Por Inés Moguillanes
Drama verídico sobre cuatro jóvenes originarios de Sudán que escapando de la guerra, llegan a un refugio en Kenia, donde permanecerán años y años hasta que les surge la posibilidad de reinstalarse en Estados Unidos. Una buena historia de supervivencia y adaptación que no se presta a lágrimas fáciles.
Basada en hechos reales, Una buena mentira trata sobre cuatro jóvenes sudaneses que finalmente logran dejar atrás el campo de refugiados en el que vivieron por muchos años y emigrar a Estados Unidos. Un flashback que los devuelve a su infancia, allá por el año 1983, es el encargado de explicar cómo fue que terminaron en aquel campo en Kenia.
Se nos muestran niños jugando y mujeres cantando a la vez que realizan tareas hogareñas, con la sabana africana de fondo. Pero la calma de aquellas imágenes es interrumpida de pronto por tiroteos, bombas e incendios. La guerra civil en Sudán, entre la regiones del sur y del norte, ha comenzado y también la odisea para nuestros protagonistas. Ahora huérfanos, emprenden el éxodo hacia Etiopía teniendo que sortear, con audacia y valentía, todo tipo de peligros: animales feroces, calor extremo, hambruna, milicias del norte. Sin embargo, poco antes de llegar tienen que cambiar el rumbo puesto que ese país vecino también fue invadido. Así pues, se dirigen hacia Kenia y tras mucho andar y resistir, arriban al que se convertirá en su nuevo hogar por casi dos décadas.
De regreso al presente de la historia, es decir, al año 2001, Mamere, Abital, Jeremiah y Paul, que ya van por los veintipico, suben al avión con destino a Kansas. Entre tantas desgracias, tuvieron la suerte de salir elegidos para dejar el refugio y rearmar sus vidas en un nuevo continente. Pero una vez que aterrizan se encuentran ante un primer problema: por un reglamento bastante absurdo la hermana debe ir a Boston. Se separan no sin antes prometer que pronto estarán juntos nuevamente.
Es aquí donde hace su aparición la única estrella del film, en términos de star system, y que paradójicamente interpreta un personaje secundario: se trata de Reese Witherspoon, en la piel de Carrie. Será ella quien se ocupará de conseguirles empleo pues en eso consiste su trabajo; pero hay más. A modo de hada madrina, pondrá su casa, en un principio impresentable, en condiciones para albergar a Abital. Con este inconveniente resuelto y la familia reunida, los muchachos y muchacha reciben una carta de África la cual servirá a Mamere de puntapié inicial para reconciliarse con su pasado.
De la mano de su quinto largometraje, el canadiense Philippe Falardeau nos acerca un acontecimiento histórico reciente no tan difundido al mismo tiempo que aborda una temática ya presente en varios de sus trabajos anteriores: el encuentro entre culturas. Aunque todo cierra a la perfección y con un final feliz, bien al estilo hollywoodense –que después de los horrores que pasaron los hermanos es lo que todos deseamos–, la película no resulta exagerada o lacrimógena. Esto en gran medida se debe a dos cuestiones: a que, entre tantos episodios trágicos, hay un poquito de lugar para el humor; y por sobre todo, a la elección de actores que vivieron en carne y hueso las situaciones narradas y que hacen al film menos espectacular y glamouroso pero más genuino y sincero.
Título: Una buena mentira.
Título original: The good lie.
Director: Philippe Falardeau.
Intérpretes: Reese Witherspoon, Corey Stoll, Arnold Oceng, Ger Duany, Emmanuel Jal.
Género: Drama.
Origen: Estados Unidos.
Año Realización: 2014.
Duración: 110 minutos.
Clasificación: Apta para mayores de 13.
Distribuidora: Diamond Films.
Fecha Estreno: 11/12/2014.
Puntaje: 7 (siete)