Por Juan Alfonso Samaja
*Se advierte al lector que la crítica contiene spoilers
La historia narra la peripecia del reino donde vive Blanca Nieves, desde el nacimiento de la niña hasta la muerte de la madre y la llegada de la temible madrastra, quien, por medio de sus artes oscuras, consigue acumular cada vez más poder hasta deshacerse de su marido, el rey. Con el paso del tiempo, lo que era un pueblo próspero, amable y feliz, se ha transformado en un páramo gris, habitado por ciudadanos temerosos y serviles a una tirana. Blanca Nieves, al tomar conciencia de la situación de su gente, intentará recuperar el poder del palacio.
Crítica
Siempre que se realiza una “remake” caben algunas preguntas: “por qué” o “para qué”, “¿para quién?”, y sobre todo, “¿cómo?” En esta última pregunta, la más pertinente, a mi entender, está involucrada la cuestión de las estrategias que el caso pone en acto para establecer la tensión entre identidad y diferencia con el modelo original.
Una replicación que se aleje excesivamente de su versión original corre el riesgo de perder la intertextualidad con ese bagaje y ese haber que pretende explotar, pero una replicación que repitiese -en todos los aspectos- a su predecesora despertaría la suspicacia de un espectador crítico, para quien una película no es lo mismo que un paquete de harina o un automóvil, cuyo valor está en su posibilidad de seriación, en el hecho de que cada vez que se pone en acto la maquinaria, se pueda repetir de modo idéntico el mismo tipo de producto. La pieza cultural, por el contrario, requiere de una personalidad, una manera de recrear en sus propios términos las bases que toma como materia, y el cine mismo no escapa a esta lógica, pues si bien está afectado por su modo industrial de producción, participa, sin embargo, de las formas culturales de la comunicación social.
Dicho todo esto, veamos qué ocurre con esta nueva versión de Blanca Nieves, en función de las decisiones que la producción ha tomado. La “remake” se presenta con algunas desviaciones respecto del relato clásico y fundacional de 1937, siendo las más llamativas, la situación inicial, el desenlace y la caracterización del personaje principal: Blanca Nieves.
Respecto del inicio, en el relato animado original la presencia de la madrastra y el desplazamiento de BlancaNieves a un lugar marginal, aparecía como una situación dada. En la versión original no hay mención alguna sobre el rey/padre, ni mucho menos sobre los súbditos del reino; sólo una relación problemática entre Blanca Nieves y su madrastra, la llegada intempestiva de un príncipe que pasa por allí al escucharla cantar, quedando prendido de la muchacha, y su vínculo maternal con los 7 enanos.
En esta nueva versión, en cambio, se representa el contexto de la tragedia familiar: la llegada funesta de la madrastra, quien va escalando poder hasta apropiarse del reino, y el consecuente empobrecimiento material y espiritual del reino y de sus habitantes. Dentro de este mismo marco, la figura del príncipe ha sido reemplazada por la del héroe rebelde, una especie de Robin Hood que lidera una banda de forajidos que pelea contra la reina en nombre del rey depuesto.
En cuanto al desenlace, mientras que en la versión original la madrastra moría desbarrancándose en un peñasco, intentando huir de los enanos que la persiguen, en la versión actual son los habitantes del reino, liderado por Blanca Nieves quienes confrontan a la madrastra, quien finalmente muere intentando atacar a Blanca Nieves.
En cuanto al personaje de la princesa, hay una intención de actualizarla, tanto respecto de su apariencia como de su carácter y temperamento; aquella muchacha de piel blanquísima y cabellos oscuros, se presenta ahora con la piel morena; y el carácter ensimismado y sumiso, presenta ahora algunas cualidades de temperamento que la muestran combativa, sensible y solidaria. Estos cambios, sobre todo en relación con los nuevos criterios de género, han llevado a la alteración de algunas escenas clásicas, como la realización de las tareas domésticas en la cabaña mientras los enanos trabajan en las minas, que ahora es reemplazada por una jornada colectiva, participativa y de género mixto, con la muchacha, los enanos y los animales del bosque.
Otro elemento que ha sufrido modificación en esta reversión es el criterio de la competencia respecto de “ser la más bella del reino”. Mientras que en la versión clásica el sentido de la belleza es el que va asociado a la apariencia física, en la versión actual, se pretende que esta cualidad ahora se manifieste en el interior de la personalidad, su amabilidad, bondad, etc. Recurso que resulta más políticamente correcto que narrativamente eficaz, ya que desde el comienzo la madrastra manifiesta explícitamente que no le interesa ser amable con las personas, ni se preocupa por ser aceptada o querida. Por lo tanto, cuando el espejo le responde que ahora es Blanca Nieves la más hermosa, porque posee una belleza interior que la reina desconoce, no se entiende ni se justifica el encono de la reina, pues no es ésa una cualidad que ella considere valiosa. En este sentido, la única competencia que el relato permite es la de la belleza física. Dicho esto, creo que, si bien fue una decisión acertada el convocar a Gal Gadot para el papel de la bellísima y temible madrastra, el recurso habría funcionado mejor en la estructura narrativa de padecer un afeamiento progresivo de su apariencia exterior, debido a la maldad que la consume por dentro, como una especie de Dorian Gray femenino. Esto habría justificado, al menos, la desesperación de la reina sobre la apariencia exterior que ella valora por sobre todas las cosas.
Bien, como se advierte la versión nueva presenta algunas novedades respecto del original. El problema aquí no está dado por el exceso de redundancia; aunque tampoco cabe decir lo opuesto, pues la versión tampoco se aleja significativamente del espíritu un poco obsoleto del cuento original, y por ende no alcanza a concretar con eficacia una separación acabada, sobre los aspectos que la producción considera estratégicos para la adaptación a los tiempos contemporáneos, entre otros: el empoderamiento del personaje femenino, pues ella no toma partido en las acciones de restitución en casi ningún momento de la trama, quedando relegada su participación a escapar, esconderse, etc. En las escenas de conflicto no enfrenta, no combate, y, en definitiva, no confronta abiertamente lo que aparentemente considera una injusticia.
Lo que falla en esta película, no son los elementos novedosos que la adaptación propone, sino su instrumentalización. Por ejemplo, los personajes nuevos (la banda de los rebeldes y los habitantes del reino), que podrían haber ejercido alguna influencia de interés en el incremento de complejidad de la trama, carecen de toda psicología que los torne medianamente interesantes para el espectador. Esta carencia de una personalidad marcada en los caracteres queda además sobreexpuesta al no tener estos personanes una función narrativa clara y precisa en la estructura, pues no participan activamente de la transformación de los acontecimientos. Si se analiza la secuencia de situaciones nucleares del argumento (la desaparicíón misteriosa del rey, la slaida de Blanca Nieves desde el palacio, la llegada a la cabaña de los enanos, el ataque de la bruja malvada, y la restitución del ordeny la justicia en el reino), advierte que en ningún caso estos personajes participan activamente o despempeñan algún rol necesario. Y esto queda muy a la vista, sobre todo por la notable desconexión dramática y emocional con el personaje protagónico, quien casi no interactúa con ellos. Tratándose de un personaje que supuestamente pretende destacarse por su empatía y sociabilidad, resulta ser ésta una decisión extraña. Pues, finalmente, las interacciones de Blanca Nieves se limitan al mismo mapa de interacciones que el relato de 1937 plantea: el héroe romántico, los 7 enanos, la madrastra. Todos los elementos restantes son apenas un decorado sin personalidad.
En cuanto al aspecto musical, y a diferencia de la versión clásica (y debo decir de muchas otras películas de Disney que emplean la lógica del musical) aquí es llamativamente torpe la intromisión de la música en los acontecimientos; en todos los casos las escenas musicales interrumpen el temperamento de la escena, alivianando su nivel de conflictividad, en lugar de incrementarlo expresivamente.
Título: Blanca Nieves. Título original: Snow White. Dirección: Marc Webb.
Intérpretes: Rachel Zegler, Gal Gadot, Andrew Burnap, Andrew Barth Feldman, Tituss Burgess, Martin Klebba, Jason Kravits, George Salazar, Jeremy Swift, Andy Grotelueschen, Ansu Kabia y Patrick Page. Género: Remake, Cuento de hadas, Fantasía, Musical. Calificación: ATP. Duración: 109 minutos. Origen: EE.UU. Año realización: 2025. Distribuidora: Disney. Fecha de estreno: 20/03/2025.
Puntaje: 4 (cuatro)