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jueves, 21 noviembre 2024
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Brisas heladas: Un film autoenunciado

Por Juan Alfonso Samaja

Carmen y Bruno (su chofer devenido amante) se han confabulado para robar un bolso a Antonio, marido de Carmen y jefe de una banda mafiosa que trabaja en la ciudad. Bruno tiene una reunión con Antonio, con quien tiene una deuda, y éste promete perdonar esa deuda si Bruno recupera el bolso que le han robado. Antonio le da 24 horas para esta tarea. Carmen y Bruno han decidido esconder algunas horas el bolso en la casa de Bruno para ultimar los detalles de la fuga. Pero todo el plan se desbarata cuando Bruno es sorpresivamente visitado por Mabel, su hermana, con quien tiene una relación extraña y problemática. Bruno se ausenta unos minutos de la casa para reunirse con Carmen y a su regreso la hermana le anuncia que han venido dos hombres, dieron vuelta la casa y se llevaron un bolso del cuarto. Carmen y Bruno vuelven a reunirse y Carmen se entera de la noticia, advierte a Bruno que su hermana lo está engañando y que es ella quien se ha llevado el bolso. En una discusión que se aparentemente se va un poco de las manos terminan muertos Carmen y Bruno. El film comienza con la entrevista que el fiscal (Gastón Pauls) está realizando a Mabel para tratar de entender qué es lo que ha sucedido.

Crítica

El relato tiene una estructura clásica de policial negro, donde a partir de una serie de fashbacks (donde se representan imágenes de eventos pasados) se va develando el nudo de la trama. Como también es costumbre en el género, el relato está destinado a un funcionario público (en este caso el fiscal), quien siempre está una serie de pasos atrás que el espectador en cuanto a la información que tiene sobre lo sucedido.

La narración presenta algunas debilidades, entre las cuales caben mencionarse: el desaprovechamiento de personajes; articulación escasa o confusa entre las subtramas que se pretenden entralazar; un desenlace un poco forzado para incrementar el efecto sorpresa. A esto se suma algunas limitaciones actorales que no colaboran al relato en su conjunto.

Uno de los problemas principales, a mi juicio, es el desaprovechamiento de los personajes. El fiscal podría haber tenido una participación más activa y dramática en el film, pero queda relegado a hacer unas cuantas preguntas, a mostrarse fastidiado, fumar un cigarrillo y sonreír hacia el final. Incluso los personajes que supuestamente hacen al núcleo de la trama presentan esta superficialidad de carácter: Mabel, Bruno y Carmen son prácticamente siluetas y carecen de profundidad en la caracterización psicológica. Al no profundizarse la psicología de los personajes, o desarrollarse las relaciones conflictivas entre ellos, el conflicto mismo de la trama se difumina excesivamente y se atomiza hasta desdibujarse y quedar relegado al asunto del bolso, que a mi juicio debió haber sido un elemento secundario, al modo del McGuffin hitchcockiano. Generalmente la estrategia de un policial se expresa en el ocultamiento o la indefinición de ciertas situaciones o caracteres, pero esto suele compensarse con un énfasis en el ritmo de las acciones, persecuciones, tiroteos, enfrentamientos o diálogos de alto contenido dramático o sexual (The Big Sleep, 1941) Lamentablemente no ocurre esto en el film, lo cual resta gran parte de la potencialidad dramática que el relato puede generar. Es interesante que esta indigencia dramática se vea prácticamente enunciada en una secuencia del film autoconsciente, que bien vale la pena analizar aunque sea someramente.

El film comienza con una escena narrativamente arbitraria pero igualmente lograda de mise en abyme, en la cual los matones de Antonio, que han ido a un gimnasio de box a buscar a alguien que finalmente parecen no encontrar, conversan sobre los detalles técnicos de la toma secuencia de algunas películas policiales de Hollywood; uno de ellos le explica al otro en qué consiste esta técnica en la cual se filma toda la acción en continuidad sin realizar fragmentaciones, información que ha obtenido recientemente en un curso de cine al que ha asistido con una identidad falsa para seguir a un fulano por orden del propio Antonio. Toda esta secuencia de la conversación hasta el momento del robo y la matanza de los matones está filmada con este mismo recurso. Hacia el final del diálogo el matón desconcertado por la explicación de su amigo le pregunta: “¿y para qué hacen eso?” A lo cual su amigo responde: “no, sé, da prestigio”. Lo piensa un poco mejor y entonces agrega: “creo que es para los críticos”. Al margen del guiño intertextual para el cinéfilo, del chiste interno sobre el snobismo de algunos críticos (o de lo que algunos cineastas piensan de los críticos), la incomprensión que manifiestan los personajes en torno al plano secuencia es realmente sintomática. El personaje que incluso parece estar más ilustrado hace gala de su incapacidad de advertir la función dramática que cumple este recurso (dar continuidad al dramatismo del encadenamiento de acciones, reforzar la organicidad material de las imágenes, etc.), algunas de las falencias que el mismo film comete, y quizás lo arbitrario mismo del recurso exprese más del film de lo que el propio director ha previsto.

Por otra parte, las subtramas que se presentan (la historia de los hermanos, la de los amantes, la de Antonio y Bruno, y la propia historia de Mabel) presentan una articulación muy débil y no termina de madurar dramáticamente, lo cual atenta contra la organicidad de la narración.

En cuanto al final de la película, el relato se esmera, quizás excesivamente, en cumplir con el factor sorpresa del último minuto que no resulta del todo efectivo, no por previsible, sino por inorgánico.

De todos modos, el relato gana allí donde evidentemente el director de El asadito se siente más cómodo: en las escenas íntimas, sosegadas, de ritmo cansino, cuya plasticidad de los rostros alcanzan para producir cierta conmoción estética. También hay que destacar la estética general del film que consigue el tono adecuado para dar lugar a una historia cuyo guion no ha sabido explotar en todas sus facetas.

Título: Brisas heladas.
Título original: Idem.
Dirección: Gustavo Postiglione.
Intérpretes: Gastón Pauls, Eli Medeiros, Norman Briski, María Celia Ferrero, Carlos Resta, Juan Nemirovsky y María Eugenia Solana.
Género: Policial, Thriller.
Calificación: Apta para mayores de 13 años.
Duración: 90 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2015.
Distribuidora: Aura Films.
Fecha de estreno: 12/11/2015.

Puntaje: 7 (siete)

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