Por Alex Arellano
El limonero real, novela del argentino Juan José Saer, tendrá su versión cinematográfica. La realización homónima, realizada por el guionista y director Gustavo Fontán (Ver críticas y entrevistas), se estrenará el próximo jueves 1 de Septiembre. La película promete ser una fiel adaptación de la obra del escritor, y tal como refleja el propio texto, contendrá muchísimo suspenso, drama y una puesta en escena que introducirá al espectador en la historia misma.Sinopsis: Una familia de pobladores del río Paraná se dispone a compartir el último día del año. Son tres hermanas, con sus maridos e hijos, que viven en tres ranchos, a la orilla del río, separados por espinillos, algarrobos y sauces.
Aunque Wenceslao intenta convencerla, su mujer se niega a asistir a casa de
su hermana para participar del festejo. Dice que está de luto: su hijo, su único hijo, murió hace seis años.
También sus hermanas y sus sobrinas se desplazan para convencerla. Pero Ella sigue firme en su negativa: está de luto.
El río omnipresente, las variaciones de la luz, el baile festivo, el sacrificio del cordero y la comida, el vino y los cuerpos, todo es atravesado, desde la percepción de Wenceslao, por las dos ausencias: la de su mujer y la de su hijo muerto, cuya figura emerge cada tanto, otorgándole al relato una densidad creciente.
Desde el alba –“Amanece. Y ya está con los ojos abiertos”- hasta el regreso de Wenceslao al rancho después de la medianoche, cada acción cotidiana se vuelve ceremonia y el tiempo una espiral de sensaciones y recuerdos.
Sobre el autor: Juan José Saer es uno de los escritores argentinos más reconocidos dentro de la literatura de habla hispana. Ganador de un premio Konex y un premio Nadal. El oriundo de Serodino, Santa Fe, ha cosechado tanto éxito que sus obras fueron traducidas en más de 9 idiomas, incluyendo japonés y griego. El limonero real, entre tantas de una prolífica producción literaria, ha sido su primer gran éxito, el cual lo posicionó entre los grandes escritores nacionales. Desde ese entonces, su carrera continuó progresando hasta su fallecimiento en París, en el año 2005.
Palabras de Gustavo Fontán sobre El limonero real:
Hay en la obra de Juan José Saer en general y en El limonero real en particular un interrogante que subyace de modo permanente: ¿cómo acceder a lo real y expresarlo? Su obra es testimonio de una desesperada aproximación, por todos los medios, a una porción de realidad -a la que se la mira y se la vuelve a mirar-, y de la constatación de la fuga. La mirada afirma y abisma el mundo, simultáneamente. La escritura reconoce en la realidad sus enigmas y nos advierte sobre la fragilidad de cualquier empresa de conocimiento.
Por otro lado, hay en Saer una profunda conciencia de que la poesía surge del “tratamiento especial dado a la materia real”. La escritura se convierte entonces en el arte de “sondear y reunir briznas o astillas de experiencia y de memoria para armar una imagen”.
El ámbito en el que ocurre la trama de El limonero real -las islas, la costa del río Paraná en la provincia de Santa Fe, Argentina, su luz y sus habitantes- no es un espacio desconocido para mí. Realicé ya dos películas en la zona: La orilla que se abisma (2008) y El rostro (2013). Estas dos películas me pusieron ante la experiencia de las islas. Las islas del río Paraná son grandísimas extensiones de tierra, con montes de madera blanda, sauce, timbó, en la costa, y pajonales interminables, montes de espinillos, algarrobos y talas, lagunas y esteros, tierra adentro. Por naturaleza, las islas conforman un espacio cargado de cierta precariedad: las crecientes, siempre voraces, construyen una memoria y un riesgo. Nadie olvida las crecientes; por todos lados hay huellas, y nadie deja de temer a la creciente que puede sobrevenir.
La isla es una imagen del antes y del después, y el presente es una especie de estadio frágil entre dos momentos dolorosos. Esta conciencia imprime en sus habitantes, los isleros, una extraña vitalidad. Se vive el presente, el sol y la pesca, los encuentros y el vino, el fogón y los silencios, como una fiesta y una despedida al mismo tiempo. Esa forma de habitar, conformada por ese vínculo particular agua-tierra-hombre-animales, tiene una impronta única. A ese modo de estar, vital pero inestable, podríamos definirlo en líneas generales como una vida a la intemperie. No por la falta de techo, que, aunque precario, existe; sino por algo más esencial, más hondo: la impronta que el espacio imprime en los habitantes y los deja siempre en tensión, fortaleza-debilidad, vitalidad-muerte.
Del encuentro de esas dos experiencias, la de la lectura y la del mundo, surge esta película.
Sobre la novela: La escritura de Juan José Saer ha sido reconocida por la crítica especializada como una de las más valiosas y renovadoras en el ámbito de la lengua española contemporánea. El limonero real (1974) representa un punto de condensación central en su vasto proyecto narrativo. Es la novela de la luz y de la sombra, cuyos juegos y alternancias puntúan el transcurso del tiempo; es la novela de las manchas que terminan, finalmente, por componer una figura; es la novela de la descripción obsesiva de los gestos más triviales, de las sensaciones y las percepciones, de las texturas y los sabores.
Trailer El limonero real