Por Maximiliano Curcio
Escritor director y guionista del exitosísimo y multi adaptado film Perfectos Desconocidos, Paolo Genovese concibe un drama en clave fantástica, trasladando a la gran pantalla su novela homónima de 2018, aunque escenificando el argumento en la ciudad de Roma. Por enésima ocasión, el realizador italiano apuesta por otro relato coral, tal y como acostumbra a lo largo de su obra, al cual dará vida un elenco de notables intérpretes como Margherita Buy, Valerio Mastandrea, Sara Serraiocco, Gabriele Cristini y Toni Servillo.
Los personajes que componen esta historia tienen algo en común durante una noche de lluvia: pretenden suicidarse. Cuatro situaciones traumáticas diversas ofrecen una única opción alternativa para el propio futuro. Es así como vemos a una madre que perdió a su hija adolescente, a un desesperado joven con sobrepeso, a una gimnasta en silla de ruedas y a un gurú motivacional en crisis con su autoestima. Retenidos en una especie de limbo espacio-temporal, esta experiencia a modo de fábula en torno al dolor nos mostrará a cada uno de ellos atrapados en sus propios traumas, y cuyos respectivos pormenores se nos compartirá de modo paulatino, abrevando en registros de realismo mágico.
Un vitalista Genovese, experto en comedias cuya elaboración parte de acontecimientos identificables a la real cotidianeidad, concibe para la ocasión un cúmulo de seres con dudas y luchas, únicos e irremplazables. A lo largo de siete jornadas, sobre ellos se cierne la decisión de concebir, o no, un futuro propio, y es así como el presente film se erige como la cara diametralmente opuesta de lo que fuera ¡Qué Bello es Vivir!, impostergable clásico del séptimo arte, dirigido por Frank Capra. Comparaciones aparte, el presente descuida el verosímil a costa de ratificar la clase de abordajes que al italiano le gusta filmar.
Decidido a iluminar reflexiones de índole espiritual, Genovese ofrece una narrativa ciertamente despareja a lo largo de dos horas de duración. Rozando lo maniqueo, disfraza lecciones morales y relativiza el merecimiento de segundas oportunidades, tal vez, porque algunas personas, en el fondo, no quieren ser salvadas. De a tramos trivializando el suicidio y sus derivadas conflictivas mediante el humor, la película luce forzada hasta lo innecesario, remarcando por demás ciertos traumas que ilustra con cierta ligereza. En particular, se extraña la precisión mostrada en un ejemplar como Los Oportunistas (2017), a la hora de pasar revista a la atribulada vida de sus personajes y contrastar las respectivas experiencias.
A menudo sensiblera, El Primer Día de Mi Vida focaliza su interés en la magnitud de una elección que no posee contemplaciones, mientras un ángel que goza de invisibilidad enseña el futuro de forma fidedigna: si nos marchamos ahora, tamaño será el dolor que causaremos. Para el director, el deseo de cambiar la perspectiva posibilita otra oportunidad para evaluar la existencia de lo, a priori, impensado. Y lo hace con tono esperanzador, porque, finalmente, vale la pena seguir gozando de la alegría de vivir y las numerosas posibilidades de hacerlo.
Título: El primer día de mi vida.
Título original: Il primo giorno della mia vita.
Dirección: Paolo Genovese.
Intérpretes: Toni Servillo, Valerio Mastandrea, Margherita Buy, Sara Serraiocco, Gabriele Cristini, Lidia Vitale, Antonio Gerardi, Vittoria Puccini y Thomas Trabacchi.
Género: Drama, Comedia, Fantasía.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 116 minutos.
Origen: Italia
Año de realización: 2023.
Distribuidora: CDI Films.
Fecha de estreno: 22/08/2024.
Puntaje: 5 (cinco)