Realizadores: Gabriela Blanco, Maximiliano de la Puente y Lorena Díaz
Documental
Duración: 110 minutos
Exhibición: Martes 24/11, 21 horas en el Cine Gaumont
Por Pablo Arahuete
Reseña: Un riguroso documental que aporta testimonios de calidad y mucha información para desentrañar ciertos misterios alrededor de la figura de Rafael Perrotta, uno de los periodistas desaparecidos, quien fuera creador del Cronista Comercial.
Dicho medio representó para la prensa argentina un modelo de hacer periodismo que procuraba emular a Le Monde Diplomatique y que reunió en su redacción a notables periodistas económicos durante la época del proceso militar en la década del 70 y además albergó periodistas latinoamericanos que huían de las dictaduras en sus respectivas regiones.
La sorpresiva desaparición de Perrotta y sus vinculaciones políticas con el ERP y otras agrupaciones, son clave para ir desentrañando una historia de pasión, traiciones y sobre todas las cosas ideales innegociables.
Sinopsis: Este documental rescata la figura de Rafael “Cacho” Perrotta, un personaje clave, extrañamente olvidado, en la historia del periodismo de la Argentina. Su vida se asemeja a un rompecabezas con múltiples aristas, cuyas piezas completas nunca terminarán de encajar. Perrotta fue un hombre que vivió con gran intensidad el período más esperanzador y a la vez el más nefasto de la vida política, económica y social del país. Un apasionado de su gran creación a la cual dedicó su vida entera. En los años `70, como director del diario “El Cronista Comercial”, conformó una redacción única, absolutamente atípica. Su diario dejó de lado los informes de mercado para convertirse en una de las mejores publicaciones que se hacían en el país. La redacción albergó a destacados periodistas de distintas identidades políticas, lo cual generó una riqueza ideológica e informativa que se trasladaba a las páginas del periódico. Procedente de una familia adinerada, perteneciente a la exclusiva elite de las clases altas, amigo de personalidades como el dictador Emilio Massera y el ministro de Economía de la dictadura militar, Alfredo Martínez de Hoz, Perrotta decidió tomar partido en un momento muy álgido de la historia argentina. Su formación religiosa y su gran generosidad lo llevaron a sentirse angustiado ante la desigualdad social y la falta de libertad que se vivía en nuestro país por aquellos oscuros años. Con el tiempo estas inquietudes y convicciones lo llevarían a relacionarse con los altos mandos de las organizaciones armadas de la época, especialmente con el aparato de inteligencia del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Este hecho fue leído por los jerarcas militares como un signo irrefutable de extrema traición a su clase. Fue secuestrado en junio de 1977, convirtiéndose en uno de los incontables desaparecidos de nuestro país.