Por Maximiliano Curcio
Pedimos a uno de los organizadores del Festival de cine documental independiente DOCA que eligiera dos películas representativas con un comentario para cada una. Y lo hizo gustoso.
Recomendadas por Mario Verón
- EL SABOR DEL CEMENTO
De Ziad Kalthoum
Esta película me hizo pensar también mientras miraba los bombardeos a Siria por parte de la colación de EEUU y sacaban a un niño de los escombros … ¿quiénes son los que destruyen y quiénes son los que construyen?
Sobre “El Sabor del Cemento” considero que es una obra maestra de Ziad Kalthoum. Logra mostrar con una humanidad extraordinaria como migrantes Sirios deben llevar dinero a sus hogares a pesar de que éstos y sus familias estén amenazados por el horror de la guerra. Así, van a Beirut a trabajar donde construyen rascacielos que nunca van a habitar, ven un cielo que no les es propio, mientras por la noche, a la hora del descanso, contemplan el bombardeo a su país Siria por TV. Duermen de manera infrahumana en el obraje, mientras una voz en off terriblemente poética nos habla del destierro , de la ausencia. El director nos acompaña con imágenes cruelmente bellas: miles de kilos de cemento se esparcen para llenar columnas, hierros que se trasforman en armazones, desde donde los obreros miran agarrados de sus perfiles como si estuvieran presos en las alturas.
“Mi padre tiene olor a cemento cada vez que regresa y eso no solo le quema la piel sino el alma” dice la voz en off. Ese es el sabor del cemento que parecen tener esos cuerpos que laten, que hacen, que construyen, para luego volver a migran mientras contemplan diariamente ese mar que los llevará de vuelta.
- Máquinas
De Rahul Jain
Máquinas, película de la India, nos muestra cómo los trabajadores hindúes confeccionan prendas extraordinarias para luego llevarlas a Occidente. La naturalización de la explotación se percibe en entrevistas realizadas a los obreros y eso nos muestra lo establecido, lo normativo del sistema capitalista. Allí, las máquinas nunca se detienen. El fuera de campo y el montaje exquisito, bien utilizados, potencia el poder de las apariciones de los obreros y sus testimonios. La presencia de un jefe desdeñable es lo que hace que la película interpele nuestra sensibilidad y nos ponga en un lugar sumamente reflexivo.