Por Luis Pietragalla
Frontera turco-iraquí, poco antes de la invasión norteamericana que derrocara a Sadam Hussein y que aún hoy sigue en aquel país. Allí, en aquel límite, en un campamento de refugiados kurdos, grupos de niños y flamantes adolescentes comparten –pese a todo- el apego a disfrutar la vida y por seguir el curso de su propio crecimiento. El panorama es crudo, pero no es vivido dramáticamente por ellos, sino incorporado como algo más del mundo todavía por descubrir (mérito no poco relevante de Las tortugas también vuelan).
La cotidianeidad de esos chicos incluye –entre otros- su trabajo en la búsqueda y recolección de minas, que suelen dejar su saldo de mutilados entre ellos. El líder que los comanda se llama Satélite y tiene trece años; es llamado así porque suele tener ciertos conocimientos como para instalar antenas satelitales, las que llevarán noticias de en qué estado estaría la guerra que se avecina.
La película es cruda y tiende a ser sobria, intentando eludir ciertos lugares comunes, que muchas veces aparecen en ella de todas formas (tales como el personaje del niño que sigue incondicionalmente al líder Satélite y el recurso de la alegoría). Recuerda, entre otras, a En algún lugar de Europa, filmada por el húngaro Geza Radvanyi poco tiempo después de terminada la Segunda Guerra Mundial, teniendo en común con la película que nos ocupa la actuación de niños “reales” como protagonistas y su condición, tanto en 1948 como en 2003, de primeras víctimas de guerras y dictaduras. También vienen a la memoria Paisà de Roberto Rossellini (Italia, 1946) o La infancia de Iván, primera obra de Andrei Tarkovsky (URSS, 1961). Tampoco es posible evitar evocar a la Madre Coraje y sus hijos brechtiana, sólo que aquí la mujer que lucra con la guerra es reemplazada por un reciente post-púber, lo que hace que sus actividades “comerciales” sean de mayor impacto para el espectador.
No obstante, ocurre lo mismo que ocurría con En algún lugar de Europa: el mero documento no alcanza. Y es probable que sea porque estamos algo insensibilizados por las imágenes fuertes que nos ofrece la TV. La mera muestra del horror no horroriza necesariamente, pero sí tiene capacidad didáctica por la fuerza de la impresión de realidad que tiene el cine. Pero ni eso ni el tipo de contenido bastan para lograr un gran filme. Y del mismo modo que, debido a la precisión de su relato y a su ajuste forma-contenido, Paisà o La infancia de Iván sí lo son, Las tortugas también vuelan no llega a lograr una cohesión tal que la convierta en una gran obra, lo que no le quita –insisto- su mérito como documento y su fuerza de impacto.
Título: Las tortugas también vuelan.
Título original: Lakposhtha parvaz mikonand a.k.a. Turtles can fly.
Dirección: Bahman Ghobadi.
Intérpretes: Avaz Latif, Soran Ebrahim, Hirsh Feyssal, Saddam Hossein Feysal y Abdol Rahman Karim.
Género: Drama, Guerra.
Calificación: No disponible.
Duración: 98 minutos.
Origen: Irán/ Francia.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de estreno: 01/06/2006.
Puntaje: 6 (seis)