Por Juan Blanco
En Hollywood no suelen haber dos sin tres. Esta es una regla que a estas alturas no puede, ni debe (para la industria), pasarse por alto. Y para todo Bladeano de alma la idea de que las aventuras de Erik “Daywalker” Blade consolidaran una trinidad no podía ser más acertada. Una muy buena forma de terminar el año, ¿no? Pero no fue así; Blade: Trinity es un fracaso.
En las sagas, los capítulos independientes que las componen suelen gozar de la obligada constante de competir y prestarse a comparaciones entre sí, sobre todo cuando cada uno de los episodios está a cargo de un director -o responsable en general- distinto. Blade: Trinity (ahora con nuevo realizador) quizás no hubiese sido tan decepcionante si Guillermo Del Toro no hubiera llevado al anti-héroe mitad hombre/mitad vampiro a la cumbre más alta en Blade II. Pero lo hizo; su película fue una maravilla para los sentidos y para todos los Bladeanos, y por esto mismo la tercera entrega de Blade se resiente, y no poco, bajando el nivel de la franquicia vampírica.
Como de guión en estos proyectos es muy difícil –e inútil- hablar, no cabe detenerse en lo endeble del argumento que trae a Wesley Snipes vestido de Blade nuevamente para otro combate (y esta vez con el mismísimo Drácula…). Para el caso, aquella frenética y soberbia segunda parte tampoco traía grandes ideas a cuestas desde lo temático. Pero lo que sí
cabía esperar en este producto, y sobre todo después del embale con el que nos dejó Del Toro, era una fuerza narrativa y una convicción estética digna de esa tercera parte que debería, por ley, hacer saltar la banca (o al menos al espectador de su butaca). Y Blade: Trinity, ahora dirigida por el historietista y guionista de la saga completa David S. Goyer, no tiene nada que aportar a esta última causa, excepto las torpezas de puesta en escena y la falta total de virtuosismo con la cámara de su director.
En general, la línea de acción es ágil y los momentos físicos denotan su buena producción, pero ninguna de las dos cosas se disfruta. A comparación de las dos primeras partes, donde había una precisa integración entre los elementos plásticos y lo anecdótico, ahora sólo se encuentran pequeños momentos aislados donde la –mala- técnica busca desesperadamente el protagonismo. Por su parte, mientras antes Snipes hacía y deshacía a los golpes en cuadro para que todos pudieran apreciar sus acrobacias, ahora casi no se lo reconoce entre tanto corte y manipulación de laboratorio. Las coreografías ampulosamente toscas y sobre-montadas, la música a todo volumen porque sí y las excesivas humoradas con delirios de sátira suspicaz sobre el género hacen de Blade III un producto ostensiblemente forzado a buscar la cantidad por sobre la calidad. Y si bien los excesos pueden en ocasiones llevar a algunas ideas a alcanzar su máxima expresión (algo que intentó y con grandes resultados Guillermo Del Toro), Goyer carece del pulso como director (y a esta altura diría que como escritor también) para concretar el difícil propósito. Lástima que nadie lo notó a tiempo…
Si en algo Blade: Trinity puede llegar a satisfacer a su público es permitiéndole volver a encontrarse con las caras y los gestos conocidos de sus héroes, que serían El Diurno y Whistler (el viejo guerrero compañero y mentor de Blade). Pero aún así nace una derivada contradicción: causa tanta alegría volver a verlos como tristeza el reconocerlos en esas malas manos. Una gran pena, sobre todo si es verdad que esta era la última cruzada para el más cool de los cazadores de vampiros.
Título: Blade: Trinity.
Título Original: Idem.
Dirección: David S. Goyer.
Intérpretes: Wesley Snipes, Ryan Reynolds, Jessica Biel, Dominic Purcell, Parker Posey, Natasha Lyonne, James Remar, Eric Bogosian, Kris Kristofferson, Brian Steele.
Género: Basado en cómic, Acción, Ciencia-ficción, Terror.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 113 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 23/12/2004.
Puntaje: 4 (cuatro)
