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jueves, 21 noviembre 2024
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Honor de cavalleria: Un Quijote entre líneas

Por Pablo Arahuete

Quijote sacude los hombros y acusa molestia; Sancho reposa con la mirada perdida en el horizonte. La relación entre ambos se percibe tirante pero respetuosa, como la de un amigo al que reprendemos o reprochamos por el simple hecho de valorar su amistad. Y la cámara esta ahí, cerca, con el ojo agazapado sin interferir; en la espera latente. Quijote también espera que su fiel lancero cambie de la actitud indiferente, abúlica, y deje que la naturaleza agreste imponga su belleza y Dios su destino. De vez en cuando, Sancho contesta por reflejo, o mejor dicho por obediencia, y así deja en claro que no podría existir un Quijote sin un Sancho o viceversa. Tampoco podría haber existido el cine sin la literatura, pero lo más importante obedece no tanto a lo que tienen en común, sino en lo opuesto: la percepción sobre el tiempo y el espacio; la imposibilidad de narrar el silencio o de filmar el pensamiento.

Cine y literatura se vinculan en ese ingrato universo de las adaptaciones, con reparos desde ambos bandos: ya sea por traicionar el espíritu de la obra original, o por condensar en un plano un sinfín de palabras, puntos y comas, más allá de extrapolar un lenguaje rico en expresiones a otro, cuya riqueza radica en lo sintético o poético del campo audiovisual. No obstante -a favor y en contra de estos argumentos- existen sobrados ejemplos para afirmar que las adaptaciones cinematográficas más interesantes son aquellas que consiguen plasmar la interpretación, impresión, visión, libertad creativa de su autor. Honor de cavalleria, ópera prima de la revelación catalana en Cannes 2006, Albert Serra, rescata la novela de Cervantes desde sus dos personajes emblemáticos sin atarse al texto o a los grandes capítulos con la misma libertad que deambulan sus criaturas. Lejos quedan los molinos de viento tantas veces representados en otras versiones rígidas, textuales y elementales del Caballero de La Mancha que el sorprendente Lluís Carbó encarna con gran intuición y corazón. Lo mismo ocurre con la figura de Sancho, aquí en la piel de Lluís Serrat, ambos actores no profesionales para dejar un precedente audaz. Esa audacia permite varias lecturas que confirman la sospecha de que a la hora de concebir un film de este tenor es fundamental tener criterio, coherencia y honestidad. En primer lugar, la decisión de acudir a actores desconocidos evita el desfile de sobreactuaciones, vedetismos, por parte de estrellas dado el peso específico de un personaje de esta talla. Este Quijote no regala reflexiones profundas, brillantes, ni maneja la retórica con igual gracia que cuando increpa a su ladero y lo exhorta a contemplar el cielo.

Allí, en un cielo abierto, en la inmensidad de un paisaje vasto e interminable, desierto o apenas habitado por algún enemigo invisible enfrentado al loco de la armadura errante, allí en ese espacio no literario y puramente cinematográfico la obra de Serra prefiere la austeridad en vez de la grandilocuencia. El realizador catalán bucea la novela universal a puro despojo de la historia, de la aventura, a destiempo y sin solemnidad. Podría decirse que esta mirada casi documental sobre un relato que literariamente hace honor a la ficción es todo lo contrario, como si el director hubiese tomado un texto dotado de prosa y hubiese escrito en los márgenes una estrofa de un verso sin rima. Un verso que transita libre, fresco, errático, vivo en un torrente de tiempos muertos, suspendido en lo que duran el día y la noche, los amaneceres luminosos junto a los ocasos tristes que despiden al caballero locuaz y dan la bienvenida al hombre desarmado que tras un largo viaje simplemente espera. Por fortuna, ahí hay una cámara (que recuerda al minimalismo de Ozu, o más contemporáneo aún… al cine del mexicano Reygadas) para narrar lo indecible, para romper con las prerrogativas y clichés de un cine declamativo, literal y banal que impulsa el aire viciado con sus enormes molinos de viento.

Título: Honor de cavalleria.
Título Original: Idem.
Dirección: Albert Serra.
Intérpretes: Lluís Carbó, Lluís Serrat, Albert Pla, Glynn Bruce.
Género: Drama.
Clasificación: no disponible.
Duración: 104 minutos.
Origen: España.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Independiente.
Fecha de Estreno: 25/10/2007.

Puntaje: 7 (siete)

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