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domingo, 24 noviembre 2024
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Más que un hombre: ¿Sueñan los pelados del proceso con pelucas subversivas?

Hace poco disfrutamos a Nicolas Cage con su peluca modelo “Da Vinci” en El vidente. Un par de semanas después se abren las puertas para dos créditos bien nacionales: Luis Ziembrowski y Dady Brieva lucen dos terribles joyas capilares en la comedia farsesca Más que un hombre. La de Ziembrowski es peluda, enmarañada, eternamente encrespada. De tener ojos bien podría ser el Tío Cosa de Los Locos Addams. Dady, en cambio, ha elegido una similar a la que usó durante tantos años Antonio Gasalla para caracterizar a la reprimida Soledad. Sumándole algún aplique adicional también podría confundirse con un hermano amanerado del Capitán Cavernícola. Bromas aparte, la ópera prima de la dupla Dady Brieva y Gerardo Vallina trae un bienvenido soplo de aire fresco sobre el habitualmente agobiante tema del proceso militar que se vivió en el país en los años setenta. Hay mucha libertad creativa en el tratamiento de los personajes que animan una historia donde confluyen -no siempre armoniosamente- el humor televisivo, cierta improvisación actoral y un trasfondo trágico extraído de un caso verídico acontecido en Santa Fe. La impericia de sus directores condiciona narrativa y tonalmente al relato, pero para disimular esa falencia surge en todo su esplendor un actor magnífico como Luis Ziembrowski, que toca todas las cuerdas de su arte para emocionar al que quiera prenderse en esta curiosa experiencia cinematográfica.

Decíamos que no es nada fácil encontrar una película que enfoque su mirada sobre los años de plomo sin caer en la solemnidad y en la moralina sentenciosa. Son hechos muy dolorosos del pasado reciente de los argentinos y se pueden contar por decenas los filmes que han procurado denunciar desde la ficción o el documental el genocidio cometido contra miles de compatriotas. Ninguno de ellos ha intentado un acercamiento al respecto como Más que un hombre. El planteo propone una situación clásica con sobrados antecedentes en la historia de la humanidad: un joven perseguido por los militares es escondido en su casa por Telmo (L. Ziembrowski), el modisto del pueblo, que actúa casi sin pensar en las consecuencias. Al comienzo lo hace por altruismo, pero cuando el grandote rubio y barbudo al que bautiza Olaf (Julián Krakov) le agradece por su acción empezamos a sospechar que la homosexualidad de Telmo quizás tenga algo que ver en el asunto. Y claro, Olaf es joven, viril y a su modo, atractivo. Telmo, por el contrario, ya pasó los treinta largos, es petiso, panzón, pelado y feo. Algo así como una versión subvertida de “La bella y la bestia”. Paralelamente a estos dos personajes claves se van presentando muchos otros (en su mayoría estereotipos que no molestan por el buen nivel de los intérpretes). Por ejemplo, la madre de Telmo que sufre del mal de Alzheimer (excelente Mabel Manzotti); su mejor amigo Norberto, también gay, interpretado por el mismísimo Dady; Mónica, la amiga buscona (una notable Violeta Naón); el coronel Zavaleta (Ricardo Galli) que lo desprecia por su sexualidad; el vecino rengo (Esteban “Lambetain” Mellino) que simpatiza con el poder de turno, e inclusive hasta el jovial sodero del pueblo (Juan Acosta). Todos ellos (y algunos más que no mencioné para no excederme) entran y salen de la vida de Telmo y terminan por afectar la de Olaf que, algo prejuicioso en principio, aprende a confiar en su anfitrión. Y a estimarlo, ya que no puede quererlo.

Con la breve sinopsis del argumento que acabo de dar se cae de maduro que tarde o temprano Olaf será descubierto y que Telmo hará lo imposible para ayudarlo. Lo positivo es que Brieva- Vallina y sus guionistas no precisaron de un final lacrimógeno para cerrar la historia. Los golpes bajos no se han dado cita en esta oportunidad y ésa es una gran noticia. En consecuencia, la típica ampulosidad dramática del cine argento pasa aquí desapercibida. Al contrario, la previsibilidad argumental es un lastre que hunde la película de a ratos para volver a emerger cada tanto por obra y gracia del talento de los actores ya mencionados.

Un debut original, desenfadado y no exento de cierto encanto al que le faltó un guion más sólido. De todas maneras, aprueba…

Título: Más que un hombre.
Título Original: Idem.
Dirección: Dady Brieva & Gerardo Vallina.
Intérpretes: Luis Ziembrowski, Dady Brieva, Ricardo Galli, Julián Krakov, Mabel Manzotti, Juan Acosta, Violeta Naón, Norma Argentina, Matías Cutro, Raquel Albéniz.
Género: Drama, Comedia.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 93 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 04/10/2007.

Puntaje: 6 (seis)

El staff opinó:

Un film sorpresa que logra captar el microclima que se vivía en los años de plomo en un pueblito del interior, con un relato bien narrado, buenas actuaciones, salvo algunos excesos de Dady Brieva. Emotiva, hasta a veces graciosa y sin golpes bajos-. Pablo E. Arahuete (6 puntos)

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