Por Pablo Arahuete
Varias lecturas permite este nuevo opus de Mauro Andrizzi, previamente conocido en el BAFICI, y que responde a su experiencia en Shanghai para filmar una película con equipo asiático y actores del mismo lugar, con barreras idiomáticas de por medio, y la mirada del extranjero en pleno corazón de China.Lo primero que debe decirse de Una novia de Shanghai (2016) es que dada la tradición y el respeto por determinada temática ligada a la muerte y a los muertos, el relato se convierte de inmediato en una suerte de fábula y en una historia de amor luego de la muerte. Rápidamente, asaltan la mente la nutrida cantidad de historias asiáticas, donde un fantasma necesita cumplir determinada misión para su descanso eterno y desde ese lugar su necesario contacto con los vivos no siempre se resuelve en un evento de terror o de peligro, sino de solidaridad.
En ese sentido, la premisa de Una novia de Shanghai recoge el guante de la historia de fantasmas y desarrolla -con algo de humor, pero sin cinismo- los convencionalismos acordes a lo que no debe faltar. El fantasma de un anciano logra comunicarse con los protagonistas, dos pícaros sin suerte que pasan sus días robando a los transeúntes en las calles de Shanghai. Ambos sueñan con poder conocer México o algún país de Centro América, en plan de fuga de una ciudad que ha sufrido enormes transformaciones socio económicas de las que quedaron absolutamente al margen.
La fuga a México es uno de los sueños de estos deliciosos perdedores que acceden al pedido del anciano para trasladar sus restos al lugar donde se encuentra enterrada su amante, aunque ella ha sido sepultada con su esposo, fiel a la tradición. El premio ante semejante travesía es la promesa de un tesoro perteneciente al difunto, y entonces la aventura del traslado ocurre a la par que las calles de Shanghai son captadas y registradas por la cámara de Andrizzi desde su condición de extranjero en una tierra exótica.
Sin embargo, al derrotero de estos “slackers” asiáticos se suman dos mujeres y los cuatro se embarcan en el traslado del ataúd -la superstición china trajo muchos inconvenientes a Andrizzi y equipo en estas escenas- para lo cual deben contar con diferentes elementos que irán encontrando en el camino, como por ejemplo el robo de un vehículo, mientras la comunicación con el fantasma sucede y las anécdotas y trivialidades de los personajes se acomodan a esa suerte de road movie trashumante.
El ojo de Andrizzi cuenta con la particularidad de amalgamar por un lado su sensibilidad hacia lo humano, y por otro al encuentro del detalle dentro de una geografía que en su periferia se aleja mucho de la postal conocida y en la que se encierra también cierta fantasmagoría, por lo que ya no está e ese país y ha desaparecido junto a la tradición.
El apego y el desapego, entonces, son dos de las ideas que implícitamente se relacionan con la predominancia de lo material por sobre lo espiritual, el amor y la muerte también generan esa dicotomía conceptual en el relato y se nutren desde la misma fuente de nostalgia. Por momentos, Mauro Andrizzi logra una película china, más que argentina en China; se impregna del tiempo y el estilo de ese cine oriental y lo hace a consciencia de su elenco y de la libertad para desarrollar el relato sin el apego a ninguna estructura, pero con la plena confianza en la fábula que se está contando.
Hay escenas de Una novia de Shanghai (2016) de una factura impecable, como la del cementerio o la del karaoke, personajes que la cámara parece atrapar entre los reales, o fantasmas entre las personas reales, que se apoderan del relato, como por ejemplo un anciano que resume su existencia a cámara en un breve relato que conmueve, o quizás un grupo de masajistas ciegas.
Todo ese collage nunca desentona, y toda esa libertad creativa encuentra en la ciudad y en la sinfonía de sensaciones su partitura más adecuada para ser ejecutada con enorme sencillez y constancia por un director, que ya ha demostrado con su anterior opus Accidentes gloriosos (2011), un cine muy personal.
Título: Una novia de Shanghai
Dirección: Mauro Andrizzi
Intérpretes: Lorena Damonte, Jiao Jian, Hu Chen-gwei, Sun Yu-han
Calificación: Apta para mayores de 13 años
Género: Comedia, Fantasía, Romántica
Duración: 75 minutos
Origen: Argentina, China
Año de realización: 2016
Distribuidora: Tren Cine
Fecha de estreno: 29/09/2016
Puntaje 8 (ocho)