Ah, l’amour… l’amour. ¿Qué sería de nosotros sin él? No estoy seguro, pero sí sé una cosa: tendríamos más plata en el bolsillo. Es lo que le sucede al protagonista de esta comedia romántica gala ideada e interpretada por el gracioso actor Alain Chabat. Toda mi vida escuché dos serias acusaciones sobre los franceses. Una, que son mugrientos. Y la otra que no se les cae una moneda ni zarandeándolos de los tobillos. Ignoro si hay algún viso de realidad en este, llamémosle, mito nacional pero Mi novia Emma pareciera darles la razón.
Los personajes de Chabat y el de su mejor amigo en la ficción son capaces de todo para ahorrarse un gasto superfluo. Y por cierto que califica como tal el contrato con el que la hermana del segundo se compromete a hacerse pasar por la novia del primero frente a su demandante madre y hermanas (que para más datos son cinco y, hartas de ocuparse de los quehaceres domésticos de su cómodo hermanito cuarentón, lo conminan a buscarse una esposa lo antes posible). De hecho, TODO califica como gasto prescindible para estos amarretes muchachitos del primer mundo. El recurso sirve para el juego de comedia que propone el director Éric Lartigau, porque las discusiones monetarias que se suscitan entre Luis Costa y la sarcástica Emma (esa óptima comediante que es la flacucha Charlotte Gainsbourg) ocupan buena parte de la ajustada hora y media de este nuevo capítulo en el siempre redivivo subgénero de la guerra de los sexos.
Lejos del brillo de los más lúcidos exponentes en la materia (la mayoría de ellos gentileza de ese creador enorme que es Francis Veber) a la película, no obstante, le sobra chispa y encanto para deleitar a un público ávido de humor risueño. Hoy día, las comedias como Dios manda se cotizan en bolsa. Y pese al aserto popular, en Europa sí se consiguen… Desde luego, estamos en presencia de una fórmula que Hollywood explotó hasta el hartazgo desde los años ’30 a esta parte. Recombinado con el típico gusto francés el asunto podría haber resultado francamente irresistible de no extrañarse una cuota más suculenta de ingenio en el guion. El director se apoyó quizás excesivamente en su numeroso e impecable elenco cuando debería haberse preocupado de encontrarle alguna arista novedosa a una línea argumental predecible, estólida. Cualquiera que haya visto algunas comedias de estilo similar está en condiciones de anticipar cada movida de los personajes con un 0% de error. Como el film se termina rápido los lugares comunes no llegan a irritar lo suficiente para estropear las cuatro o cinco escenas que justifican la inversión de tiempo y, sobre todo, dinero (Luis Costa lo entendería).
Y ése es el drama de esta comedia: sus partes –algunas de ellas desopilantes- no conforman un todo. Le falta el vuelo, la imaginación y la inspiración de un auténtico auteur (Veber sí lo es). De todos modos, aún fallida, sería injusto no reconocer que el asunto contagia simpatía y divierte a discreción por el camino de la sátira social. Ni mucho ni tan poco, simplemente lo justo… si no se le exige demasiado.
Título: Mi novia Emma.
Título Original: Prête-moi ta main.
Dirección: Éric Lartigau.
Intérpretes: Alain Chabat, Charlotte Gainsbourg, Bernadette Lafont, Wladimir Yordanoff, Gregoire Oestermann, Véronique Barrault, Marie-Armelle Deguy, Katia Lewkowicz, Louise Monot, Luce Mouchel y Aïssa Maiga.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 90 minutos.
Origen: Francia.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 24/01/2008.
Puntaje: 6 (seis)