buena dosis de terror y entretenimiento.
Al fin y al cabo, es una película que, más que pretender ser una obra maestra del cine de terror, se dedica a ofrecer exactamente lo que promete: un regreso al terror retro con una araña monstruosa, mucha sangre y una joven heroína que, de alguna manera, se convierte en nuestra salvadora. Creo que a pesar de que no sea la mejor película de terror del año, los fanáticos de este tipo de películas encontrarán en Sting… entretenimiento y un comienzo digno para futuros sucesores de los títulos de que marcaron una época.
Título: Sting: Araña asesina.
Título original: Sting.
Dirección: Kiah Roache-Turner.
Intérpretes: Alyla Browne, Ryan Corr, Noni Hazlehurst, Jermaine Fowler, Penelope Mitchell, Robyn Nevin, Kate Walsh, Silvia Colloca y Tony Black.
Género: Terror. Calificación: Apta mayores de 13 años. Duración: 92 minutos. Origen: Australia.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: Diamond Films.
Fecha de estreno: 12/12/2024.
Puntaje: 6 (seis)