Por Pablo Arahuete
Ya no hay marea. Un día, el oleaje del océano se detuvo, congelado como una foto que detiene el tiempo. El mar se alejó poco a poco de la costa este de Alemania. Los efectos no solo son medioambientales. En esta premisa imaginaria de ciencia-ficción, los misterios resueltos son solo puertas a más misterios irresolubles. No solo se ha ido el mar, también los niños. Una joven pareja de físicos, Jana y Micha, a través de investigaciones secretas, operando en la clandestinidad del mundo académico y forjando una relación que marcará sus vidas, intentarán develar el misterio. El contenido científico y la dimensión espiritual conjugan una alegoría sobre la pérdida de la infancia, cuyas imágenes de cuento romántico abren las puertas al asombro.
Reseña:
Al apelar a la idea poética, el film se enriquece y escapa de la mera anécdota del misterio de la desaparición de niños. El trabajo sobre el tiempo y la reflexión sobre lo irreversible que significa que ese tiempo avance y no se detenga encuentran sus mejores pretextos en esta historia de nostalgia, espiritualidad, y una pizca de elementos sobrenaturales que la hacen atractiva tanto en la exposición dramática como en términos visuales.