Por Pablo E. Arahuete
Todo sucede rápido y fugaz en la vida de Ángel (Nicolás Cabré): un flechazo con una extraña y atractiva mujer en un viaje de regreso a su ciudad natal lo dejó perturbado y con deseos de volver a verla. Aunque vuelve a sus pagos a empezar de cero, lejos de su padre fracasado y furioso por el embarazo repentino de su hija sin responsable a la vista. Pero lo que más le molesta al muchacho no son los reproches paternos, sino que haya adivinado el motivo de su retorno.
A Ángel le robaron el acoplado mientras dormía y ahora no tiene trabajo ni perspectivas de conseguir uno pronto. Por eso, sus expectativas en la cola de potenciales choferes de los taxis del señor Coria (Luis Luque en un rol a su medida) son muy escasas.
Sin embargo, envuelto en sus cadenas de oro, luciendo su camisa de seda y su indiscutible rol de mandamás, el poderoso Coria lo relojea y sin vueltas lo sube a un taxi. De allí a su casa lujosa para mostrarle a su madre (China Zorrilla) el increíble parecido de Ángel con su hermano muerto hace años. A la vieja se le encienden los ojos y prepara el terreno para retener al inminente chofer de Coria, quien en un parpadeo se gana la confianza de su jefe
y cierta complicidad afectiva. Así, en muy corto tiempo el nuevo Ángel, leal y trabajador, conoce las asperezas del oficio, los chanchullos de su jefe, dueño de un cabaret e impiadoso cuando un empleado no cumple sus deseos.
Sin cuestionar el trato abusivo de Coria, el muchacho acepta un doble juego en que su jefe opera como un padre sustituto y él hace las veces de hijo sustituto. Aunque un día el juego se volverá peligroso cuando se interponga Dora (Mónica Ayos), la flamante nueva adquisición de Coria para el cabaret; aquella mujer misteriosa que Ángel había conocido en su viaje aunque ambos deban ocultarlo.
Inspirado en el cuento de Juan José Saer, “El Taximetrista”, Sergio Renán recupera cierto interés tras la mediocre La soledad era esto con un triángulo amoroso violento, cuyos vértices comparten la misma fragilidad, desencanto y necesidad de empezar otra vez.
Tres de corazones sin embargo, se desarma, a partir de sus dudas dramáticas y el tono, al oscilar entre un relato parco, feroz y sin vueltas y el fresco costumbrista menos intenso y por ende menos atractivo. Esta constante irresolución se repite hasta el final, aunque haya ciertas sorpresas. No obstante, donde Renán acierta es en la elección del reparto, con grandes intervenciones de Luis Luque, tan oscuro como entrañable y las sobrias actuaciones de Cabré y Ayos, así como los secundarios.
Despareja, pero respetable.
Título: Tres de corazones.
Título Original: Idem.
Dirección: Sergio Renán.
Intérpretes: Nicolás Cabré, Luis Luque, Mónica Ayos, China Zorrilla, Sergio Boris, Daniel Tedeschi y Luciano Suardi.
Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 93 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 26/04/2007.
Puntaje: 5 (cinco)
