Por Juan Alfonso Samaja
François y Dennis son padre e hijo. Ambos, directores de orquesta. Hace años que mantienen una relación tensa y distante; mientras François menosprecia los logros de su hijo, Denis padece en silencio el vacío de su padre. Pero un llamado telefónico sacude la delicada armonía familiar.
Crítica
El relato tiene un excelente inicio, con detalles sutiles en la narrativa y en la musicalización. La ceremonia donde Denis recibe su premio y donde agradece amorosamente la presencia de todos sus seres queridos, que contrasta con la silla vacía y desconcertante de un padre a quien precisamente se le debe todo.
El giro de la trama, vinculado al llamado telefónico un poco rocambolesco, y casi en el borde de lo inverosímil, cumple, sin embargo, con el cometido de sacudir la delicada armonía familiar, e instalar una situación dilemática en la relación de Denis con su padre, que permite a la trama tomar un impulso melodramático para nada despreciable. Lamentablemente, hacia la mitad del relato todo este impulso comienza a decrecer, a empantanarse. El relato no ha sabido desarrollar esta relación entre el padre y el hijo; por un lado, el aparente dilema moral de Denis desaparece apenas se plantea; por el otro, el supuesto desencanto que iba a implicar poner a François al tanto de la realidad de esa llamada que tanto lo ilusiona, acaba diluyéndose luego de un par de copas que comparten el padre y el hijo. Una escena donde no se dice gran cosa, pero que aparentemente ha producido un cambio radical en la actitud de François y su hijo.
Con la pérdida del componente melodramático del conflicto entre el padre y el hijo, todo el relato pierde organicidad y dirección, dando lugar a una serie de eventos de poca relevancia respecto de la trama. Parte de esta irrelevancia de los acontecimientos siguientes se debe a la presencia gratuita de componentes narrativos: desde rasgos de caracterización de personajes (como la sordera de la amante violinista), hasta la presencia de caracteres que no desempeñan ninguna función estructural en el desarrollo del conflicto. En cuanto al desenlace, decir que es arbitrario… es poco decir: resulta verdaderamente ridículo, inverosímil y torpe. Pero creo que el desenlace, con todo lo malo que resulta, es sólo la consecuencia directa de no haber sabido desarrollar orgánicamente el conflicto. Si el relato hubiese deducido orgánicamente de este vínculo tortuoso el resto de las escenas y diálogos; si se hubiese adentro en los motivos del distanciamiento, en la personalidad compleja de François; si al menos le hubiese encontrado algún sentido estructural a la multiplicación de personajes, se podría haber aminorado el golpe de la caída.
Las actuaciones son realmente muy buenas y es lo que sostiene la segunda parte de una película que prometía bastante, y terminó ofreciendo bastante poco.
Título: Maestro(s).
Título original: Idem.
Dirección: Bruno Chiche.
Intérpretes: Yvan Attal, Pierre Arditi, Miou Miou, Caroline Anglade, Pascale Arbillot, Nils Othenin-Girard, André Marcon, Caterina Murino, Benoit Moret y Valentina Vandeli.
Género: Comedia, Drama, Música.
Calificación: Apta para todo público con leyenda.
Duración: 88 minutos.
Origen: Francia.
Año de realización: 2022.
Distribuidora: Mirada Distribution.
Fecha de estreno: 23/05/2024.
Puntaje: 5 (cinco)