Tras los fiascos comerciales que significaron para su carrera Gringo viejo (de la que además fue productora) y Stanley & Iris, en 1990 Jane Fonda abandonó el cine para dedicarse a su marido, el magnate Ted Turner. Se sucedieron varios años de silencio y en 2001 el inevitable divorcio del matrimonio por las infidelidades de él (aunque ella nunca fue una santa: en un libro autobiográfico editado recientemente, por ejemplo, confesó haber participado en varios ménage a trois por pedido de su ex esposo, el fallecido cineasta francés Roger Vadim). Finalmente, la veterana actriz hija del célebre Henry y hermana del fumado Peter (quien dicho sea de paso se encuentra en Argentina filmando Cobrador, a las órdenes del mexicano Paul Leduc) resolvió volver al medio que la hizo famosa. ¿Qué impulsa a una ganadora del Oscar para aceptar un rol en un pasatiempo del montón como Una suegra de cuidado? No tengo ni idea, aunque sospechas me sobran. Lo cierto es que el entusiasmo de Fonda, sus dotes para la comedia, y la vivacidad de Wanda Sykes salvan del desastre a este nuevo intento por relanzar la alicaída carrera cinematográfica de la oscilante Jennifer Lopez. Que podrá ufanarse de su belleza y encanto pero jamás de su capacidad artística (ni siquiera como cantante).
El filme de Robert Luketic responde a una fórmula de moda, evidentemente concebida a la sombra del éxito de comedias como La familia de mi novia y Los fockers -que rompió todos los récords de taquilla para el género en el primer trimestre del año en su país de origen-. Esta última supuso el reencuentro del público con Barbra Streisand, otra super star del pasado, y ahora es el turno de la Fonda. Su papel en Monster-in-law es el de una entrevistadora televisiva egocéntrica, despótica, glamorosa, a la que le pasó el cuarto de hora por lo que el canal para el que trabaja le anuncia que no será renovado su contrato y su lugar será ocupado por una periodista mucho más joven. Esta especie de Mirtha Legrand en desgracia -se nota que Viola Fields, el personaje en cuestión, no trae suerte como sí aduce nuestra Chiquita- sufre de un pico de stress por la noticia y tras un tiempo de retiro en una casa de descanso (eufemismo por psiquiátrico) se da cuenta que lo único que le queda en el mundo es su hijo Kevin (Michael Vartan, de la serie Alias). El muchacho, médico de profesión, no tiene mejor idea que presentarle a su flamante novia, la bohemia y semi-desocupada Charlie (J.Lo), justo cuando a su mamita le dan el alta y regresa al hogar. Como se darán cuenta no será necesario mucho para que se declare la guerra entre estas dos mujeres. Una para proteger al hijo de una chica que no reúne los méritos suficientes para arrancarle al nene de la teta, y la otra para defender su relación hasta las últimas consecuencias (parece que si sos latina, vivís en Yanquilandia y seducís a un médico 100% americano es el equivalente nuestro a sacarse la grande).
A pesar de todo un arsenal de convencionalismos y de lugares comunes que el guion nunca se toma el trabajo de eludir, Una suegra de cuidado no defrauda por el impecable desempeño del elenco que logra arrancar carcajadas con situaciones trilladas. Fonda se lleva las palmas con su desmesurado, y deliberado histrionismo, pero sería injusto no reconocer que hasta Jennifer Lopez está bien en esta película. Puede verse para pasar un rato divertido y siempre y cuando no se espere la octava maravilla del mundo en términos cinematográficos.
Título: Una suegra de cuidado.
Título Original: Monster-In-law.
Dirección: Robert Luketic.
Intérpretes: Jennifer Lopez, Jane Fonda, Michael Vartan, Wanda Sykes, Adam Scott, Annie Parisse, Monet Mazur, Will Arnett, Harriet Sansom Harris, Mark Moses y Elaine Stritch.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 101 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 11/08/2005.
Puntaje: 6 (seis)