La siguiente nota puede contener spoilers sobre el contenido de la serie.
The Passage es una flamante serie de Fox que intenta ofrecerle al público alguna arista novedosa al fusionar el relato postapocalíptico con la mitología clásica de vampiros. Detrás de esta primer temporada -dividida en diez episodios de unos 43 minutos cada uno- se encuentran dos productores más conocidos en el medio audiovisual por sus antecedentes como directores: el hiperactivo Ridley Scott -que a sus 81 años continúa concretando un proyecto tras otro en el cine y la TV-, por un lado; y el menos reputado Matt Reeves que le debe su prestigio a títulos como Cloverfield- Monstruo, Déjame entrar (remake del excelente filme sueco Criatura de la noche: vampiro) y el díptico de El Planeta de los Simios: Confrontación y La Guerra, por el otro. Creada por Liz Heldens en base a una trilogía literaria de Justin Cronin, The Passage cuenta con el aporte de algunos de los mejores directores que se pueden conseguir en el Hollywood actual: Jason Ensler (de la serie The Exorcist), Marcos Siega (gran creador de videoclips de la última etapa rescatable de MTV) y el talentoso Ti West (The House of the Devil, The Innkeepers), son los más rutilantes. También sería justo reconocer la profesionalidad de los actores principales que logran hacer creíbles los roles que les tocan en suerte pese a lo poco inspirada que luce la historia. La sumatoria de artistas era prometedora pero la serie no funciona ni tiene un nivel mínimamente aceptable. Veamos porqué.
“Cuando un fallido experimento del gobierno de los Estados Unidos convierte a un grupo de presos condenados a muerte en vampiros altamente infecciosos, una niña huérfana podría ser la única persona capaz de detener la crisis subsiguiente”. La sinopsis del show suena mucho más interesante de lo que se ve en pantalla. El tratamiento de este material apela a un refrito de clichés exprimidos hasta el hartazgo en un sinfín de productos del género. La trama peca de monocorde pese a adaptar un cuerpo novelesco profuso (solo el libro inicial consta de 766 páginas). No se observan chispazos de creatividad por ninguna parte. Uno de los supuestos hallazgos pasa por esa mente colectiva, tipo enjambre, que comparten vampiros y humanos. Los episodios se estancan en la utilización de este recurso casi onírico en donde el villano de turno, Fanning (Jamie McShane), se le aparece una y otra vez a la niña Amy (Saniyya Sidney) o al científico que anima Henry Ian Cusick (el recordado Desmond de la serie Lost), siempre con intenciones aviesas. El problema, o uno de ellos al menos, es que casi toda la acción relevante se concentra en esa suerte de cárcel/ laboratorio donde conviven científicos, soldados, agentes del gobierno (algunos inoperantes como el Guilder de James Le Gros, un error de casting flagrante), civiles y vampiros. ¿Y cuál es el inconveniente en que así sea? Simplemente en que no hay acciones dramáticas que la justifiquen durante toda una temporada. En el final, está más que cantada la fuga de esas criaturas sedientas de sangre para propiciar el tono postapocalíptico que ya se vislumbra en un curioso epílogo que funciona como flash-forward (un evento del futuro).
Si hay que buscar elementos que puedan rescatarse, The Passage los tiene (módicamente). Quizás el más importante sea la relación de Amy con el agente Wolgast (buen trabajo de Mark-Paul Gosselaar). Este vínculo es el ADN de una trama donde la pérdida en circunstancias muy trágicas de la hija del hombre posibilita el acercamiento y la empatía hacia la niña que se quedó completamente sola al fallecer su madre adicta. Para beneficio de la corrección política de estos días es digno de mención que Amy es afroamericana y Wolgast, blanco. De no haber encontrado a una niña actriz tan completa como Saniyya Sidney este lazo afectivo podría haber sido un arma de doble filo. Por una conjunción de buenas decisiones -y sin soslayar el trabajo de los involucrados- se termina convirtiendo en el rasgo más distintivo y positivo de la serie. Otra relación bien desarrollada es la que se da entre el jefe de seguridad Clark (Vincent Piazza) con la sexy vampira Shauna (Brianne Howey). Menos comprensibles resultan las participaciones de Emmanuelle Chriqui como la ex esposa de Wolgast y la de Kecia Lewis como una ruda ex militar que se suma a la aventura casi que de onda y con algún que otro delirio místico de por medio.
Queda claro, entonces, que The Passage no está entre lo más destacado de lo mucho que hay para elegir entre lo que ofrece la TV, el cable y el streaming. Si deciden continuarla tal vez la segunda temporada logre levantar la puntería siempre y cuando los guionistas se dediquen a crear y no a hacer un copy paste que no aporta nada en una grilla tan competitiva.
Título: The Passage.
Título Original: Idem.
Dirección: Jason Ensler (4 episodios), Allison Liddi-Brown (1 episodio), Jessica Lowrey (1 episodio), Jeffrey Nachmanoff (1 episodio), Eduardo Sanchez-Ubanell (1 episodio), Marcos Siega (1 episodio), Mark Tonderai (1 episodio) y Ti West (1 episodio).
Intérpretes: Mark-Paul Gosselaar, Saniyya Sidney, Brianne Howey, Vincent Piazza, Emmanuelle Chriqui, Henry Ian Cusick, Caroline Chikezie, James Le Gros, McKinley Belcher III, Jason Fuchs, Kecia Lewis y Jennifer Ferrin.
Género: Serie de TV, Ciencia-ficción, Fantasía, Thriller.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2019.
Cadena emisora: 20th Century Fox Television.
Puntaje: 5 (cinco)
https://www.youtube.com/watch?v=gOBFz9shSro&feature=youtu.be