Por Aleix Sales, corresponsal Cine Nueva Tribuna, España
Litros de sangre, muchísimo sudor y algunas lágrimas es lo que entraña la nueva propuesta de Robert Eggers y, a la vez, es lo que ha experimentado el director en su proceso de creación, particularmente en la edición. Por si no había tenido suficiente con el reto que supone siempre la segunda película, de la que salió bastante airoso con El faro (2019), Eggers se enfrenta a un desafío magno como es efectuar una superproducción de autor pero bajo las injerencias de un estudio que, lógicamente, siempre virará hacia un mayor convencionalismo para cazar a un público más amplio y engrosar sus arcas, en un escenario cada vez más competitivo. Un proyecto peligroso de esos capaces de hundir una carrera, pero con el cual el director cae de pie en la ardua hazaña.
Porque Eggers logra esa satisfactoria conjunción de su sello marcadamente misterioso, oscuro y arraigado a la naturaleza más pura –tanto del espacio como de la figura humana-, con el espectáculo grandilocuente que exigen las majors para convencer al espectador de que se desplace a la gran pantalla. Con esta descripción, no cabe duda afirmar que El hombre del norte es claramente la película más accesible del estadounidense, pero con las recompensas suficientes para ese cinéfilo que anhele una cierta singularidad entre los convencionalismos.
Siendo una tragedia eminentemente shakesperiana en trama y personajes, pero entregada a la fisicidad más que a la palabra, Eggers revive la leyenda de Amleth en la Islandia del siglo X con la dosis mitológica justa para no sobresaturar su historia de aventura y venganza. Aun sabiendo parte de los caminos que el héroe recorrerá, la película mantiene un pulso vibrante gracias a un ritmo tan reposado como ágil, a algunos ases en la manga narrativos y, sobre todo, a la magnífica dedicación de Eggers en la puesta en escena. El cineasta amplifica ese acercamiento sensorial que efectuó en El faro, donde se notaban las gotas de sudor y de alcohol o el olor del mar, filmando una experiencia que retrata sin concesiones la violencia explícita y el derramamiento de sangre de los cuerpos vivientes.
Esto es llevado a cabo mediante planos largos de seguimiento, en la línea de Alejandro González Iñarritu en El renacido (2015), o la fijación de la cámara en el rostro de sus actores a base de primerísimos primeros planos, llegando a conocer cada poro de la piel del rostro de Alexander Skarsgård. De hecho, este último recurso recuerda a maestros nórdicos como Bergman –particularmente en su etapa medieval-, de los cuales Eggers se empapa también especialmente a la hora de construir imágenes del hombre en la naturaleza o en la introducción del elemento mágico legendario que mueve varias escenas.
Visualmente más portentosa que un guerrero vikingo y fotografiada bellísimamente por su colaborador habitual Jarin Blaschke, El hombre del norte entra por los sentidos y caldea el ambiente hasta llegar al clímax de cada uno de sus pasos que, a nivel emocional, no todos cumplen con las expectativas creadas. Tal vez por puntuales faltas de profundización en la psique, tal vez por otros pálpitos inexplicables en cada uno que obedecen a lo etéreo, pero en su conjunto plasma esa consumición humana a la que lleva la venganza, completamente viciada en la que, sin embargo, existen momentos para la duda propiciados por una voz externa. La elección entre la serenidad o el ímpetu testosterónico acaba recayendo en uno mismo.
A materializar esto contribuye un adecuado Alexander Skarsgård -quien parecía predestinado a este título desde el apellido de su personaje en la serie True Blood (2008-2014), Eric Northman-, brillando especialmente en el aspecto coreográfico; o una ristra de apetitosos secundarios entre los que Nicole Kidman se lleva el cénit dramático de la función o una Björk que suscita la pregunta de por qué no se prodiga más en la interpretación con lo que aprovecha su breve intervención.
Visceral y sucia, sin descubrir nada a nivel temático El hombre del norte consigue aunar un entretenimiento vibrante con un ejercicio artístico notable, recuperando una épica de envergadura adulta y cruda que esperábamos desde hace tiempo. Para no perderla de nuevo, lo más efectivo en plena era de preponderancia de la cifra es apoyarla desde las salas. Porque merece la pena premiar lo que es: un film auténtico en su género.
Título: El hombre del norte.
Título Original: The Northman.
Dirección: Robert Eggers.
Intérpretes: Alexander Skarsgård, Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy, Willem Dafoe, Ethan Hawke, Björk, Claes Bang, Ralph Ineson, Kate Dickie, Murray McArthur, Ian Gerard Whyte, Hafþór Júlíus Björnsson, Ian Whyte.
Género: Acción, Aventura, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 136 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2022.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 21/04/2022.
Puntaje: 8 (ocho)