A pesar de lo que indica su título, si hay algo de lo que carece el más reciente filme del atendible autor y director Mike Binder (responsable de la cálida comedia nostálgica Un verano para recordar) son precisamente enredos. A los potenciales espectadores que compren el producto debido a ello y a la magnética presencia de un relajado Kevin Costner 
cumplo en informarles que malgastarán su dinero si esperan conseguir a cambio un relato almibarado y jocoso sobre la relación de una pareja ya madurita (Kevincito cuenta con cincuenta y un pirulos y la señora Joan Allen soplará las cincuenta velitas este año). La película es una comedia dramática nada excepcional que se beneficia de un sólido elenco con predominancia femenina para llevar a buen término un material que sospecho tendrá una mayor recepción entre las damas. Porque quien protagoniza la historia es la desesperada y furiosa ama de casa Terry Ann Wolfmeyer y no el decadente ex beisbolista Denny Davies. Claro que eso no le quita importancia al personaje de Costner quien suma tantos minutos en pantalla como su coequiper. Se nota que Binder escribió el guión con los dos actores en mente por lo que no extraña que se luzcan como lo hacen.
La vida de Terry Ann se desmorona cuando su marido la abandona sin previo aviso para marcharse con su secretaria sueca a Europa. Con cuatro hijas preciosas a quien cuidar -aunque a decir verdad son todas bastante mayorcitas- la pobre cae en una espiral de rabia y autocompasión con prolongados lapsos de embotamiento alcohólico en los cuales, como diría Charly, se la pasa yendo de la cama al living (y viceversa). Humillada y depresiva, no le presta mucha atención a las insistentes visitas de Denny, otro consumidor de cantidades masivas de bebidas espirituosas, quien hace tiempo que le echó el ojo de lince (borracho). Entre su programa de radio, en el que habla de cualquier cosa menos de lo que le interesa a sus viejos seguidores, y sus obligaciones contractuales como ex deportista de fama (patético: el hombre firma pelotas de béisbol en negocios de indumentaria deportiva por unos cuántos dólares), no hay nada que hacer excepto cortejar a su exaltada vecina. Y de alguna manera, con una paciencia casi oriental, lo empieza a lograr. Aún así, son más las
espinas que las rosas en este ida y vuelta amoroso debido a la lógica crispación de ella que no se decide a afrontar a su esposo para ponerle un punto final a esa etapa malsana de su existencia. Paralelamente a esta trama, Binder va hilvanando pequeñas situaciones -no sé si alcanzan la categoría de subtramas en todos los casos- que involucran al resto de la familia sin ningún tipo de hallazgo digno de mención.
Cuando el crecimiento de los personajes cae en una meseta, prácticamente en la zona del clímax, un giro ingenioso de guion le pone un poco de gusto al conjunto y eleva al trabajo de Binder de la medianía. Algunos podrán resistir la vuelta de tuerca argumentando que se escondió una carta clave utilizando un recurso de thriller medio desubicado en este contexto. Hasta cierto punto esto es innegable. Pero personalmente no me quejo: sin ese final sorpresivo lo único que tendría para decir es que Allen y Costner (muy gracioso en todas sus escenas) están superlativos. Afortunadamente, como buen tahúr, Binder sacó el as de la manga en el momento justo para brindarle a Enredos del corazón un cierre imaginativo sin traicionar todo lo gestado en el desarrollo.
En mi opinión es un film ideal para mujeres al borde un ataque de nervios. Después -más sosegadas espero- me cuentan.
Título: Enredos del corazón.
Título Original: The Upside of Anger.
Dirección: Mike Binder.
Intérpretes: Kevin Costner, Joan Allen, Erika Christensen, Evan Rachel Wood, Keri Russell, Alicia Witt, Mike Binder, Tom Harper.
Género: Drama, Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 118 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Telexcel/ Impacto Cine.
Fecha de Estreno: 20/04/2006.
Puntaje: 6 (seis)
