Por Pablo E. Arahuete
No por casualidad el apodo de George Clooney en este film europeo dirigido por el holandés Anton Corbijn (aquel de Control) sea señor mariposa. Podría decirse que Eduard o Jack o vaya a saber quién se encuentra en la etapa de crisálida antes de transformarse en mariposa porque hace un tiempo largo que sus alas están atadas a su rutina de asesino profesional y su progresiva infelicidad lo hace cada vez más vulnerable y contenido en su propia coraza de frialdad y pragmatismo.
Sin embargo, todo se precipita cuando el último trabajo en Suecia no queda del todo terminado y deja algunos cabos sueltos que obligan a nuestro antihéroe a refugiarse en una constante huida que termina por estancarlo en Abruzzo, un pueblito de Italia donde pretende hacerse invisible o por lo menos despistar al entorno bajo la apariencia de un fotógrafo.
Desconfiado hasta del vuelo de una mosca; celoso de las miradas locales y con los ojos bien abiertos a la espera de la llegada de un verdugo -pese a tener contacto telefónico con el hombre que le encarga los trabajos-, el señor mariposa comprende perfectamente que su situación de blanco móvil es prácticamente una condena de la que tarde o temprano deberá hacerse cargo. Mientras espera una resolución de su situación se mantendrá ocupado estudiando el terreno y tratará de hacer todo lo posible para retirarse sin una bala en el medio de la frente.
Si bien desde el principio resulta bastante predecible el derrotero de esta trama sólida -y sobria al mismo tiempo- que descansa en la actuación de Clooney y acusa su origen literario desde el minuto cero, El ocaso de un asesino es un buen ejercicio de estilo más que una gran película como pudieran serlo las de los 70, referencia obvia al tomar en cuenta el tratamiento y ritmo elegidos por el director holandés.
No obstante, el film se toma su tiempo en la construcción de los personajes y maneja con prolijidad el sembrado de la información para ir ordenando un relato lineal sin sorpresas pero bien narrado, haciendo abuso tanto de la belleza natural de los paisajes como del innegable carisma del actor norteamericano en un papel que en apariencia no le exigió mucho esfuerzo compositivo.
Título: El Ocaso de un Asesino.
Titulo Original: The American.
Director: Anton Corbijn.
Intérpretes: George Clooney, Violante Placido, Irina Björklund, Lars Hjelm, Johan Leysen, Paolo Bonacelli y Giorgio Gobbi.
Género: Basado en novela, Crimen, Drama, Thriller.
Duración: 105 minutos.
Calificación: Apta para mayores de 16 años.
Origen: EE.UU.
Año Realización: 2010.
Distribuidora: UIP.
Fecha Estreno: 14/10/2010.
Puntaje: 6 (seis)
El staff opinó:
–Luego de la interesante Control (2007), aquella biopic sobre el líder de Joy Division Ian Curtis, Anton Corbijn bordea el paso en falso en la apenas correcta El ocaso de un asesino (The American, 2010): este retro thriller setentoso sufre principalmente de un guion lleno de estereotipos y en segundo lugar de un George Clooney al que ya le conocemos todos los manierismos de su “formato taciturno”. Aún así el holandés se las arregla para imponer una estética elegante y muy sexy, en especial gracias a la participación de la descomunal Violante Placido. Resulta una incógnita el futuro de este afamado realizador de video clips…– Emiliano Fernández (6 puntos)
–George Clooney sigue alternando películas comerciales con otras “con inquietudes” como esta El ocaso de un asesino que intenta -infructuosamente- desarrollar el perfil psicológico de un personaje retraído y con menos onda que Ricardo Fort (y esto no es poco, señores…). La historia es básica hasta decir basta, la intriga directamente no existe y los tiempos muertos escogidos por el director Anton Corbijn para la narración, más que a la reflexión incitan al aburrimiento. Se entiende la intención pero una cosa es el guion de La conversación de Francis Ford Coppola (un título que me vino a la mente varias veces durante la proyección) y otra muy diferente el de esta obvia adaptación fílmica de una novela de Martin Booth. El final es escandalosamente patético pero no son todas pálidas: la planificación visual de Corbijn se destaca por méritos propios y también están muy bien elegidas las dos chicas que rodean al protagonista (con especial lucimiento para la exuberante y muy natural Violante Placido). En líneas generales, un filme tan irregular como fallido.– Diego Martínez Pisacco (4 puntos)