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domingo, 24 noviembre 2024
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El día después de mañana: Buscando a Sam

Por Juan Blanco

Como drama la película causa mucha gracia por sus incoherencias, da lástima por su escasez de ideas, indigna por su desfachatez discursiva y genera bronca por la egolatría de un falso norteamericano como Roland Emmerich que no se puede sacar la bandera yanqui del ombligo y mostrar al mundo bajo un mismo problema común a todos.

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Mel Gibson predijo algo en un especial para TV sobre Roland Emmerich que todavía no se cumplió, pero que dados los éxitos conseguidos por el realizador alemán no estaría lejos de ser cierto en el futuro. Gibson dijo que después de la guerra nuclear (de concretarse una) las únicas especies que quedarán vivas sobre la faz de la tierra serán las cucarachas, los escorpiones y, en efecto, Roland Emmerich.

Este chiste (hecho por el actor a modo de halago) hoy es tan gracioso como lamentable, porque delinea muy bien las reglas de los juegos de poder dentro del cine de estudios al momento de gestar un nuevo megaproducto. Emmerich nunca cosechó grandes elogios al momento de ser evaluado como profesional de oficio, pero sí los suficientes frutos monetarios como para seguir ejerciendo la dirección y a lo grande (sólo en el sentido presupuestario).

El día después de mañana: Buscando a Sam 3Así es que resulta paradójico que la catástrofe climatológica más grande jamás contada de la historia del cine haya quedado a cargo de uno de los peores directores que conoció el séptimo arte en sus poco más de cien años. Y lo que resulta todavía más indignante luego de atestiguar El día después de mañana es que tal -promisorio- desastre global haya quedado nuevamente reducido a una anécdota norteamericana y, peor aún, a una familia rota que deriva en una línea argumental comparable a la de Buscando a Nemo (por supuesto sin el ingenio y la frescura de la película de Pixar), pero a todo esto atenderemos más adelante.

Todo empieza con una profecía tan simple como devastadora: el famoso calentamiento global previsto para el futuro está -irónica pero realmente- a punto de llevar hoy mismo al mundo a un congelamiento que derivaría en una nueva era de hielo.

Hay un paleoclimatólogo llamado Jack, jugado por Dennis Quaid, que tiene la teoría más El día después de mañana: Buscando a Sam 4acertada sobre los acontecimientos, sólo que -para variar- nadie le da bola y así medio planeta se congelará, mientras que el otro tendrá que correr a cubierto lo más al sur posible, implicando para los norteamericanos tener que irrumpir ilegalmente en México y al presidente perdonar -extorsión mediante- la deuda externa de Latinoamérica para lograrlo. Tonto, ¿no? No hay mucho más, salvo un relleno Emmerich de 120 minutos sin mucho condimento.

Del culpable de Día de la independencia y Godzilla (entre otros bofes), no cabía esperar ninguna revelación cinematográfica, pero sí con los años algún síntoma de madurez conceptual al respecto.

El problema más grande que este alemán con -espíritu yanqui- suele tener al momento de contar una película de género es que no se conforma con tal cosa, como si su cine fuera a pecar de ingenuo por ello. En esa confusión de criterios Emmerich adorna sus catástrofes (en el sentido temático de sus obras) con dramitas que pretenden resignificar los valores familiares, sin dejar de pasar por los patrios y terminando -en el caso de El día después de mañana– en una propaganda política pseudo-ecologista y cosmopolita tan poco novedosa como atractiva a los ojos del espectador.

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Claro que con dos o tres chistes más o menos efectivos (como el de México o el de un brindis por el Manchester United en medio del fin del mundo) casi se consiguió confundir a gran parte del público dándole la impresión de que Emmerich maduró como guionista, productor y director. Lo cierto es que Roland Emmerich no cambió y su cine tampoco, y si lo hizo fue decididamente para peor.

Uno de los errores garrafales de su último trabajo (anticipado al comienzo de la nota) es, por ejemplo, que todo el Este queda devastado fuera de campo (en especial una parte de Europa en donde se encuentra un personaje cabal para la historia), dando sólo testimonios de las peripecias de los estadounidenses tratando de sobrellevar el mal tiempo.

El día después de mañana: Buscando a Sam 5Otro, derivado del primero y no menos importante, es el de limitar el drama mundial al conflicto de un padre ausente con sentimiento de culpa (la versión del pececito Marlin del ajustado Quaid) en busca de su hijo Sam (la versión de Nemo del excelente Jake Gyllenhaal), quien se encuentra encerrado con unos amigos y unos cuántos neoyorkinos dentro de la Biblioteca Nacional de la gran manzana (comparable a la pecera del dentista de ya saben qué película). Lo gracioso al respecto es que los amigos del chico también tienen familia, y uno en especial (que no es tan amigo) está buscando a su hermano, pero Emmerich descarta todo conflicto lateral al de sus estrellas protagónicas, lo cual es un descuido tristítismo.

Esta y muchas desatenciones más (podría estar toda la noche escribiendo, pero no es el punto) son las que hacen de El día después de mañana una propuesta ignorante y por defecto fallida de intentar mechar cine de género puro con componentes de corte humanístico, social, o como quiera llamárselos, más trascendentales; cosa que se puede lograr con el tacto que evidentemente jamás podrá tener Roland Emmerich.

Como drama la película causa mucha gracia por sus incoherencias, da lástima por su escasez El día después de mañana: Buscando a Sam 6de ideas, indigna por su desfachatez discursiva (la conferencia del ex-vicepresidente a modo de epílogo es algo patético!), y genera bronca por la egolatría de un falso norteamericano que no se puede sacar la bandera yanqui del ombligo y mostrar al mundo bajo un mismo problema común a todos. Por su parte, como película catástrofe, tanto literal como metafóricamente, El día… se congela después de la primera hora para no reponerse más, sin importar las tantas tangentes de acción que el amigo Emmerich pensó para que su film divirtiera y alcanzara las dos horas de duración sin problemas.

Para entonces, uno hasta puede llegar a desear que el agua y la nieve salgan de la pantalla cual Rosa púrpura del Cairo para terminar con la agonía de cada pobre miembro de la platea.

El día después de mañana: Buscando a Sam 2Título: El día después de mañana
Título Original: The Day After Tomorrow
Dirección: Roland Emmerich
Intérpretes: Dennis Quaid, Jake Gyllenhaal, Ian Holm, Emmy Rossum, Sela Ward
Género: Acción, Aventuras, Catástrofe, Drama
Calificación: Apta para mayores de 13 años
Duración: 124 minutos
Origen: Estados Unidos
Distribuidora: Fox
Año de realización: 2004
Fecha de estreno: 27/05/2004

Puntaje 3 (tres)

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