Por Joan Segovia
Empecemos dejando algo claro, 227 lunas es un documental que no intenta impresionar. De hecho, su mayor audacia es la humildad. La cámara de Brenda Taubin no llega para subrayar nada, ni para convertir a su protagonista en un héroe, sino para observar con respeto —y sin alardes— el vínculo entre un hombre y su oficio. Y, en ese gesto mínimo, encuentra una potencia inusitada.
Alejandro Martín Ines es un técnico óptico, aunque eso no alcanza a definirlo. Podríamos llamarlo artesano, inventor, miniaturista, obsesivo, o incluso soñador. Pero lo que realmente lo define es su vínculo físico y emocional con lo que fabrica. Vive rodeado de planetas, estrellas, asteroides, pero no en un sentido poético: los construye. En su pequeño taller en Buenos Aires, con herramientas convencionales y una dedicación casi monástica, produce réplicas del sistema solar en miniatura. Las pinta a mano. Las lija. Las ajusta. Las defiende con una mezcla de timidez y orgullo. Hay algo profundamente conmovedor en la forma en que habla de cada cuerpo celeste como si fueran parte de su familia, demostrando conocer cada mínimo detalles de todos ellos.
El disparador del documental es un encargo tan improbable como real: la Agencia Espacial Europea lo contacta para pedirle 227 réplicas de lunas jovianas —sí, las lunas de Júpiter— para usarlas como souvenires oficiales de una misión que buscará señales de vida en el sistema de lunas ese planeta. Y ahí, lo que podría sonar a broma se vuelve todo una empresa. Alejandro acepta, claro, pero el peso de esa tarea —los plazos, la presión, el volumen— empieza a acumularse sobre él como si se tratara de los propios cuerpos celestes que debe replicar.
La cámara lo sigue en esa rutina que se vuelve maratón donde ni él mismo sabe si podrá lograrlo a tiempo. Lo vemos trabajar hasta altas horas de la noche, entre bostezos, agobiado, pero sin perder la concentración. Hay momentos que condensan la esencia misma del proyecto: las cuerdas de tender cruzando el taller, donde cuelgan los papeles impresos que recubren las esferas blancas en proceso; su gato negro caminando con total impunidad sobre la mesa abarrotada de lunas sin terminar, como si fuera otro satélite más en órbita; y un taller infantil donde Alejandro guía a chicos para que hagan sus propias réplicas de planetas, trasladándoles su pasión por el espacio. Lo personal, lo cotidiano y lo técnico se entrelazan con naturalidad, sin subrayados ni solemnidad.
No hay voces en off que nos conduzcan. El relato se construye con la propia voz de Alejandro, con los sonidos de su torno, con la pintura mezclada en pequeños frascos, con el papel y el pegamento. No hay solemnidad, y eso juega a favor. Porque 227 lunas no busca celebrar lo extraordinario que es el encargo que Alejandro recibe, sino lo profundamente humana que es su obra: ese impulso de construir algo bello, incluso inútil, por el simple hecho de hacerlo con amor.
El documental podría haber tomado otro rumbo: convertir a su protagonista en un personaje excéntrico o incluso en una víctima de sus propios sueños. No lo hace. Por el contrario, lo trata con respeto. Alejandro no es un genio incomprendido ni un mártir del arte: es alguien que encontró un sentido en hacer lo que ama, aunque a veces le pese.
¿Se podría haber profundizado más en su historia personal? Tal vez. ¿Se echa en falta alguna confrontación, algún contrapunto, algo que desafíe su mirada? Puede ser. Pero también sería otra película. Esta es una obra contenida, coherente con su personaje, donde cada plano, cada pausa, cada silencio, está al servicio de una mirada sincera.
Detrás de todo esto hay algo claro, 227 lunas no es un documental para aprender sobre el espacio. Es una invitación a mirar de cerca a alguien que, sin pretenderlo, construyó un puente entre su mesa de trabajo y las estrellas.
Título: 227 lunas.
Título original: Idem.
Dirección: Brenda Taubin.
Con: Alejandro Martín Ines, Olivier Witasse, Carolina Kleng y Pablo De Giovanni.
Dirección de fotografía: Aylén López.
Montaje: Karina Expósito.
Género: Documental.
Calificación: ATP.
Duración: 76 minutos.
Origen: Argentina/ Francia.
Año de realización: 2025.
Distribuidora: Salamanca Cine.
Fecha de estreno: 01/05/2025.
Puntaje: 7 (siete)