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jueves, 21 noviembre 2024
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El gran truco: Mecanismo de relojería

Christopher Nolan es un tipo cerebral y las pocas películas que ha realizado hasta la fecha, especialmente Memento, coinciden en destacarse por esa característica en detrimento de cualquier interferencia emocional. Ni siquiera en Batman inicia, su exitosa versión del nocturnal encapotado que tiene una secuela asegurada para el 2008, fue capaz de generar algo de empatía por sus personajes. Evidentemente lo de Nolan viene por otro lado. Y El gran truco, un thriller sorprendente narrado como los dioses, viene a confirmar que su fuerte son las tramas construidas como un mecanismo de relojería en el cual no hay lugar para sentimientos primarios aunque sus protagonistas se rijan por ellos. El ojo de Nolan se asemeja al de un entomólogo que estudia a sus criaturas clínicamente sin importarle demasiado lo que les suceda. Lo cual trae consecuencias impensadas para el espectador desprevenido.

La nueva asociación entre el realizador de Noches blancas y los actores Christian Bale y Michael Caine (o Batman y Alfred, si así lo prefieren) es una película un tanto extraña. Relato de época llamativamente ambientado en la Londres de comienzos del siglo XX pero lejos de la pretensión académica y socialmente descriptiva de, por ejemplo, un James Ivory –destacado especialista en cintas de qualité-. En ese sentido El gran truco es un film moderno que utiliza el contexto histórico para sus propios fines. La historia usufructúa determinados avances tecnológicos desarrollados por aquellos tiempos para integrarlos con aguda perspicacia a la línea argumental que da cuenta de la rivalidad profesional entre dos magos. Uno es el elegante y carismático Robert Angier (Hugh Jackman) y el otro, el intenso y obsesivo Alfred Borden (el ya mencionado Bale). Por motivos personales y luego por la envidia que siente el primero por el segundo (quien descubrió un número asombroso y en apariencia imposible de realizar) los dos hombres se retroalimentan de odio y resentimiento sin fin. Y nada bueno puede terminar de ello.

El guion de Jonathan y Christopher Nolan, basado en una novela de Christopher Priest, está repleto de detalles que convendrá no dejar escapar por distracciones inoportunas si se pretende entender el final que, tras unas cuantas vueltas de tuerca deslumbrantes, desencajará la mandíbula de estupor a más de uno. Las ideas que nutren el libreto son tan intrincadas que por temor a dejar afuera a la audiencia, Nolan se abusa un poco de ciertas técnicas de escritura (duplicación de información, anticipación y cumplimiento, falsos clímax, etc.) lo cual le baja apenas el puntaje a su trabajo. No obstante, es una observación técnica de alguien que ha leído bastante sobre el tema y en teoría no debería molestar al espectador común. O al menos eso creo.

Fascinante en su formulación audiovisual, El gran truco no deja de ser un producto a la Hollywood pero con una altísima dosis de creatividad e inteligencia. Indudablemente es una rara avis que logró aunar el suceso comercial y el artístico en un año de profunda crisis para la industria cinematográfica americana.

De visión obligatoria para los que gustan de planteos enigmáticos resueltos con un ingenio arrollador.

Título: El gran truco.
Título Original: The Prestige.
Dirección: Christopher Nolan.
Intérpretes: Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine, Scarlett Johansson, David Bowie, Piper Perabo, Andy Serkis, Rebecca Hall y Ricky Jay.
Género: Drama, Misterio, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 130 minutos.
Origen: Reino Unido / EE.UU.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 30/11/2006.

Puntaje: 9 (nueve)

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