Por Juan Alfonso Samaja
*Se advierte al lector que la crítica contiene spoilers
Argentina sufre la peor dictadura militar de su historia, pero la imagen internacional del gobierno de facto se deteriora progresivamente. Ante las denuncias de violaciones masivas a los derechos humanos, la junta militar decide celebrar el campeonato mundial de fútbol de 1978 con el propósito de mostrar la ficción de un país donde reina la paz y el orden. Mientras la selección de fútbol argentina gana y avanza hacia la final, miles de personas son secuestradas, torturadas y asesinadas en los centros clandestinos de detención. La misma noche de la final con Holanda la unidad de comando liderado por Moro secuestra unos jóvenes reunidos en un sótano, confundiéndolos con un grupo político clandestino. Cuando se den cuenta que se han llevado a las personas equivocadas ya será demasiado tarde.
Crítica
La propuesta presenta algunas cualidades muy meritorias; algunos resultados narrativos que, aprovechando los recursos existentes, podrían haber estado mejor; y, finalmente, algunas decisiones que no funcionan en la trama, debidas a unas dificultades propias del cruce entre la temática y el emplazamiento genérico, para las cuales no tengo respuestas, sino preguntas. Intentaré comentar un poco estos 3 conjuntos de cuestiones.
Lo mejor de la película
Sin duda, lo más atractivo es la intención de los realizadores por combinar elementos del terror sobrenatural con elementos de la dimensión fáctico- histórica. Pero como esta intención es, al mismo tiempo lo atractivo y lo que parece quebrar la pureza de ambos universos narrativos (el universo de reconstrucción histórica y el mundo de la magia negra), dejaré este tema para la parte final de la nota.
Dos cuestiones merecen destacarse especialmente de 1978: la virtuosa y expresionista estética visual que han logrado los hermanos Onetti por medio del diseño de la fotografía y de la ambientación, y las actuaciones de los protagonistas, especialmente de Carlos Portaluppi y Agustín Pardella, quienes, a pesar del carácter estereotipado conque se presentan sus personajes, consiguen llevar adelante la caracterización de un modo efectivo, con momentos de gran lucidez.
Finalmente, quiero hacer una mención también elogiosa de la escena de inicio (la competencia de truco entre los torturadores), que es realmente impactante y efectiva entre el impacto que pretende y el resultado que obtiene.
Lo que podría haber sido y no fue
El punto más flojo, según mi juicio, es la irrupción -algo tosca y forzada- de la temática sobrenatural en medio de una trama ya iniciada, y con conflictos propios, que no parece haber preparado lo suficiente esta modulación genérica. Pienso que el principal error es haber expuesto de manera sucesiva unos materiales que pedían la yuxtaposición y la alternancia desde el inicio. Se podrían haber yuxtapuesto, incluso, elementos intermos dentro cada bloque narrativo; alternándose, por ejemplo los sucesos asociados al certamen deportivo, con el horror de los centros clandestinos, pero finalmente ello tampoco ocurre, y la temática del campeonato, que parecía prometer más desarrollo, se apaga completamente, desapareciendo prácticamente de los acontecimientos siguientes, hasta el desenlace.
En cuanto a los personajes, no hay coherencia entre la relevancia narrativa que se les adjudica a Miguel (encargado de las entrevistas a los secuestrados) y a Irene (la mujer embarazada secuestrada), y el desarrollo de sus caracteres. Hay un giro muy drástico en las actitudes de Miguel en relación a Irene (a quien ntenta proteger en todo momento) que no ha sido explicado ni preparado.
También ha quedado pendiente el desarrollo de la parte sobrenatural del relato. Es cierto que la dilatación del ingreso de este material a unos acontecimientos ya en proceso no colabora ni con la naturalidad del empalme entre historias, ni con la comprensibilidad de los sucesos vinculados a la secta. Pero podría haberse dedicado un poco más de tiempo a estos personajes antes de que se desencadene el ataque zombi.
El emplazamiento genérico y mixto, y el problema de las mezclas
Dije al comienzo que lo más llamativo de la propuesta es la intención de articular dos universos no evidentemente armónicos: la dimensión sobrenatural (en este caso, la temática de la magia negra, y el subtema de los zombis o muertos vivientes que devoran carne humana) con el contexto en que se ubica la trama. En nuestro país es tan potente este horror demasiado real, tan explícitas se han vuelto las descripciones del espanto en las salas de tortura, que la confrontación con el horror sobrenatural y ficticio, y sobre todo el exhibicionismo gore, parece desencajar, salirse de tono, siendo evidente para el espectador que el segundo horror no está a la misma altura que el primero. El primero produce miedo y angustia, el segundo, un poco de fastidio, y risa.
Entiendo que es una dificultad muy grande, por la magnitud del evento histórico y lo cercano que está ese horror en nosotros, y sobre todo porque el relato confronta dos materiales que parecen simétricos en el exceso del exhibicionismo y del ritual espantoso de la violencia. En este sentido, la duplicación del horror visualizado parece contraproducente. ¿No hubiera sido más efectivo, quizás, contraponer expresiva y enunciativamente estos materiales, exhibiendo con obscenidad la violencia de uno, ocultando y sugiriendo con sutileza la del otro?
Título: 1978. Título original: Idem.
Dirección: Luciano Onetti y Nicolás Onetti. Intérpretes: Agustín Pardella, Carlos Portaluppi, Mario Alarcón, Agustín Olcese, Jorge Lorenzo, Santiago Ríos, Gustavo Bonfigli, Paula Silva, Gustavo Pardi, Ezequiel Pache y Valeria San Martín. Género: Terror, Splatter, Thriller. Calificación: Apta para mayores de 16 años. Duración: 78 minutos. Origen: Argentina.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: 3C Films Group.
Fecha de estreno: 06/03/2025.
Puntaje: 6 (seis)