Por Omar Tubio
Quienes vayan a ver el Volumen 2 convencidos de asistir a una secuela casi “cantada” seguramente se llevarán más de una sorpresa. Quentin Tarantino guardaba un as en su manga y entrega una segunda parte que guarda estrecha relación con su antecesora en cuanto a su historia y a sus personajes, pero que se diferencia ostensiblemente de ella a partir de un ritmo más pausado, menos acción y luchas, diálogos mucho más desarrollados (su sello de fábrica) y –sin dejar de lado totalmente lo oriental- una iconografía más ligada al spaghetti western.
Sería un error dejar sentado un veredicto sobre cuál es mejor o peor ya que a pesar de conformar entre las dos una sola película, su director las dividió de tal manera que es imposible compararlas. Una no existiría sin la otra y por eso son el perfecto complemento de una totalidad que describe una obra tan original como lograda. De todas maneras se podría anticipar que esta segunda parte va a satisfacer más a los viejos seguidores de Tarantino, quienes encontrarán en Volumen 2 algunas de las marcas reconocibles en Tiempos violentos o Perros de la calle.
Si en el Volumen 1 la parafernalia desplegada no daba respiro, la acción era desenfrenada y casi continua, se hacía uso de todos los soportes cinematográficos a mano para resaltar o subrayar una historia o un personaje, se homenajeaba ostensiblemente a varios géneros ligados a lo oriental (mamados por Tarantino en sus años de joven videoclubista) y se exaltaba a conciencia la violencia y el gore más extremo; en el Volumen 2 el “rebelde way” de Hollywood pone freno al acelerador y sin dejar de lado nada de lo expuesto con anterioridad (hay acción, hay gore y hay homenaje) agrega a todo eso la profundidad y la justificación dramática que se echaba en falta en la primera. El largo flashback en blanco y negro que abre el film y que versiona una vez más lo sucedido en la capilla, los personajes de Budd y de Elle -antesala del anunciado encuentro con Bill- mucho más desarrollados que las víctimas anteriores y con variados matices que los hacen más interesantes al espectador. El cruel entrenamiento con Pai Mei para dominar sagradas técnicas ancestrales (resuelto con toques de comedia y sátira y una devoción inocultable por el cine de artes marciales), y por último el mismísimo Bill, omnipresente durante toda la película y protagonista del brillante cierre del derrotero de “la novia”, son sólo algunos de los resortes que utiliza Tarantino para desplegar su talento y su imaginación, en un guión en el cual brillan sus ya famosos diálogos y donde hasta se permite la alegoría cruzando su historia con la de Superman y Clark Kent. Y una vez más la banda sonora adquiere la relevancia de un personaje más, sirviéndose de clásicos inolvidables como Ennio Morricone o de la música especialmente compuesta por su amigo Robert Rodriguez.
Kill Bill Vol. 2 es tan excesiva e inverosímil como su primera parte y es necesario –para poder disfrutarla- hacer a un lado ciertas concesiones en cuanto a la credibilidad de algunos hechos, pero son parte del encanto y de la razón de ser de la historia y su protagonista, una heroína como hacía mucho tiempo no se veía, asesina sí, pero con códigos a respetar y una sed de venganza promovida únicamente por la injusticia y la impotencia de una maternidad… ¿frustrada?
Uma Thurman vuelve a desplegar sus increíbles dotes físicos en un papel que es todo un reto para cualquier actriz y al cual quedará ligada por mucho tiempo, mal que le pese. Y en otra apuesta tan arriesgada como certera, Tarantino rescata de las cenizas (como lo hiciera con Travolta y con Pam Grier en su momento) a David Carradine, quien hay que reconocerlo, está impagable como Bill y a Daryl Hannah, que protagoniza junto a la Thurman un combate entre rubias para el recuerdo. ¿Qué productor importante hoy en día invertiría su dinero con semejante casting? Ninguno, a menos que se trate de quien se trata. Lo que habla a las claras del poder y de la libertad que ha conseguido este verdadero outsider de la industria para escribir y filmar lo que quiera y con quien quiera. Ojalá sea pronto.
Título: Kill Bill: La venganza – Vol. 2.
Título Original: Kill Bill: Volume 2.
Dirección: Quentin Tarantino.
Intérpretes: Uma Thurman, David Carradine, Lucy Liu, Vivica A. Fox, Gordon Liu, Michael Madsen, Daryl Hannah, Michael Parks, James Parks, Bo Svenson, Jeannie Epper, Caitlin Keats, Christopher Allen Nelson.
Género: Acción, Crimen, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 137 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 29/04/2004.
Puntaje: 8 (ocho)