Por Daniel Bernal, corresponsal Cine Nueva Tribuna, España
Cinco años después de una exitosa primera entrega -comercialmente hablando-, la franquicia No Respires nos trae una secuela que encuentra su principal diferencia en un cambio de roles más profundo y humano -aunque lejos está de ser profunda en sus ideas- y que mantiene su gran baza en el afán de agobiar al respetable; no obstante, no cuenta con un gran armazón.
Si en la primera parte, el espectador tenía que hacer un arduo esfuerzo para creerse lo que veía en pantalla -tomando por burdo al respetable más estricto- esta continuación acierta en darle un enfoque más creíble dentro de las inverosímiles casualidades con las que tiene que contar este tipo de producciones. Otra de las diferencias que hallamos es el punto de vista de la propia saga. Aquí pasamos de odiar y execrar al ciego anciano protagonista del título que nos concierne a empatizar con él, y es que este título funciona como redención del personaje, una manera de comprender sus pensamientos y comportamientos. Llegamos a entender su forma de ser y la razón por la que actúa; pasa de ser el malo de la película a un hombre con alma y sentimientos. Es por ello que será él quien cometa con inquina y vehemencia y sin ningún tipo de remordimientos cualquier acto para salvaguardar a su infante compañera de viaje. Al igual que en su predecesora, la figura canina será la guía del protagonista -el perro de este largometraje resulta menos detestable-. Aunque no será la única, pues a falta de vista, se orientará por su pálpito y corazón.
Podemos considerar el gore como un género cinematográfico en el que se recrea numerosas escenas con sangrienta violencia, un recurso que se agradece ver y que en muchas ocasiones sirve para empaquetar un conjunto de excesiva adrenalina e impetuosa severidad; un deleite visual de los que gusta palpar en pantalla. Esta cinta contiene mucho punch sangriento, aspecto plausible si no fuese porque nos lo ofrecen de forma totalmente gratuita, sin ningún tipo de necesidad ni argumentación. Aun así, es de agradecer la valentía y el notorio progreso que toma la obra en este aspecto.
El principal bache que nos encontramos en la ópera prima de Rodo Sayagues es que reconduce su película a través de un prolongado nudo que no termina por dar reposo a un casi inexistente tercer acto, contando con una estructura argumental que hace aguas y con un único malintencionado cambio de guion en un trabajo que requeriría de piruetas argumentales. También hay que mentar que desde el comienzo al espectador no se le sitúa correctamente en la acción, y es que hasta pasados unos minutos de metraje, no sabemos si estamos ante una precuela o una secuela.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, No Respires 2 es una segunda entrega que -dentro de lo que cabe- gana en credibilidad, que se mantiene en su asfixia y agobio, pero que se pierde en el camino con un inextinguible bloque intermedio que acapara toda la obra. La profundidad trazada en los sentimientos del invidente protagonista es la razón de ser de una continuación donde se respira cierto riesgo en sus propuestas, pero que no se ve gran eficacia en ellas. Una fatigante secuela que, paradójicamente, carece de extrema tensión.
Título: No respires 2.
Título Original: Don’t Breathe 2.
Dirección: Rodo Sayagues.
Intérpretes: Stephen Lang, Bobby Schofield, Adam Young, Brendan Sexton III, Madelyn Grace, Rocci Williams, Stephanie Arcila y Christian Zagia.
Género: Drama, Horror.
Clasificación: Apta mayores de 16 años, con reservas.
Duración: 98 minutos.
Origen: EE.UU./ Serbia.
Año de realización: 2021.
Distribuidora: UIP – Sony.
Fecha de Estreno: 12/08/2021.
Puntaje: 5 (cinco)
