Nancy Meyers se fue forjando un estilo propio desde los años en que trabajaba codo a codo produciendo y escribiendo junto a su ex marido Charles Shyer. El interés de esta directora pasa claramente por las relaciones interpersonales en ámbitos cotidianos, familiares y por lo general de clase media tirando a alta. Siempre se ha destacado en la creación de personajes femeninos fuertes para el lucimiento de grandes actrices de Hollywood. De hecho, de su primera etapa como guionista y productora Goldie Hawn le debe uno de sus mayores sucesos: la castrense La pícara recluta (Private Benjamin, 1980). Otra que salió beneficiada por el toque feminista de Meyers fue Diane Keaton con la comedia ¿Quién llamó a la cigüeña? (Baby Boom, 1987). Más allá de que los directores fueran otros (el fallecido Howard Zieff en la primera y el mismo Shyer en la segunda) se percibía con nitidez la presencia de una mujer detrás del proyecto. Tras varias producciones irregulares como El padre de la novia partes 1 y 2, (de 1991 y 1995, respectivamente) y Uno contra otro (I Love Trouble, 1994) a Meyers le llega la hora de dirigir con el típico producto Disney Juegos de gemelas (The Parent Trap, 1998). Tras este filme ATP viene la etapa más reconocida con Lo que ellas quieren (What Women Want, 2000), indagación del “alma” femenina a través del macho cabrío compuesto por Mel Gibson; el discreto romance otoñal Alguien tiene que ceder (Something`s Gotta Give, 2003) con la pareja Diane Keaton/ Jack Nicholson y por último la propuesta más “juvenil”: El descanso – El amor no se toma vacaciones (The Holiday, 2006), con el cuarteto integrado por Cameron Diaz, Kate Winslet, Jack Black y Jude Law.
Enamorándome de mi ex (It’s Complicated, 2009) sintetiza a la perfección los pros y los contras de esta realizadora sesentona: personajes de mediana edad conflictuados por las canas que refleja la imagen en el espejo y por la consecución frustrada de alguna meta (llámese laboral, amorosa o de cualquier otra índole), diálogos muy certeramente construidos, mucho sentido del humor, casi nada de originalidad y una cierta tendencia a dejar en el montaje final más de una escena descartable estirando así la duración en demasía. Por suerte para ella esta vez contó con un trío actoral de enorme aptitud para la comedia con ganas de divertir y de divertirse. La química entre la aquí fascinante Meryl Streep y el magnético Alec Baldwin convierte a esta película en una delicia de principio a fin pese a los típicos titubeos estructurales que suelen delatar a Nancy Meyers en el sillón del director. El tercero en discordia, el inmenso Steve Martin, se acopla con sutileza y excelente timing a la pareja principal propiciando una auténtica fiesta actoral que se disfruta con una permanente sonrisa en los labios.
La historia presenta una amena aproximación a la comedia clásica con algo de rom-com al tiempo que posibilita un regreso con gloria a esas tramas de parejas separadas que al reencontrarse por algún motivo, vuelven a sentir la pasión reverdecida. La Streep interpreta a Jane, cincuentona divorciada de Jake (Alec Baldwin) desde hace un década. Mientras que su ex ha vuelto a formar una familia junto a la mucho más joven Agness (Lake Bell), Jane sólo vive para su trabajo como repostera y para mimar a sus tres hijos (Hunter Parrish, Zoe Kazan y Caitlin Fitzgerald) que ya han abandonado el nido materno. Claro que bastan un par de cruces con Jake en reuniones sociales organizadas por algunos amigos en común para que el amor vuelva a hacer de las suyas con las complicaciones lógicas. Y no sólo por la esposa de Jake sino también por el maduro arquitecto (Steve Martin) que le anda arrastrando el ala a esta especialista en croissants rellenos de chocolate…
Lo bueno de Meyers es que, aunque resulte un exceso, no duda en tomarse todo el tiempo necesario para ir desarrollando con verosimilitud esta relación extramarital de dos personas que, irónicamente, en otra época fueron esposos. Adam, el profesional que anima con extraña mesura Steve Martin, entra y sale de escena en la primera mitad para ir cobrando mayor cuerpo en la segunda a partir de la cena que comparte con Jane. Lo curioso de este triángulo amoroso es que el guion -excepto en la hilarante secuencia de la notebook promediando el desenlace- no lo requiere para generar conflictos. Meyers se basa solamente en el trazado de los personajes y en la forma que se relacionan unos con otros. La manera en que el yerno de la pareja termina enterándose de sus encuentros furtivos, y se ve involucrado en el engaño al resto de la familia sin quererlo es tan obvia, por el recurso empleado, como brillante por el desempeño del comediante John Krasinski (uno de los empleados de The Office).
Enamorándome de mi ex funciona como un reloj por sus actores y aunque no es una gran comedia romántica acierta en el tono humorístico para atrapar a los pocos incautos que todavía se toman medianamente en serio estas diletantes disquisiciones sobre el ser hombre y el ser mujer en esta sociedad alocada en la que vivimos. Y sí, Meyers no es Bergman pero como entretener entretiene…
Título: Enamorándome de mi ex.
Título original: It’s Complicated.
Dirección: Nancy Meyers.
Intérpretes: Meryl Streep, Alec Baldwin, Steve Martin, John Krasinski, Lake Bell, Rita Wilson, Mary Kay Place, Alexandra Wentworth, Hunter Parrish, Zoe Kazan, Caitlin Fitzgerald, Nora Dunn y Bruce Altman.
Género: Comedia, Drama, Romance.
Calificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 121 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP.
Fecha de estreno: 07/01/2010.
Puntaje: 7 (siete)